Tras haber publicado recientemente su poemario Náufragos, Eugenia Pozas nos platica acerca de su proceso creativo y cómo ha hecho de este arte literario una forma de sublimar y sanar sus emociones.
Eugenia, queremos conocer tus inicios escribiendo, ¿recuerdas el momento en el que hiciste clic con la poesía como forma de arte?
Escribo desde los nueve años. Mis primeros escritos eran cuentos ilustrados que compartía con mis compañeros de primaria, distrayéndolos de la clase, y en sexto fui nombrada la “Cuentacuentos” oficial, en donde contaba un cuento original todos los viernes. Pero la poesía no la empecé a escribir hasta mis años en preparatoria, donde mis maestros de español me presentaron a diversos poetas latinoamericanos. Fue tan grande el impacto, que varios compañeros de clase teníamos reuniones fuera de la escuela para compartir poesía. En una ocasión, leímos poesía en mi casa y se fue la luz; tuvimos que encender velas para ver.
En la calidez de la lumbre, se escuchaban nuestras voces sutiles recitando poesía sobre nuestros dolores y nuestras esperanzas. Fue una noche mágica. Desde ese entonces, comencé a utilizar la poesía como un medio para expresar mis sentimientos, mis experiencias personales y mis reflexiones. En el 2019, me involucré activamente en el movimiento feminista, recitaba mis poemas en marchas y protestas, me uní a varios concursos y me invitaron a escribir para revistas. Mi poesía se fue de ser una práctica solitaria a algo que podía compartir con los demás.
¿Cómo describirías tu estilo a la hora de escribir?
Siempre he pensado que mis poemas son como pinturas. Tengo imágenes muy vivas en mi mente que traduzco en palabras. Las metáforas son los colores que pintan mi poesía. Cuando una imagen en particular aparece en mi mente, es como si por embrujo algún espíritu me toma, agarro la pluma y empiezo a escribir.
Normalmente, un poema completo sale de una sola imagen; lo voy construyendo ahí mismo a raíz de las primeras líneas. Es un formato muy libre, en donde se percibe que estoy hablando desde algo muy profundo en mi corazón. Después de acabar el poema, lo dejo reposar, como un postre recién horneado; lo dejo “enfriarse”, para verse con nuevos ojos. De ahí vuelve a correr el proceso, se edita el poema hasta que quede satisfactorio.
En cuanto al lanzamiento de tu libro Náufragos, ¿puedes platicarnos de qué trata?
Náufragos empezó como un poema que recité en TedXTecdeMty 2020. El poema, que se lleva el título del libro, aborda la idea de que todos somos náufragos perdidos en el mar de la vida, intentando buscar propósito a nuestras experiencias. El poema finaliza con la tesis de que el amor de familia, de pareja, entre amigos, a lugares o momentos, es lo que le brinda sentido y esperanza a nuestro camino. Este poema en particular se siente como un soliloquio, como si estuviera hablando con la audiencia, por sus orígenes. De ahí nació la temática del libro: hablar de la experiencia de crecer e ir descubriendo quiénes somos y forjando el sentido de nuestras propias vidas, navegando las aguas oscuras de la incertidumbre.
“Siempre he pensado que mis poemas son como pinturas; tengo imágenes muy vivas en mi mente que traduzco en palabras. Las metáforas son los colores que pintan mi poesía”.
Nos fascina conocer el proceso de un artista y el lugar donde crean, ¿cómo fue el ambiente en el que escribiste Náufragos?
Como muchas otras obras artísticas, esta obra es hija de la pandemia. Inmediatamente después de recitar mi poema, el mundo se encontró en un aislamiento colectivo. El futuro era incierto. Siendo alumna universitaria en ese entonces, no se conocía cuándo íbamos a volver a las aulas, cuándo íbamos a ver a nuestros seres queridos.
En esos días de aislamiento, comencé a escribir poesía todos los días para aliviar mis sentimientos fuertes. También revisité poemas que había escrito en mis tiempos de preparatoria. De esos días inciertos, construí un poemario que estaba listo para salir al mundo.
¿Cuál es tu sentimiento al ver en físico este proyecto?
Todavía no me la creo. Desde niña decía que uno de mis sueños era ser una autora publicada. Ahora, ese sueño es una realidad. Cuando tuve el primer libro en mis manos, sentí mucho entusiasmo, felicidad y esperanza. ¡Era increíble ver mis palabras impresas! También sentí gratitud por el equipo de mi editorial, 42 líneas, y por mis papás; sin ellos, este logro no sería posible. Es un sentimiento que quiero volver a sentir en mi vida, con futuros proyectos.
“Por eso los ojos de los demás no me dan miedo; en esos espejos desvisto a un corazón sin apenarme de su riqueza”.
Poema Alhajas (fragmento)
¿Qué significa para ti la poesía?
La poesía es la manera de pintar el mundo con palabras. Los alemanes decían que existían dos personas que podrían explicar el mundo: los matemáticos y los poetas. Yo me he ido más por la ruta de la poesía, sinceramente, ¡las matemáticas no se me dan! Pero hay mucha razón detrás de esa frase. Los poetas encontramos el hilo invisible del mundo y de los sentimientos que de otra manera no verías. A muchas personas les da miedo la poesía por “no entenderla”. En mi opinión, la poesía no se debe entender, se debe sentir.
Algo muy profundo de nosotros, primitivo e instintivo, resuena con las palabras poéticas, incluso antes de las conclusiones a las que llega nuestra mente lógica. Recientemente se ha demostrado que escribir es una forma de terapia y estoy de acuerdo. Sin embargo, aunque ya hay más empuje a escribir en prosa o en diarios, todavía no hay suficiente enfoque en escribir poesía.
La diferencia está en el uso de metáforas e imágenes que evocan sentimientos fuertes en nosotros. No es lo mismo decir “Estoy triste” a decir que “El cielo llora y relampaguea”. La poesía es un bálsamo para las quemaduras del día a día. Yo invitaría a todos a escribir poesía, o por lo menos a hacer el intento una vez en sus vidas.
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