“El talento no solo se da, también se puede conseguir; y en caso de tenerlo desde pequeño, es muy importante cultivarlo”, nos comparte Bárbara, quien comenzó a actuar desde muy joven en las producciones teatrales de su escuela. “Siempre he sido perfeccionista, por eso mis maestros comenzaron a incluirme en elencos más profesionales”, agrega, “fue ahí donde me dí cuenta de mi amor por la actuación, pero también de lo competitivo que es este ámbito”.
La joven admite que, en su experiencia, los nervios siempre están presentes al estar frente a las cámaras. “Es una especie de adrenalina indescriptible”, sostiene, “pero que sabes que no debes perder porque en ella encuentras tu motivación. Dos, tres minutos después comienzas a disfrutar aquella emoción. En la actuación te olvidas del mundo porque tomas prestada la vida de alguien más, y en la conducción te vuelves consciente de tu presente. Suena contradictorio, pero es una dualidad fascinante”.
“La constancia todo lo alcanza”.
Bárbara confiesa que sus técnicas de actuación involucran la música y el cine pero, sobre todo, las experiencias por las que ha atravesado o que ha observado en alguien más. “Un buen actor es alguien que ha vivido mucho, no necesariamente en carne propia”, añade.
Además de esto, la actriz y conductora resaltó la importancia de concluir cierta educación básica para los futuros actores y actrices poblanos. “Nunca dejen de estudiar, de leer, ni mucho menos de perseguir sus sueños. El aprender inglés en la preparatoria me permitió presentarme a proyectos y audiciones internacionales”, confiesa.
Finalmente, Bárbara recuerda a su yo de hace once años, a la que le gustaría dar el siguiente consejo: “Relájate más; no busques un falso perfeccionismo. Simplemente sé feliz”.