Todos conocemos a Anna Wintour como la icónica editora en jefe de Vogue. Puede que la reconozcas por el corte bob, sus gafas negras y sus vestidos florales, o "El diablo viste a la moda". Lo que es seguro es que es un ícono de la moda desde hace muchísimos años, y aunque no estudió nada que tiene que ver con el tema, cuenta con el respeto de una industria entera.
Anna Wintour ha dirigido Vogue por años y ha estado inmersa en la industria de la moda por tanto tiempo, que nadie podría mencionar a la persona que estuvo antes que ella. Y, si bien es muy reconocida, su vida personal nunca ha sido de gran interés público. Pero, ¿qué estudió ella y cuál es su nivel de estudios?
El nivel de estudios de Anna Wintour
Al igual que muchos otros famosos, Anna Wintour es el gran ejemplo de que una carrera no es necesaria para llegar al éxito. De hecho, la editora conscientemente decidió no ir a la universidad a los 17 años para perseguir una carrera en el mundo de la moda. Y aunque hoy en día ha reflexionado si hizo lo correcto o no, es seguro decir que no se arrepiente de nada.
La ahora mundialmente famosa editora en jefe de Vogue estadounidense tomó esta fuerte decisión cuando tenía 17 años y parece que fue la correcta, pues la universidad no le habría sentado nada bien a esa edad. Estaba obsesionada con la moda cuando era adolescente: debía acompañar a un grupo de gente a una manifestación contra la guerra en Grosvenor Square de Londres y pasó la mayor parte del tiempo preguntándose qué se iba a poner.
Su propio padre, Charles Wintour, escribió en algún momento que rara vez había conocido a alguien con menos interés en la política que su hija. Sin embargo, admitió, después de que ella estuvo en Estados Unidos durante algunos años: "Estoy casi seguro de que ahora conoce la diferencia entre demócratas y republicanos".
Anna había dejado la elegante escuela de niñas del norte de Londres para trabajar en Harrods porque había artículos de moda en una gran tienda por departamentos. Pero también abandonó un curso de moda al que sus padres la habían convencido para que asistiera, pues, a esas alturas, ella sabía más que ellos.
Sé que se considera un sacrilegio decirlo (particularmente para los padres ansiosos que ahora escudriñan los cursos universitarios), pero la educación universitaria no es para todos y afortunadamente Anna tomó el riesgo de aventarse por su amor a la moda.
Los jóvenes impulsivos, ambiciosos, activos y con prisas, que tienen una idea obsesiva en la cabeza sobre lo que les fascina, a menudo son mejores si simplemente se sumergen en una vida laboral. Los jóvenes emprendedores rebosantes de ideas creativas pueden estar en su mejor momento en la adolescencia y al principio de los 20 años.
Bill Gates es otro ejemplo. El magnate de las computadoras, filántropo y multimillonario fue lo suficientemente inteligente como para ingresar a Harvard, pero abandonó la universidad para concentrarse en su obsesión por las computadoras: sorprendentemente, pero de manera perspicaz, sus padres lo apoyaron para que dejara la universidad de la Ivy League sin un título. Gates hizo lo correcto y poco tiempo después creó Microsoft.
Steve Jobs, la legendaria fuerza impulsora detrás de las computadoras Apple, también tuvo un período fracturado en sus días universitarios. Abandonó la disciplina principal en la que estaba inscrito y luego asistió a un curso de caligrafía como un pasatiempo, que, según afirmaría más tarde, lo llevó al concepto de Apple Mac.
Hoy, la educación de tercer nivel ha pasado de ser el privilegio de unos pocos a la norma para muchos. La educación universitaria se ha vuelto tan normal que otras formas de educación, como los aprendizajes y la capacitación, han perdido terreno, y las habilidades del artesano han perdido valor frente al estatus del académico.
¿Lo sabías?
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