Sumergido en la leyenda de la mitología griega, la diosa Aura como protagonista y revelando lo que no puede ser visto, Miguel Soler-Roig comparte detalles sobre su nueva serie fotográfica, en la que se aprecian poemas escritos en un alfabeto único.
Miguel, observamos que tus obras exhiben un texto llamativo, pero sofisticado, ¿cómo llegaste a esa elección?
Durante la pandemia, me sumergí en la lectura de obras clásicas, como La Ilíada, de escritores griegos. Este viaje literario inspiró mi visita a Grecia, donde encontré textos en las ruinas, escritos en griego, que no entendía al no hablar el idioma. Esto me hizo recordar que, hace casi 30 años, un amigo artista me enseñó su alfabeto, similar al griego.
Así, decidí utilizarlo para escribir poemas propios, mientras fotografiaba en Grecia; en cada fotografía de esta colección encontrarás poemas de mi propia creación. Lo que las hace especiales es el uso de un alfabeto único, diferente al latín o griego. Algunas letras se asemejan al español, pero todo está cuidadosamente planeado. Estos poemas hacen alusión a una historia de la mitología entrelazada con las imágenes capturadas durante mi tiempo en Creta.
Es interesante conocer más sobre el contexto de la revelación, especialmente en el ámbito de la leyenda que incorporas en tus obras.
Parto de la idea de que los griegos crearon la leyenda a partir de sueños, ya que los seres mitológicos, mitad dioses y mitad humanos, obviamente no existen. Ellos, de alguna manera, los soñaban, y el sueño es como ver una imagen, pero en negativo, no con los ojos, sino en la mente. La óptica de los ojos humanos transforma esto de negativo a positivo, transmitiéndolo al cerebro como visión positiva; cuando no se utilizan los ojos, estás soñando. Esta combinación de positivo y negativo me lleva a realizar lo que se conoce como solarización de imagen en fotografía, donde sumo el positivo y negativo para crear un relieve, de ahí provienen los matices.
Centrándonos en tu viaje a Grecia, ¿cómo fue el proceso de selección de los escenarios para tus fotografías?
Como mencionamos anteriormente, mi viaje a Grecia tenía sentido para mí, debido a mi gran interés en las leyendas mitológicas. Una vez en Creta, organicé un equipo con modelos para explorar palacios y ruinas, recorriendo las islas en busca de los escenarios ideales para mis imágenes; estos lugares ya los había imaginado durante el año de confinamiento. Así, siguiendo las leyendas que intentaba reinterpretar, encontré espacios, tanto en interiores como en exteriores, para fotografiar. Todo esto se llevó a cabo a lo largo de dos semanas.
Dentro de tu trabajo, ¿cuál es tu proceso antes de adentrarte en un nuevo proyecto?
En todos mis trabajos, cada serie atraviesa por un proceso de análisis previo. No tomo fotos por tomar, no es mi enfoque. Cada imagen surge de un estudio detallado donde analizo lo que pretendo visualizar. En esta serie en particular, mi inspiración provino de la lectura de los clásicos griegos y la exploración del árbol genealógico de los dioses, abarcando toda la diversidad divina. Con Aura, la diosa del viento y el movimiento, busqué interpretar estos elementos. A lo largo de la serie, intenté plasmar la idea de los cuatro elementos fundamentales en la mitología: aire, fuego, agua y tierra. Así que notaran elementos de esto, incluso hay una imagen que representa puro fuego.
“En estas piezas podrán notar una caligrafía que evoca la escritura de la antigua Grecia o Fenicia. Esto es intencional, busco emular el estilo de un alfabeto”.
¿Cuánto tiempo te llevó producir toda esta serie?
Producirlas, en el estudio previo, me llevó casi un año. Después, en la postproducción, que incluyó la incorporación de mis poemas en las imágenes y la combinación de texto e imagen, estuve aproximadamente unos seis o siete meses. En total, podría decir que el proceso completo llevó alrededor de un año y medio a dos años.
Durante estas dos semanas de proyecto, ¿hubo alguna fotografía que se te complicó debido a diferentes estilos?
Diría que no es tanta dificultad como complejidad, ya que la dificultad siempre tiene solución. Ahora bien, la complejidad puede presentarse en términos técnicos o al adaptarse a ciertas medidas. En este caso, estoy intentando narrar leyendas o experiencias sobrehumanas de manera abstracta mediante escritura combinada con imágenes reales; aquí es donde se entrelazan esos factores. La obra más compleja que podrán ver es tridimensional y otra imagen interesante sería Al Final del Tiempo, donde una paloma volando aparece en la foto aunque no estaba presente al tomarla; fue un descubrimiento tener que revelarlo, casi como un milagro.
Finalmente, en lo personal, entendemos que elegir sólo una puede ser complicado, pero ¿hay alguna fotografía que te haya gustado tanto como para considerarla tu favorita?
No, no tengo una específica que me guste más; todas me gustan. Creo que la combinación incluso de dos puede llegar a ser más interesante que una suelta, por eso las presento de esta manera; para mí, todas son válidas. Lo interesante de estas obras es verlas colocadas y dispuestas foto con foto en una secuencia, porque no sólo la imagen única te comunica algo, sino que al verlas todas en conjunto llegas a entender una narrativa, que es precisamente lo que busco en esta serie.
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