Renée Carvajal siempre ha disfrutado de la lectura. A través de talleres, conferencias y clubes ha creado Escape de Letras, una comunidad que permite extender la experiencia y la pasión que brindan los libros.
¿Cómo surge tu pasión por los libros?
Mi mamá es una gran lectora, no de una manera voraz, pero siempre tenía un libro sobre su buró o llevaba uno cuando salíamos de vacaciones. Les daba mucha importancia y valor e incluso se ilusionaba cuando íbamos a una librería. Por esta razón crecí en un ambiente en donde siempre había libros y se disfrutaba la lectura. Me resulta natural tener algo que leer.
Suelo hacerlo por las noches, por eso cuando me convertí en mamá dejé de hacerlo, tal vez por cinco años. Lo único que quería hacer al terminar el día era descansar. Retomé la lectura conforme mis hijos iban creciendo y, posteriormente, ingresaron al kínder. Eso me dio un poco más de tiempo libre, volví a apasionarme y comenzó a gustarme mucho más que cuando era joven; a partir de entonces he disfrutado de la lectura como nunca antes lo había hecho.
¿De qué manera buscas contagiar a los demás tu pasión?
En mi opinión, lo que muchas veces pasa es que en nuestra infancia o juventud tenemos una mala experiencia con los libros. Esto debido a que en la escuela leímos cosas que no eran adecuadas ni de nuestro interés para poder desarrollar el gusto por la lectura. Entonces el pensamiento que nos queda conforme crecemos es, “Leer es horrible, aburrido, difícil”. Se me ocurrió que, al iniciar un club de lectura, sería posible cambiar la perspectiva de este punto de vista tan equivocado.
El propósito de un club es extender la experiencia que nos brindan los libros, compartir opiniones. Cuando lees de manera individual esto último puede ser difícil, pero en comunidad todos están enfocados en lo mismo, expresan lo que disfrutaron, lo que les desagradó y finalmente se enriquece más la lectura.
¿Cuántas horas al día le dedicas a la lectura?
Honestamente, no soy una persona que se apega a una rutina o estructura durante el día, por lo que el fijarme una hora para leer no es lo mío. Normalmente lo hago por las noches, antes de dormir. No importa el número de páginas o capítulos que sean. Durante el día le voy pellizcando a mis ratos libres; hay mañanas que tengo muy ocupadas, entonces no lo llego a abrir, pero hay otras, en vacaciones, en que puedo hacerlo por horas. Por eso me considero inconstante.
Lo que sí es que siempre llevo uno conmigo, no importa a donde vaya. Esto porque, conforme avanza el día, se me van abriendo espacios o cuento con minutos de sobra. Ese tiempo, aunque sea breve, cuenta muchísimo para leer.
¿Tienes una rutina especial?
No diría que es una rutina, más bien son mañas o estrategias que me facilitan el disfrutar de la lectura. Aunque hay gente que se infarta, yo siempre escribo en mis libros; pero siempre digo que para eso son. Por eso también llevo lápices y notas adheribles, las pego en las primeras páginas para siempre tenerlas a la mano. Suelo apuntar el nombre de los personajes, porque soy muy olvidadiza respecto a quién es quién en la trama, digamos que me hago una pequeña guía que sirve de referencia.
En la parte de atrás siempre anoto cosas que me llamaron la atención, o dudas –las cuales tienden a surgir cuando leo novelas históricas–. Al terminar, estas anotaciones me resultan útiles para definir lo que leeremos el siguiente mes en el club, lo que puedo reseñar en una entrevista o para muchas cosas más.
¿Cómo eliges tus lecturas?
No llevo un orden, todo depende de lo que se me antoje y de mi estado de ánimo. Afortunadamente tengo muchos libros pendientes por leer, los cuales están en una repisa específica de mi librero. Cada vez que termino uno, voy a la repisa y, como si fuera una librería, los hojeo, reviso y aprecio. El que más me llama la atención es el que termino eligiendo. A veces puede ser un thriller, otras una novela histórica o, en ocasiones, algo más profundo y psicológico. Me gusta variar mis lecturas, porque de esa forma no me canso de leer.
¿Cuál es tu género favorito?
Soy fanática de la novela histórica. Me gusta mucho conocer el pasado, pero siento que en la escuela no lo aprendí de la forma correcta. Por eso la disfruto, ya que a través de ella puedo aprender y se me queda grabado. Además de que te atrapa, te permite conocer la manera en que vivían en otras épocas y diferentes momentos.
¿Crees que hay mitos o prejuicios respecto a la literatura? ¿De qué manera buscas derribarlos?
El más grande es “Quiero leer, pero no me da tiempo”. Es una frase que muchos decimos y también creemos. Eso me lo dije a mí misma durante el tiempo que dejé de leer. No es un mito, más bien es la creencia de que la lectura requiere de mucho tiempo. Sí, llevamos una vida muy ajetreada con distracciones y compromisos, y si tenemos esa mentalidad pues efectivamente, no lo llegaremos a hacer. En México, una persona promedio lee un libro al mes, y para eso se necesitan aproximadamente 15 o 20 minutos al día. Creo que pasamos más tiempo en nuestro celular del que debemos; si destinas la mitad del tiempo que le das a las redes sociales a la lectura, puedo asegurar que en un mes acabas un libro. Este es el primer paso para leer más, ser más rápido y pasar de ser un lector promedio a uno avanzado.
¿Qué le recomiendas a las personas cuyo propósito en el 2023 es leer más?
La primera es definir una meta realista, aunque sea corta. Puede ser leer de manera diaria durante 15 minutos. La segunda es unirse a una comunidad de lectores, no importa si es de manera virtual o presencial, de cinco o de 500 personas. Esto les ayudará a fijarse metas y a encontrarse con buenas lecturas, que es lo último que recomiendo. El tener un libro que nos interese, nos atrape y nos llame la atención es fundamental para que se disfrute.