Desde muy pequeña Sylvia Pascual ha practicado una gran variedad de deportes, a temprana edad realizó disciplinas tradicionales como natación, ballet y atletismo, después fue probando actividades de mayor impacto como el muay thai y boxeo, hoy en día está feliz de haber descubierto su pasión por el surf y ha comenzado a practicar yoga.
Sylvia conoció el surf gracias a una amiga que la invitó a tomar una clase en Miramar, donde le enseñaron las técnicas básicas sobre cómo remar, pararse sobre la tabla, leer las olas, administrar su energía y lo más importante, respirar.
“Desde el primer momento me enamoré de todo el ambiente. El surf combina ejercicio, conexión con la naturaleza, interacción social y una sensación de libertad inigualable. El momento que tomé mi primera ola sentí una combinación de caminar sobre agua y desafiar la gravedad”.
El surf exige mucho: concentración, esfuerzo, técnica y paciencia. En el caso de Sylvia, ella viene de una familia de deportistas de alto rendimiento, tanto su hermano mayor como su papá entrenaban mucho diariamente.
“Siempre admiré su pasión y dedicación al deporte. Esto combinado con la influencia de mi mamá de comer sano me ha ayudado a sentirme físicamente apta para disfrutar de las olas y sus beneficios”.
Inicialmente, solo iba un par de veces por semana a las clases, hasta que se compró su primera tabla y ahí evolucionó todo. “Comencé a ver los reportes del tiempo y de las olas para ver si era apto lanzarme a surfear, no importaba la hora o la temperatura del agua, siempre y cuando las condiciones fueran propicias”.
Sylvia nos comentó que su principal reto al iniciar el surf fue enfrentase a sus propios miedos y limitaciones. Ahora, a sus 27 años, lleva un año surfeando y sigue en constante aprendizaje. Adicionalmente, ha incorporado en sus planes de vacaciones destinos de surf para seguir descubriendo y mejorando su práctica.
“Practicar el surf me ha brindado muchos beneficios, desde lo físico hasta lo mental. En lo personal, me ha ayudado a perderle miedo al mar. Aprender a entrar en calma en momentos de ansiedad o peligro. Como cuando tienes un revolcón de ola y pasas unos segundos bajo el agua o la marea es tan fuerte que no te deja salir. En esos momentos he aprendido a controlar mi mente y respiración, saber que solo es un miedo producido por la ansiedad de mí misma por falta de información. Por eso es importante el estar en constante observación y recordar lo que te dice tu coach para ponerlo en práctica. A cada playa que uno visita, es importante informarse de cómo es la ola y qué particularidades tiene para tomar las respectivas precauciones. Sin embargo, uno debe estar relajado y nunca dejar de divertirse, por qué mientras disfrutes el proceso lo demás será más sencillo”.
Ella recomienda abiertamente practicar el surf porque no es solo un deporte, sino un estilo de vida muy bonito y sano, donde puedes conectar con la naturaleza y te remite a las cosas más básicas de la vida como respirar y estar presente. Además, nos comenta que es muy importante lograr estar en equilibrio de mente y cuerpo, haciendo una constante introspección.
“Como seres humanos estamos en constante cambio, el proceso de introspección nos ayuda a observar, reconocer y cambiar a nuestro yo ideal. Con ello, llegar a un estado mental en el que nos sintamos plenos y felices, y por ende en armonía con nosotros y los demás”.
Además, Sylvia nos comparte 5 tips para empezar surf
- ¡La práctica hace al maestro! Sé constante con tus clases y disfruta cada una de ellas. ¡Si te sientes frustrado porque no te sale a la primera, respira, relaja tu mente y vuelve a intentarlo!
- Toma los consejos de los surfistas locales de manera positiva para progresar. Y siempre sé respetuoso con las reglas y amable con los demás.
- Aprende a leer las olas, la marea y el viento antes de entrar al mar, así sabrás si es adecuado ese día para surfear.
- Ver constantemente videos de surfistas profesionales y técnicas de surf.
- Los mejores surfistas son los que más se divierten. ¡Disfruta y no te olvides de respirar!
Su experiencia surfeando por el mundo
“El año pasado fui a un campamento de surf en Ribadesella, Asturias, al sur de España. Fue una experiencia única y definitivamente retadora, ya que el mar estaba a una temperatura de 10 grados. También tuve la oportunidad de ir Puerto Escondido, Oaxaca, uno de los mejores lugares a nivel mundial para surfers. Para ser específicos, en Zicatela se encuentra una ola muy grande y bastante agresiva, destinada únicamente para surfistas avanzados. Aunque me hubiera encantado intentar, aún sigo en preparación para un desafío de tal magnitud. Preferí en esta ocasión surfear en Punta Zicatela donde las olas son más dóciles y adecuadas para mi nivel. Si bien hay que enfrentar miedos, lo primordial en el surf es la seguridad. Este año tengo planeado un viaje a Europa con proyectos en puerta, que pueden determinar el rumbo para próximos años”.
Además, una de sus metas este año es conocer uno de los lugares donde mejor se puede surfear en tabla larga, la Playa La Saladita en Guerrero. A diferencia de Puerto Escondido, donde las olas son más rápidas y por lo general más cortas, en La Saladita las olas son relajadas, largas y lentas. La ola perdona más y se vuelve muy divertido para poder caminar de un extremo de la tabla a otra. Una de sus propuestas de este año es cambiar su tabla a una de fibra de vidrio para poder tener más margen de maniobra cuando esté en la ola.
Cuerpo sano, mente sana
“Tuve la oportunidad de competir en la Asociación de Surf Tamaulipas, quedando entre las finalistas del torneo. Fue una experiencia increíble, ya que era mi primera vez compitiendo. Aunque no surfeo más que por diversión y para conectar con el mar, competir de vez en cuando ayuda a salir de nuestra zona de confort. Pero no es sencillo, cuando uno quiere tirar la toalla por lo general es por falta de motivación o por percibir el reto como un obstáculo difícil de superar. Por ello siento que iniciar poco a poco para generar momentum y lograr forjar una disciplina en la actividad es clave. De esta forma podemos explorar y brindarle paciencia a la práctica elegida. Al ver mejoras y progreso, uno llega a tener la claridad para decidir si se alinea con su visión y filosofía de vida”.