Se dice que, quien lee vive mil vidas antes de morir. En el caso de los escritores sucede algo similar ya que, además de crear un mundo que se asemeje a la realidad, estos no pueden ser indiferentes a las emociones, conflictos y evoluciones por los que atraviesan sus personajes.
Pedro Ángel Palou García sobresale en el mundo de las letras contemporáneas mexicanas por sus múltiples vidas profesionales –vendedor de ropa, árbitro de futbol, chef, funcionario público, administrador de educación superior y conductor de televisión– y por dar voz a la historia de México a través de figuras emblemáticas (y a veces malentendidas).
Hijo del reconocido historiador poblano Pedro Ángel Palou Pérez, Palou García comenta que fue la visión de su padre con respecto a la historia nacional lo que influyó mucho en su persona y posteriormente en su obra. El autor declara que esta no solo es parte de su inspiración narrativa sino de sus preocupaciones ya que, durante más de 70 años en México existió una historia oficial que narró un país distinto al que realmente era.
“Tanto en mis trabajos como novelista como en mis trabajos como ensayista he intentado responder las preguntas que han surgido a lo largo de la historia. No me enfoco en la nostalgia del pasado, sino en las tareas pendientes que éste nos ha dejado y por qué el presente puede modificarse. Yo soy un escritor que cree que la novela histórica habla del ahora y no del ayer”, añade.
Así mismo, Palou García también menciona que Puebla ha sido una de sus influencias, ya que la mayoría de sus experiencias con el cosmopolitismo liberal surgen en dicha ciudad. Al contrario de lo que se piensa, para él la Angelópolis no es una ciudad de mente cerrada o que le da la espalda a la liberalidad, ya que en ella han tenido su origen todos los sucesos que marcaron la evolución política, social y económica del país, desde la Independencia, la Reforma, hasta la Revolución.
“En los últimos años he estado un poco alejado de la escena y la oferta cultural de Puebla”, confiesa, “trabajé intentando repatriar músicos, haciendo talleres literarios, trabajando en las artes plásticas con Gerardo Ramos Brito. No solo hicimos una sinfónica, museos, galerías, festivales internacionales, creamos una sensación de qué, a pesar de la cercanía con la Ciudad de México, la capital poblana podía desarrollarse independientemente. Y llegó a creérsela, como se la creyó en otros momentos de su historia”.
Palou García sostiene que las siguientes generaciones de poblanos serán las encargadas de la evolución cultural de la ciudad, y que a su vez ellos tienen como responsabilidad el generar un público que sepa apreciar el arte y demanden una calidad, en la cual, no todo guitarrista sea músico, ni todo el que escriba una línea sea escritor.
Respecto a sus novelas con personajes históricos, el autor comparte su proceso de investigación, el cual dura aproximadamente uno o dos años. Durante ese tiempo se da a la tarea de conocer alguna cronología de los momentos más importantes de aquella figura, pero también cree necesario leer las biografías negativas (escritas por sus enemigos) para después ir a las que los favorecen.
Su novela más reciente es México y, fue todo un reto, ya que cubre un periodo de 500 años de historia en la capital del país. “Realicé una gran investigación, también árboles genealógicos, notas para cada capítulo”, agrega, “pero creo que la literatura requiere de mucha libertad. Entonces, posteriormente a ese proceso, tiendo a dejar mis apuntes y empiezo a trabajar de manera libre, aunque tomo algunas referencias de las anotaciones para cada capítulo”.
“No me enfoco en la nostalgia del pasado, sino en las tareas pendientes que la historia nos ha dejado y por qué el presente puede modificarse. Yo soy un escritor que cree que la novela histórica habla del ahora y no del ayer”.
Ante el famoso bloqueo literario, la temida hoja en blanco, el escritor compara aquella sensación con una enfermedad. “Me he detenido, me ha dolido el cuerpo, he tenido que cambiar de oficina o de estudio en mi casa para poder escribir; varias veces he tenido que consultar a Eric Maisel, un especialista maravilloso en psicoanálisis de la creación, pero también he inventado y creado mis propias rutinas”, admite. En su juventud trabajaba de noche, pero hoy en día lo hace muy temprano, antes de que salga el sol, para terminar alrededor de las 4 o 5 de la tarde.
La música y la gastronomía también juegan un papel importante entre las pasiones del escritor, quien se formó como chef de un restaurante. “Soy un músico frustrado, pero en cambio soy un cocinero bastante apto. Cuando siento que mis avenidas creativas están por cerrarse, exploro nuevas recetas en la cocina. Esa es la manera en que pongo mi creatividad al servicio de algo que va a tener un resultado concreto, rápido, a diferencia de una novela con la que pue-den pasar muchos años para que esto suceda”.
Finalmente, al preguntarle algún consejo que podría dar a quienes busquen seguir sus pasos profesionales, Palou García responde que “es difícil aconsejar, especialmente a alguien que quiera tener mi mismo camino literario. Sin embargo, creo que lo mejor que puedo decirles es que escriban pero leyendo; leer mucho es esencial, ya sean clásicos o de todo tipo de géneros, pero que lean vorazmente. No escriban hasta que no hayan leído mucho, y háganlo siempre pensando en el lector o la lectora. Es mentira que los escritores escriben para sí mismos o para la posteridad. Y por otro lado, cómprense tiempo. La literatura requiere de mucho tiempo y de varios trabajos para vivir y tener la libertad de escribir. Los escritores nos comportamos como vampiros, de día desempeñamos trabajos aledaños a las letras como el periodismo, las clases o incluso otros absolutamente ajenos; tengo un amigo que es recepcionista en un hotel en París pero un gran poeta mexicano”.