Si bien apreciaba de lejos la belleza de los equinos, fue aproximadamente a los cinco años de edad cuando tuvo un acercamiento más que significativo para ella y toda su familia: “Me salí de mi casa para jugar en el campito y había un caballo pastando, se me hizo muy fácil soltarlo y llevármelo a mi casa porque yo no entendía que tenían dueño y pensaba que estaban libres en el campo”, recordó Tony, quien además añadió que la sorpresa de sus padres al ver a un caballo dentro de su hogar fue mucha.
Como era de esperarse Tony y sus padres regresaron el caballo a su dueño, quien además impartía clases de equitación, sin embargo, la pequeña amante de los animales tuvo que esperar un poco más de tiempo para comenzar a formarse en dicha disciplina, no obstante, aquel momento fue una señal de lo que la vida y el destino le tenían deparado.
Y es que una vez que comenzó a cabalgar descubrió una manera completamente distinta de conectarse con los equinos: “Tus movimientos, incluso el latido de tu corazón, puedes sentirlo fusionado con el caballo y eso te da un sentimiento de euforia y de libertad aunque, incluso sientes un poco de miedo que, en mí sentir, se transforma en curiosidad por el hecho de conectar con un ser imponente, fuerte y lleno de vida", así es como expresa Tony un poco de su sentir al cabalgar, pues añade que esta disciplina también la hizo consiente de la enormidad del planeta y de su lugar en el mismo.
El destino la llevó a colaborar con Cabalgatas Puebla en Calpan, con quienes asegura que encontró su hogar y segunda familia, pues desde el primer acercamiento por Instagram descubrió que era el sitio ideal para reflejar su amor por los animales: “El proyecto se robó mi corazón y no lo pensé dos veces. Para mí fue el destino porque, meses antes, perdí a mi mamá y sentí que ella los puso en mi camino para sanar y tener siempre presente a mi niña interior y al lugar tan bonito de donde vengo”.
Tony supo que sus habilidades eran bien recibidas para ayudar a hacer crecer el sueño que iniciaron Don Mundo y Doña Patty, quienes crearon un santuario de animales, donde con cabalgatas y clases de equitación, reúnen fondos para darles una vida digna y con los cuidados pertinentes: “Mi rol es la difusión del proyecto para que la gente nos agende y nos visite, creación de contenido para las redes sociales y, de vez en cuando, me sumo junto a Eliud, nuestro guía e instructor experto, para brindar apoyo en las clases y cabalgatas”.
El proyecto es sin fines de lucro, el costo total de las cabalgatas y servicios es para la manutención de los animales del rancho. Las cabalgatas incluyen una clase y recorrido apto de acuerdo a las habilidades de cada persona. Los visitantes aprenden a respetar, cuidar y apreciar a los caballos, además de que, aprenden todo lo necesario para comenzar a formar vínculos con estos animales mientras aprenden de la mano de profesionales la disciplina de la equitación.
Finalmente, Tony nos cuenta cuál ha sido la conexión más fuerte que ha tenido con uno de estos ejemplares: “Fue con Aladdín, un caballo hermoso, fuerte, con momentos pícaros pero siempre muy tranquilo. Él enfermó de cáncer y me marcó mucho porque reviví el tema de mi mamá, pues fue la misma enfermedad y todo el proceso me hizo consciente de que, no estaba viviendo mi duelo y que aún tenía una batalla interna de la cual, no podía seguir escapando si quería avanzar y honrar a mi mamá. Ella me trajo hasta este proyecto y ahora Aladdín ya puede contarle que me encuentro en el lugar en el que debo estar y que encontré mi centro de nuevo”, finalizó.