Para esta edición especial del Día de la Madre, organizamos un lindo photoshoot en Velamar con Rosa Inés Wilburn y sus tres hijos: Inés, Santino y Danilo. En un ambiente lleno de cariño, entre juegos, abrazos y muchas sonrisas, pudimos capturar la esencia de su familia y conocer de cerca su historia como mamá.
Rosa nos platicó cómo ha vivido la maternidad desde hace nueve años, los cambios que ha experimentado, los momentos más especiales, los desafíos que ha superado y todo lo que ha aprendido junto a sus hijos. Su historia es un recordatorio de que ser mamá es un viaje de amor, entrega y crecimiento constante, donde cada día se celebra la vida en los pequeños momentos.
¿Cómo cambió tu vida desde que te convertiste en madre?
Desde que me convertí en mamá, todo ha cambiado. Mi perspectiva de la vida se amplió, aprendí a ser más paciente y a poner las necesidades de mis hijos antes que las mías. También cambiaron mis prioridades y me di cuenta de que el tiempo SÍ pasa volando.
¿Qué es lo que más disfrutas de ser mamá?
Lo que más disfruto es tener mi propia familia, la cual me muestra su amor incondicional todos los días, con un “mamá, te quiero mucho”, un beso o un abrazo. También me encanta que los tres se quieran mucho y se cuiden entre sí.
¿Cómo describirías la experiencia de criar a tres hijos?
Criar a tres hijos ha sido el trabajo más difícil del mundo, pero también el más gratificante. Cuando eran más pequeños, fue todo un reto, especialmente porque los dos menores se llevan apenas un año y dos meses. Era un ritmo de vida muy intenso, lleno de demanda y pocos descansos. Ahora que ellos han crecido un poco, todo se ha vuelto más fácil y puedo disfrutarlos mucho más.
¿Qué métodos utilizas en tu crianza que tu mamá haya usado contigo?
Que siempre sean agradecidos y sepan valorar las cosas, así como que sepan respetar y darse a respetar.
¿Qué ha sido lo más desafiante y lo más gratificante de ser mamá?
Una de las cosas más desafiantes ha sido vivir la maternidad lejos de una red de apoyo. Mi esposo Hiram Mier, por su carrera como futbolista, viajaba constantemente y nos tocó mudarnos a diferentes ciudades donde no conocía a nadie. Criar a mis hijos prácticamente sola en muchos momentos, y mantenerme fuerte para ellos, ha sido una de las pruebas más grandes y a la vez, una de las más formadoras. Por otro lado, una de las más gratificantes es ver que son tres niños buenos, sanos, felices, que se adaptan y que van por el buen camino.
¿Qué características o cualidades admiras más en cada uno de tus hijos?
Inés es muy buena persona y muy creativa, dibuja muy bonito y es muy buena en gimnasia. Santino es súper lindo y cariñoso, le encanta el fútbol, a veces prefiere ir a entrenar en lugar de ir a una piñata y Danilo es el más independiente, con apenas tres años de edad, todo resuelve y también es muy observador.
¿Cómo es la relación entre tus hijos?
Mis tres hijos se quieren mucho y se llevan entre sí, la verdad es que sí se pelean, pero muy poquito. Inés, a pesar de llevarle muchos años a Santino, comparte muchos intereses en común y pueden pasar horas jugando. Danilo, en cambio, prefiere jugar más con Santino a juegos más acordes a su edad como los carritos o con monitos.
¿Qué valores consideras más importantes inculcarles a tus hijos?
Respecto, empatía, honestidad y perseverancia para lograr sus metas.
¿Qué consejo te gustaría que tus hijos recordaran siempre?
Que todo lo pueden lograr siempre y cuando se lo propongan y no dejen de intentarlo.
¿Cómo encuentras el equilibrio entre ser mamá y ser tú misma?
Sigue siendo algo sumamente difícil de lograr porque, además de ser mamá, tengo una marca de joyería para bautizo y comunión llamada Santa Inés. Tanto ser mamá como mi negocio me demandan mucho tiempo, y la verdad es que rara vez tengo tiempo para mí, pero siento que es temporal y que eventualmente mis hijos crecerán y habrá tiempo para todo.
¿Hay algo que hayas aprendido de tus hijos que te haya sorprendido?
Lo que más me ha sorprendido de mis hijos es que, al final, los difíciles somos los adultos, no los niños. Me sorprende la capacidad que tienen para ver el lado positivo de las cosas, para adaptarse con tanta facilidad y, lo más impresionante, su habilidad para recuperarse rápidamente después de sentirse tristes o frustrados. Ellos tienen una resiliencia natural que a veces los adultos perdemos con el tiempo.