Cristina Brittingham estrenó la exposición colectiva Laberintos del Sentir en la Galería Puerta Rosa, y nos comparte su experiencia en el mundo de la cerámica.
Platícanos, ¿cómo fueron tus comienzos en el mundo del arte?
Desde muy pequeña mi padre tenía una fábrica de azulejo y siempre invitaba a artistas a trabajar con él, había un taller de puros artistas y yo siempre me dirigía al taller, desde muy chica supe de cerámica. También, desde que inició el Museo de Arte Contemporáneo estuve participando porque formé parte del Consejo de Directores y del Comité de Selección de MARCO, también estuve en el Consejo del Tecnológico de Monterrey y en el Consejo del Museo del Vidrio, entonces siempre he estado trabajando rodeada del arte.
¿En qué momento decidiste comenzar a hacer arte?
Cuando estábamos en Cerámica Regiomontana, invitamos a una artista llamada Gerda Gruber y ella fue la que formó varias generaciones de ceramistas, gracias a esto, en la actualidad hay más de 100 ceramistas en Monterrey, siendo que la cerámica no es la tradición de Nuevo León, entonces desde los años 90 empezamos a hacer grupos para que artistas aprendieran la técnica y de esa gente que Gerda Gruber enseñó a trabajar con el barro, se ha dado este movimiento que en estos últimos años ha logrado que la cerámica tenga una connotación en el arte contemporáneo, que es algo que los ceramistas deseamos que siga siendo así.
¿Cómo describirías tu proceso creativo?
Yo soy muy espontánea, pero siempre hago una investigación sobre el tema que quiero plasmar y exponer, así que cada exposición que hago es un tema diferente, siempre me inspiro en un tema, hago una investigación y luego lo trabajo.
¿A qué tipo de retos te has enfrentado al trabajar con este material?
La cerámica es un trabajo que no es de momento. Uno empieza con la idea, comienza a hacer la forma; también hay muchas maneras de trabajar la cerámica, entonces eliges la que prefieras y luego tienes que esperar a que se seque, después del secado la quemas y la esmaltas. Son procesos como de un mes cada pieza, es algo complicado y no puedes contar ni una pieza hasta el último momento porque se te puede craquelar, se te puede romper, el esmalte no gustarte, es una técnica que requiere de mucho trabajo, mucha paciencia y mucha experiencia.
A la hora de ver el resultado de tus obras, ¿es igual a como lo imaginaste en un principio?
Yo tengo la experiencia de que cuando empiezo con un tema, hasta que lo agoto lo dejo de trabajar, así que desde el principio hasta el final la pieza va cambiando, se va transformando. Yo casi siempre empiezo como muy realista y acabo totalmente abstracto.
¿Qué es lo que quieres transmitirles a las personas con la exposición Laberintos del Sentir?
En esta exposición presentó también el trabajo de mis alumnas, Chachi Garza y Úrsula Piñeyro, entonces cada una transmite, en su lenguaje y narrativa propia, la idea de esta exposición, que fue de darle un poquito más de importancia a los sentidos porque en la era de tecnología los sentidos están olvidados y creo que nos pueden servir para humanizarnos un poco más.
Sabemos que estás presentando 15 de tus obras de cerámica, ¿cuál es tu favorita?
Todas me fascinan. Hice una instalación de los cinco sentidos: la vista, el olfato, el oído, el gusto y el tacto. Le puse como título ¿Y el sexto sentido?, con interrogación porque cada quien utiliza un sexto sentido que para mí es la intuición.
¿Qué significa el arte en tu vida?
Yo siento que el arte es una forma de expresarse muy importante para el ser humano. Hay personas que se expresa de otras formas, como con la música o el baile. Yo soy una persona muy sensible, muy visual y para mí es bien importante estar creativa y trasmitir lo que siento a través de mis trabajos.