El Reino Unido se encuentra sumergido en un profundo luto luego de que la reina Isabel II falleciera el pasado jueves 8 de septiembre en el castillo de Balmoral.
Los familia real se ha mostrado visiblemente triste por la muerte de la monarca, particularmente su hija, la princesa real Ana de Inglaterra, quien acompañó al cortejo fúnebre hacia el Palacio de Holyroodhouse.
Todos los miembros de la realeza han extendido sus condolencias al igual que el pueblo británico. Los ciudadanos han mostrado su respeto ondeando la bandera de Inglaterra, enviando flores a las distintas residencias de la monarquía, aplaudiendo y al grito de "Dios salve a la reina".
Su muerte ha sido más que significativa, se terminan poco más de 70 años de reinado, siendo este el más largo en la historia del Reino Unido. Y pese a que las calles de Londres lucen tristes, con la imagen de Isabel II en panorámicos, negocios y hasta en el transporte público, hay un nombre que ha salido a relucir desde el primer día: Diana Spencer.
El nombre de la princesa Diana ha cobrado más relevancia estos últimos días, el recuerdo de Lady Di sigue muy presente en el mundo y los británicos se niegan a que alguien más ocupe el título de princesa de Gales (ahora deKate Middleton).
Diana falleció el 31 de agosto en París a causa de un trágico accidente y fue hasta el 6 de septiembre en que se llevó a cabo el funeral, también con honores como si aún fuera un miembro activo de la realeza.
En un inicio la familia real se negó a concederle un funeral de Estado, sin embargo las muestras de cariño y el dolor que externó el pueblo británico en el Palacio de Buckingham obligaron a la monarquía a ceder y a ofrecer un servicio funerario en la Abadía de Westminster, en Londres.
Una vez más Diana Spencer rompía el protocolo real, pues los funerales de Estado solo están reservados para los miembros de la realeza con rango de Majestad y gobernantes nacionales de especial relevancia como el cargo del primer ministro.
Y debido a que ya no era una princesa tras divorciarse del príncipe Carlos, pero ser madre del segundo y tercero en la línea de sucesión al trono, el Palacio de Buckingham le dio el último adiós diciendo que se trataba de "un entierro único para una persona única".
Fueron dos mil personas las que asistieron a la ceremonia, mientras que 1.1 billones de espectadores siguieron el servicio funerario que fue televisado, siendo esta una de las audiencias más altas del Reino Unido.
Se estima que más de 2 mil millones de personas al rededor del mundo siguieron la transmisión, volviendo esto en uno de los acontecimientos más vistos en la historia.
A pesar de que la muerte de Lady Di no registró un protocolo tan exhaustivo como el que implica el fallecimiento de la reina, para los británicos la ausencia de "la princesa del pueblo" fue muy dolorosa, quizá a la misma altura que la que se vive hoy en día por la monarca.