Con el ritmo de la música a todo volumen, dándolo todo sobre la bicicleta, Beto transmite sus emociones y motiva a través de sus rutinas de ejercicio.
¿Cómo defines el bienestar?
Sentirte bien contigo mismo, tanto física como mentalmente; que no te falte nada y que todo lo que hagas sea por gusto y no por obligación.
Sin duda alguna, la pandemia nos ha demostrado que si queremos sobrevivir al siglo XXI es necesario equilibrar todos los campos que componen nuestra vida diaria. Beto es un ejemplo de ello ya que, además de dedicarse a la arquitectura y al diseño lumínico, es instructor de indoor cycling. Esta actividad le permite transmitir todas sus emociones, al mismo tiempo que lo convierte en la estrella que quiso ser cuando era niño.
Conoció este ejercicio cuando más salía de fiesta, por eso se sintió atraído a la atmósfera del estudio. Para Beto, el estar sobre la bicicleta, pedaleando al ritmo de la música, era como ir al antro. Así comenzó a conectar con sus emociones y a relacionar las canciones que escuchaba con lo que vivía durante el entrenamiento.
“Honestamente, la primera clase a la que asistí no fue mi mejor experiencia, pero decidí darle una segunda oportunidad. Ahí me di cuenta de que ser entrenador era como ser un actor: estás sobre una tarima, rodeado de luces y música. Yo siempre me sentí interesado por la actuación. Me impresionó cómo los instructores transmitían lo que sentían por medio de la música y del ejercicio, como si estuvieran sobre el escenario o frente a una cámara. Fue así como el indoor me atrapó por completo”.
Beto menciona los elementos esenciales en una rutina, pero está seguro de que, además de un buen entrenador, la música es lo más importante. “Ésta no solo marca el ritmo, la velocidad y la intensidad de la clase, también debe inspirar y motivar. Es por eso que cada coach tiene su manera de entrenar, y ninguna playlist o rutina se va a parecer a otra”.
¿Cómo preparas tus clases?
Me encanta escuchar música en el coche. Tomo la ruta más larga para seleccionar las canciones que me gustan y, que creo, quedarían perfectas en una rutina. Lo que busco es contar historias a través de ellas, que sea un recorrido musical que vaya de lo blanco a lo negro, pero con una trama diferente en cada ocasión.
El indoor cycling ha cambiado a Beto desde que lo practica. Confiesa que su carácter solía ser espantoso, pero desde hace tiempo ha desarrollado una perspectiva más empática con respecto al mundo: “Antes me guardaba las cosas hasta explotar. Dar clases me ha hecho entender porqué la gente piensa de distintas maneras. Ahora admito que soy más tolerante. Sé enseñar, pero también sé aprender”.
Abdomen, pierna y nalgas a morir son las zonas en las que se enfocan las rutinas de Beto. También se ayuda de mancuernas para trabajar los músculos de la parte superior. Mientras el cuerpo trabaja, él busca transmitir su ánimo para complementar los ejercicios, siempre tomando en cuenta las capacidades de su grupo.
¿Qué te mantiene motivado y cómo buscas motivar a los demás?
No es que busque cambiar la vida de las personas, pero sí creo que puedo ayudar a mejorar su día. Hay veces en las que me siento al 20 por ciento, pero el ver que alguien, aunque sea una persona, sale sonriendo de clase… Pfff, eso me sube al 100. Busco mantenerme activo todo el tiempo para evitar la ansiedad. Es por eso que también soy instructor de jumping, estoy en un grupo que entrena para correr maratones y hago ejercicio funcional tres veces a la semana.
Beto obtiene el equilibrio en su vida gracias a los tiempos específicos que le dedica a su familia, amigos y a él mismo. No importa que esté en casa, viendo películas o leyendo un libro con una deliciosa hamburguesa de pollo con maple a su lado; lo importante es consentirse luego de una semana llena de trabajo y entrenamientos.
¿Qué recomiendas para alguien que quiera practicar el indoor cycling?
Muchísimas ganas. Y es muy importante que no se den por vencidos a la primera. Habrá personas a las que les sea más fácil, otras a las que se les dificulte, pero para mejorar es necesario no perder de vista los objetivos y la constancia. Todo es poco a poco.