Aunque existe conciencia sobre la importancia de cuidar nuestra piel de agentes externos y de la exposición solar excesiva, no está demás vigilar su apariencia, ya que sí observamos cualquier mancha con irregularidades en el pigmento o lesión que aparezca en ella que sangre, forme costra, no cicatrice, así como un lunar haya cambiado de características, ¡cuidado!, puede tratarse de cáncer.
Y es que al detectar una lesión sospechosa, debemos acudir con el médico de forma inmediata para un diagnóstico y tratamiento oportuno. La autoexploración periódica es vital para detectar esta enfermedad que afecta a más de 16 mil personas en el país.
La Dra. Rossana Llergo, presidente de la Federación Mexicana para la Dermatología (FMD), mencionó que el 80 por ciento de las muertes por esta enfermedad son por melanoma un tipo de cáncer que puede prevenirse. No obstante, debes saber que es el más agresivo, peligroso y mortal. El carcinoma basocelular y carcinoma epidermoide son de los más frecuentes a presentar la población.
Por tal motivo, jornadas de concientización como el Día Mundial del Cáncer de Piel, a conmemorarse este 13 de junio, tiene como objetivo de difundir las acciones que deben encararse para reducir la mortalidad por este padecimiento.
“El carcinoma basocelular se presenta con frecuencia en sitios de exposición solar intensa como cabeza y cuello al igual que el carcinoma epidermoide, sin embargo, este último necesita de otros factores para su desarrollo como: lesiones premalignas, exposición a sustancias como el humo del tabaco, sitios de quemaduras o cicatrices, entre otros”, detalló.
Mientras que el melanoma puede presentarse a partir de un lunar o un novo (sitio donde no se tenía lunar). La predisposición genética, el antecedente de quemaduras solares, contar con más de 50 lunares y tener piel, ojos y cabello claros son factores determinantes para su desarrollo.
Para saber si existe un daño en un lunar, echemos un vistazo a la regla del ABCDE, que nos indica las siguientes señales de alerta: bordes irregulares, color no uniforme, un diámetro mayor a 6 milímetros, cambios de tamaño, forma, tonalidad, dolor y sangrado.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud recomienda las siguientes medidas para prevenir daños en la piel
1. Evitemos la exposición solar en las horas centrales del día. Los rayos UV solares son más fuertes entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde.
2. Tengamos en cuenta el índice UV. Este dato nos ayudará a planificar las actividades al aire libre -aún cuando estemos en el jardín de la casa- para evitar una exposición excesiva a los rayos del sol. Es necesario protección solar siempre que el índice de la radiación ultravioleta pronostique niveles de exposición moderados a altos, por ejemplo un índice UV de 3 o superior.
3. Aprovechemos las sombras cuando los rayos UV sean más intensos, pero no olvidemos que los árboles, las sombrillas o toldos no protegen contra la radiación.
4. Tratemos de usar accesorios que protejan la piel como un sombrero de ala ancha y gafas de sol con un índice de protección del 99 al 100 por ciento frente a los rayos UVA y UVB. La vestimenta debe ser holgada y de tejido tupido que cubra la mayor superficie corporal posible.
5. Utilicemos cremas con filtro solar de amplio espectro, igual o superior a 30. Debemos extenderla generosamente sobre la piel expuesta y repetir la aplicación cada dos horas aún cuando no salgamos de casa por la contingencia.
6. Evita las lámparas y las cremas bronceadoras, pues aumentan el riesgo de cáncer de piel y pueden dañar los ojos si no se usa protección.
7. No olvides explorarte periódicamente toda la superficie del cuerpo, observando si hay nuevas lesiones o cambios en las que teníamos. Podemos ayudarnos con fotografías previas.