Platicar con Lucero Mijares es una delicia, pero verla y también escucharla en el escenario lo es aún más.
La hija de Lucero y Mijares dio este año sus primeros pasos como actriz y cantante en The Wiz, una adaptación de la conocida obra de El Mago de Oz, donde interpreta a Dorothy. Aunque teníamos ya muchos meses buscando realizar con ella esta portada, los planes se atrasaron pues se accidentó bajando las escaleras de los camerinos, en pleno show. A pesar de que el dolor era terrible, se aguantó, dio la función y de ahí se fue al hospital.
“Me caí y al pararme me dolía ¡horrible, horrible, horrible! Llegó Óscar Acosta, el hombre de hojalata, y me dijo que si no podía dar la función, la cancelábamos. Le respondí: ‘No hay forma’. Me pusieron una venda en el tobillo y pude bailar normal, pero me dolía terriblemente y me quería morir. Sí estuvo duro. Pero, a pesar de todo, resultó bastante bien porque pudo haber sido algo mucho peor”, confiesa Lucero, quien tras salir del hospital dio las siguientes funciones en muletas y posteriormente con un carrito que sostenía su tobillo roto.
Lucero, de 18 años, se había mantenido completamente fuera de los reflectores y de los paparazzi, pues además estudió en Estados Unidos. Pero, aunque ante el ojo público ella se mantenía completamente escondida y poco o nada se le conocía, muy gradualmente comenzó a sentir un llamado artístico, del que nos platica en la entrevista. Así, en 2020 fue que decidió hacer su primera aparición cantando al lado de sus papás, Lucero y Mijares.
Para la actriz, quien está por finalizar la temporada de la obra, esta ha sido toda una experiencia que ha puesto a prueba no solo su talento como artista, sino su propia vulnerabilidad al enfrentarse a un público en vivo cantando sola. Pero si algo podemos decir de nuestra entrevista con ella y, sobre todo, tras verla en el escenario, es que ha heredado tanto el carisma como el talento de Lucero y Mijares y que, conforme se vaya adentrando en este mundo del entretenimiento, seguramente la veremos transformando ambos legados en su propia versión.
¿Cómo te sientes con tu debut?
Esto era mi sueño y la gente ha reaccionado de una manera impresionante, lo cual agradezco muchísimo. En las primeras funciones había muchas fans de mis papás y se sentía una energía brutal. Pero de ahí la energía no ha bajado, ni por parte de nosotros ni del público, y eso es importantísimo. Y es que, para mí, así haya mil o dos personas, siempre doy mi cien por ciento. Incluso estando en mi carrito, la energía es increíble, y creo que la gente se ha llevado el mensaje de que el show debe continuar a pesar de las circunstancias. Bueno, eso he tratado de transmitir.
¿De dónde viene esta pasión?
Cuando fui por primera vez a ver La jaula de las locas, algo hizo clic en mi cabeza y este mundo del teatro me empezó a llamar mucho la atención. Me llevaron al backstage, tras bambalinas, y me impresionó la magia que sucede allá atrás y también las esculturas y escenografías tan grandes que pueden caber en un lugar tan pequeño. Después fui con mi mamá a Nueva York y vimos muchísimas obras de teatro; yo creo que unas 15. La primera que vi fue Beetlejuice y en el primer aplauso empecé a llorar. Me pareció un poco extraño porque eso no es común en mí y justamente ahí también me di cuenta de que quería estar en el escenario haciendo lo que ellos estaban haciendo. No logro explicar lo que siento cada vez que veo una obra de teatro o estoy haciendo una... se me pone la piel chinita, es como magia... es mi pasión.
¿Cuál fue el reto más grande?
Te voy a decir una verdad. Me costó mucho trabajo hacerlo en vivo, no digo que sea pánico escénico, pero sí me da mucho nervio que hay veces que puedo llegar a las lágrimas... No me gusta nada porque en ocasiones no lo puedo controlar. Bueno, ahora creo que se nota que lo puedo controlar más cuando salgo a escena. Claro que siempre va a haber este nervio y mis papás me dicen que cuando se acaban los nervios, ya es momento de retirarse. Tener al público enfrente y ver sus reacciones ha sido impresionante y también su energía me contagia porque al siguiente día me siento agotada. Pero, lo repito, el show debe continuar.
¿En algún momento de la obra te sentiste vulnerable?
Cada vez que canto sola, porque es en vivo con la orquesta y siento la presión de que si los músicos están sonando tan bien, pues yo también. Las canciones no son nada fáciles, están en mi registro, pero en tonos bastante altos, lo cual le agradezco muchísimo a Óscar Acosta, que es mi maestro de canto. En los ensayos yo no estaba muy segura y tenía ciertas inseguridades de llegar a los tonos, pero tanto él como el director Ricardo Díaz me han ayudado y la práctica hace al maestro.
¿Qué consejo te dieron tus papás para tu debut teatral?
Que disfrute al máximo todo aunque esté teniendo un mal día, y que lo disfrute así sea que no me guste, que no es el caso, porque no sabemos si mañana seguiremos aquí. Que no hago caso a las a las críticas o a los comentarios negativos, porque no sirven de nada, y el tener mucha disciplina y profesionalismo. Creo que es de las mejores cosas que ellos tienen: una carrera gigante y larguísima donde el profesionalismo y la responsabilidad es lo que les ha ayudado tanto.
Fotos: @weshootmuch
Stylist: George Figueroa