Las neuronas son aquellas células que permiten la percepción de estímulos sensoriales, el aprendizaje, la memoria y el control de músculos y glándulas.
Nuestro cerebro alberga millones de ellas, calculando que en el momento del nacimiento poseemos alrededor de 80 millones.
Conforme crecemos esta cantidad va disminuyendo, llegando a perder el 30% de estas cuando llegamos a la edad de 80 años aunque, a lo largo del día también las vamos regenerando constantemente.
También es sabido que existen numerosas conductas que provocan el deterioro neuronal y, por lo tanto, el deterioro cognitivo, por ello resulta importante saber cuáles son estos hábitos para lograr evitarlos, un listado que proporciona el complejo hospitalario Médica Campestre en su blog oficial.
No desayunar
Al tener nuestras horas completas de sueño estamos realizando ayuno de entre 6 y 8 horas, por lo que al despertar nuestro cerebro requiere de energía para llevar a cabo todas sus funciones.
Brindar una cantidad adecuada de proteínas, vitaminas y nutrientes a través del desayuno evitará que se genere una falta de energía y una sobrecarga de trabajo y, por lo tanto, la muerte de neuronas.
Fumar
Causa la disminución del tamaño cerebral y además de promover la aparición del Alzheimer, un estudio de la Universidad de Northumbria revela que fumar origina la pérdida de memoria, lo cual se podría revertir al dejarlo.
Estresarte
El estrés mata neuronas, e incluso, evita que se formen nuevas en el hipocampo.
Según una investigación publicada en el Journal of Neuroscience, el estrés agudo sólo permite la supervivencia de nuevas neuronas tan solo por unos días.
Hipertensión
La presión sanguínea alta debilita las pequeñas arterias del cerebro, lo que puede desencadenar daño neuronal.
Según un estudio de la Universidad de Alabama, publicado en la revista Neurology, la pérdida de neuronas está asociada con los problemas de memoria, especialmente después de los 45 años, debido a la hipertensión.
No dormir bien
La falta de sueño por periodos prolongados acelera la pérdida de células del cerebro.
Además, dormir con la cabeza cubierta aumenta la concentración de dióxido de carbono y disminuye el oxígeno, causando efectos adversos a nuestro cerebro.
Comer mucho y muy grasoso
El exceso de comida genera una circulación lenta y poco oxigenada al cerebro. Además, un alto consumo de azúcar interrumpe la absorción de proteínas y nutrientes necesarios para la creación de nuevas neuronas.
Por otra parte, si nuestra dieta incluye demasiadas grasas saturadas y colesterol, el cerebro se inflama, la función nerviosa se altera y la memoria de trabajo o memoria inmediata se reduce, según un estudio publicado en la revista Journal of Alzheimer's Disease.
Si sientes que te identificas con varios de las conductas aquí enlistadas, es recomendable pensar en hacer pequeños cambios diarios que llegarán a hacer una gran diferencia en tu salud, enfatizando en una dieta rica en antioxidantes y en ejercicio.