Irene Azuela y Luis Gerardo Méndez: Un viaje al pasado de la CDMX con Belascoarán

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Un entonces Distrito Federal que, aunque nostálgico, no ha cambiado mucho es sobre lo que reflexionan los actores que protagonizan la serie.

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Los actores posaron para la portada de CHIC Style en su edición de noviembre.

Una historia un tanto nostálgica, un tanto cómica y un poco más triste. Es la historia de Belascoarán, el detective de los libros del escritor asturiano Paco Ignacio Taibo II que por primera vez vemos en una serie de Netflix con Luis Gerardo Méndez e Irene Azuela como principales.

Una producción en la que la Ciudad de México de los setenta parece ser la verdadera protagonista, con su corrupción y su caos, pero también con su lado amable y con sus elementos olvidados, como la Keli Cola, las máquinas de escribir, los programas vintage de televisión y hasta la manera de hablar.


Dentro de esa recreación de la capital de México de los setenta, el tema central es la violencia contra las mujeres. La historia se desencadena a partir de la popularidad de un feminicida al que nadie busca atrapar y que Belascoarán, personaje que hace Luis Gerardo, decide capturar haciendo uso de una sabiduría callejera que justamente nos permite hacer ese recorrido por el entonces llamado Distrito Federal.

Es un viaje al pasado de la capital mexicana en el que si Belascoarán nos acompañara de regreso al presente estaría decepcionado de que el crimen está aún peor. Pero que, como bien afirma él en la historia, “necesitamos legiones de ciudadanos que despierten para hacer un cambio”. La alternativa es que en 50 años veamos las series actuales que muestran la violencia en la ciudad con la misma indiferencia con la que vemos la de Belascoarán.

No es la primera vez que trabajan juntos...

Irene: No y la verdad es que es mucha diversión. Luis Gerardo y yo nos traíamos ganas desde hace varios años y ahora se nos dio. Es un actor que trae al set mucha buena onda y propone muchísimas cosas. Yo creo que está a dos pasos de dirigir pues se la pasa en el monitor y tiene una idea muy precisa de lo que tiene que suceder en escena y al mismo tiempo está dispuesto a escuchar.

Luis Gerardo, es tu segunda serie con Netflix en el papel de una persona que investiga feminicidios. ¿Cómo te has sentido interpretando estos roles?

Es muy agridulce. La corrupción y la injusticia son temas que se repiten, además de que cada vez son más graves y más urgentes de resolver. Lo que es muy emocionante es poder vivir qué se siente hacer algo al respecto, a partir de la ficción, porque cada uno desde su trinchera en ambas series trata de hacer algo para solucionarlo.

Justo se me hizo muy tierno Belascoarán, que abandona todo para salvar a estas mujeres...

Irene: Es un rasgo increíble del personaje y uno muy romántico también. Esta idea de dejar toda una vida que te ofrece una seguridad, o al menos una aparente, por alcanzar algo que tiene que ver mucho más con tus intereses de manera genuina. Creo que eso lo tendríamos que hacer todos en algún momento de nuestras vidas al menos.

Luis Gerardo: Este personaje es muy inspirador porque es un ingeniero que un día se despierta, empieza a cuestionarse y decide mandar todo a volar para convertirse en detective, sin saber muy bien con qué se va a topar y eso es lo interesante de la serie... ver cómo cada vez los enemigos y las fuerzas del mal van creciendo y cómo él se va enfrentando a cosas más grandes. Pero es inspirador ver que se puede hacer algo al respecto, desde el cómo te relacionas con la corrupción, con la injusticia, qué permites y qué no.

Hay una frase que dice Belascoarán: “Así era el Distrito Federal, no se podía confiar en la palabra de un policía corrupto”. ¿Así era... o es?

Luis Gerardo: Tristemente por eso es tan relevante la serie. Una historia que pasa a finales de los setenta sigue vigente hoy porque son los mismos enemigos: la corrupción, la injusticia y la inseguridad. Los mismos con distintas caras. Irene: Hay una nostalgia por lo que era el Distrito Federal en esa época y hay una actualidad muy brutal. Es increíble que tantos años hayan pasado y los números no sigan más que aumentando y aumentando y eso es terrible de ver. A la vez te das cuenta de que la ciudad ha crecido de muchas otras maneras, no solo somos más, sino que estamos viviendo en un lugar muy multicultural también. Yo soy amante de esta ciudad y la serie me parece también una carta de amor a la Ciudad de México. La serie es una comedia, con sus tintes de drama.

Esta serie es una comedia con humor negro... ¿En qué género se sienten más cómodos?

Luis Gerardo: Disfruto mucho la comedia porque soy un payaso nato desde niño y me encanta reírme en el set todo el día. Mi energía y mi cara cambiaban mucho cuando llegaba a mi casa después de estar filmando Club de Cuervos, que cuando regresaba de Narcos y me sentía devastado de estar en ese universo. Con Belascoarán era muy emocionante porque es una serie de acción y de misterio... cómo se vive la acción en la Ciudad de México, en el metro, en los microbuses... En el cine negro de pronto ves el humo salir de las calles de Nueva York y aquí vemos el vapor saliendo de las vaporeras de tamales y de las taquerías y es muy bonito jugar con esas referencias.

Irene: Me encanta el drama, es mi género favorito. La gente piensa que por ser drama estoy sufriendo y la paso mal y no, la paso bien. Pero me encanta que hayan distintos tonos que nos permiten comunicarnos de diferentes maneras, no necesariamente pensando en aquel gran conflicto que nos va a llevar a cambiar nuestras vidas. La manera en la que se enfrenta en la serie tiene que ver con cierto sentido del humor que, por supuesto, no carece de compromiso ni de interés y que es una de las características más entrañables que tenemos como mexicanos. Me gustó ser parte de unos personajes que se ven a los ojos desde el sentido del humor y hay muchísimo que la comedia tiene que dar en ese sentido. Me encanta que exista el humor, hay que defenderlo y hacerlo siempre.

Irene, había algo en el set con lo que te hubieras quedado?

¡Sí! Me encantan las máquinas de escribir antigüas, entonces siempre estoy pidiéndoselas a los directores de arte. Me parece que eso y las lámparas son como lo más preciado, así que no, nunca te las regalan (ríe).


Fotografía: Ricardo Ramos

Asistentes: Mauro Rey, Brandon Barker y Jair Franco

MUA y grooming: Gustavo Bortolotti

Hairstylist Irene Azuela: Itzel Pacheco

Stylist: Fernando Fernández




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  • Aracely Garza