Muchos perfumes Dior o Chanel se venden por menos de 100 euros (aunque tienen gamas más exclusivas de mayor costo), mientras que un lápiz labial de Hermès cuesta 69 euros.
El aura del nombre, junto con un empaque hermoso que las mujeres se enorgullecen de lucir cuando lo sacan de sus bolsos, se combinan para obtener precios mucho más altos.
A medida que las casas de lujo se expandieron lentamente hacia la perfumería y la belleza, surgieron dos modelos. Firmas de la talla de Dior, ahora propiedad equivalentes del mercado masivo. A Valentino le tomó tres años hacer despegar la línea de belleza. “Requirió de horas de trabajo, reuniones interminables, discusiones y lluvias de ideas”, dijo Piccioli en Instagram.
Contrató con L’Oréal una licencia por 15 años para desarrollar y comercializar la línea de productos, que hasta ahora incluye 50 tonos de lipsticks, 40 de base y un perfume llamado Born in Roma, entre otros. Los neceseres de maquillaje, los lápices y las botellas lucen llamativos y alegres en un tono rojo con detalles dorados, como el logo de V en los lápices labiales.
“Creemos que hay un gran potencial para la marca y que puede llegar a ser casi tan grande como el negocio de la moda de Valentino”, dice Garance Delaye, presidenta global de Valentino Beauty en L’Oréal.
“Queremos ser una marca global en todas las categorías principales, por lo que el cuidado de la piel es parte de nuestros planes, pero no de inmediato”.
Las raíces de las marcas de lujo que se diversificaron hacia los cosméticos se remontan a 1921, cuando Coco Chanel presentó el perfume No. 5. En ese momento, era raro que una casa de alta costura hiciera su propia fragancia. Pero el No. 5, envasado en una botella cuadrada de farmacia y hecho de rosas y jazmines cultivados en el sur de Francia, impulsaría el crecimiento de Chanel hasta convertirse en una de las firmas más grandes del mundo.
Un siglo después todavía obtiene alrededor de un tercio de sus ingresos de las ventas de perfumes y cosméticos, lo que lo convierte en el segundo mayor negocio del grupo privado después de la moda, de acuerdo con el analista de Citigroup, Thomas Chauvet, Philippe Blondiaux, director financiero de Chanel, dice: “Chanel No.5 tiene un efecto de halo para toda nuestra marca. Es un negocio muy importante para nosotros”. Luego vino el lápiz labial. Christian Dior concibió el primer Rouge Dior en 1953 como un regalo que enviaría a clientes leales para Navidad.
Aunque Chanel no da a conocer cifras de su negocio de belleza y fragancias, LVMH sí lo hace y su estrategia interna ha dado sus frutos con un crecimiento constante durante la última década. Es propietario de 14 marcas, entre ellas Christian Dior, Givenchy y Guerlain, así como marcas más jóvenes como las líneas de belleza Benefit y Fenty de Rihanna.
En 2010, generó alrededor de 3 mil millones de euros en ventas de belleza y perfumes con una utilidad operativa de 332 millones de euros, y para 2019, justo antes de la pandemia, esto subió a 6 mil 800 millones de euros en ventas y una utilidad de operación de 683 millones de euros.
Sin embargo, otros han tropezado. Burberry intentó llevar su negocio de belleza internamente en 2013 solo para tener problemas con el costo y la complejidad. Kering, la matriz de Gucci, también expresó su frustración a principios de 2019 por la lentitud en el desarrollo del negocio de belleza de la marca italiana, que se encuentra bajo licencia de Coty desde la década de 1990. Pero con el relanzamiento de Gucci Beauty en 2019, recuperó su encanto, asegura Sue Y. Nabi, directora ejecutiva de Coty.
Valentino quiere que su línea de belleza refleje el ambiente juvenil que tiene la casa, dice Delaye de L’Oréal. La maison apuesta por pro- ductos con varias funciones y con empaques recargables sustentables. Un ejemplo es el Go-Clutch de 199 euros, una bolsa con cadena de oro y espacio para meter polvo facial y un lipstick. Es un guiño a los minibolsos esmaltados tachonados que Piccioli ha mostrado en pasarela . “Inspirado en la alta costura pero más accesible”, dice Delaye.