El alpinismo es uno de los deportes extremos más complicados y exigentes que puede existir, requiere de mucho control físico, mental y mucha dedicación.
Viridiana Álvarez es proveniente de la ciudad de Aguascalientes, México: “Nací en una ciudad donde no hay altas montañas ni tampoco había alguien en mi familia que me enseñara al respecto. Fue cuando un amigo me llevó al Pico de Orizaba que empezó un camino de autodescubrimiento a prueba y error. La experiencia de alta montaña la adquirí con la práctica”, mencionó.
Es la primera latinoamericana en subir el K2, la segunda montaña más alta del mundo y también una de las más peligrosas: “Mi camino es totalmente inusual, mi primera montaña la subí a los 30 años y me enamoré del montañismo, tanto que el primer día decidí ir al Everest”, dijo.
En 2018 se convirtió en la primera mujer del continente americano en escalar las catorce montañas más altas del mundo en la cordillera del Himalaya en Nepal, la cordillera de Karakoram en Pakistán y en el Tibet, China. Al igual que cuatro de las siete cimas más altas de cada continente en África, Asia y Latinoamérica.
La motivación principal de la deportista comenzó con una ilusión: “Mi sueño inició con escalar Everest, y es en el Himalaya donde mi mente abre una pequeña ventana para conocer las montañas más altas. Poco a poco, ese sueño fue tomando forma a lo largo de los ocho años que me tomó escalar todos esos picos”, expresó.
La alpinista nos cuenta que, para ella, la preparación antes de emprender un viaje es esencial: “La parte mental es la más importante. El acondicionamiento físico se logra a través del ejercicio cardiovascular y entrenamiento funcional. Pero la mente, es un músculo del que, al no poder verlo o medirlo, se debe tener un autoconocimiento total. El entrenamiento de la mente y la inteligencia emocional se vuelven importantísimos al estar expuesta a situaciones de adversidad y mucho riesgo, en las que para tomar decisiones tienes segundos”, comentó.
En la edición del libro Guiness World Records 2022, le otorgaron el premio por el ascenso más rápido de las tres montañas más altas del mundo utilizando oxígeno suplementario. Viridiana fue elegida para ser parte del Salón de la Fama, lo que la convirtió en la primera mexicana en pertenecer a tan selecto grupo de personas del libro.
Sin duda, la deportista ha atravesado grandes desafíos y dificultades en esta actividad: “Son muchos los retos que se viven en estos lugares tan inhóspitos, desde lidiar con el riesgo de morir en cualquier momento hasta conseguir el financiamiento para estas expediciones al otro lado del mundo que pueden llegar a durar meses”, externó.
El alpinismo ha provocado en ella una montaña rusa de emociones: “Es difícil elegir estar en medio de avalanchas, ver gente morir, cuerpos en el camino, expediciones de más de un mes en las que puedes escalar sin parar por horas y horas. Esa sería la parte física que se combina con la mental; por el estrés, el cuerpo segrega cortisol que te hace sentir más cansado y agobiado. Lidiar con ello es un reto”, contó.
Vivir todas estas aventuras y experiencias han hecho que su filosofía de vida se transforme: “Me ha llevado a un nivel de introspección y apreciación que jamás imaginé tener. ´Las montañas son catedrales en las que practico mi religión´, como decía Anatoli Boukreev”, recordó.
Una de las grandes enseñanzas más grandes que le ha dejado este deporte ha sido considerar la montaña como una maestra, ya que esta es la que le ha mostrado lo verdaderamente importante en la vida, lo esencial, como una bocanada de aire en lugares donde hay muy poco, algo que ella aprecia demasiado: “Es un lugar donde la naturaleza rige y la moneda es la vida misma”, comunicó.
Cuando ella emprende un viaje, se concentra en vivir al máximo cada instante: “Cada paso, cada etapa. He aprendido a disfrutar cada momento. La cima son minutos en expediciones de meses, entendí que, si no disfrutaba cada paso, mi goce en la cima sería muy corto”, manifestó.
Actualmente, dedica su vida al alpinismo y dirige su propia empresa de consultoría; es cofundadora de una organización sin fines de lucro a favor de la educación de las mujeres y niños llamada Liderazgo de Altura.
“Por más de 10 años estuve trabajando atrás de un escritorio, con horario de oficina y una vida normal, pensando que ese sería mi camino el resto de mi vida. Fue hasta que conocí las montañas que topé con pared al no poder ir a las expediciones por tener que ausentarme meses, tenía que trabajar para juntar dinero y después renunciar para irme a las montañas. Así que decidí abrir mi propia empresa de consultoría en la que pudiera tener flexibilidad de tiempo. Emprender un negocio es una montaña en sí, vaya reto también”, confesó.
Finalmente, contó que se encuentra escribiendo un libro y que está por iniciar grabaciones para un documental: “Ahora las montañas de mi vida no serán frías ni con glaciares, estaré enfocada en otras áreas que tuve que pausar como la profesional, personal y familiar”, aseguró.
También, aconsejó a aquellas personas que desean iniciar en el alpinismo que no lo duden: “No esperen más, salgan a dar esos primeros pasos. En muchas ocasiones, he escuchado que las personas no se sienten cien por ciento listos y de eso se trata, de conocer nuestras capacidades y ver hasta dónde llegamos, el objetivo siempre será disfrutar el camino, no la cima”, recomendó.
La apasionada por este deporte merece nuestro reconocimiento; una mujer que ha logrado conquistar montañas y que es un gran ejemplo de poder femenino y de fortaleza.