La atención en el detalle, la definición y la creatividad en el diseño son características de una de las fabricaciones más importantes de los estados de Puebla y Tlaxcala: la Talavera. Hoy, es una de las tradiciones históricas y artesanales más reconocidas a nivel mundial y que forma parte del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad debido a su proceso de elaboración.
En nuestro estado se encuentra uno de los artesanos más reconocidos en el arte de la alfarería: Pedro Talateca. Preservador apasionado, proveniente de un linaje familiar arraigado en la creación de cerámica de Talavera, con una tradición que abraza más de un siglo.
Pedro forjó su propio destino empresarial a la temprana edad de 15 años, impulsado por un espíritu emprendedor inquebrantable y la noble misión de enriquecer el sector artesanal con su curiosidad incansable.
Fue en el taller de su padre donde Pedro aprendió la realización de esta artesanía: “Desde niño me llamaba la atención el barro, porque parecía plastilina. Mi primer acercamiento con este material fue a los cinco o seis años, fue la primera parte del proceso en la que me involucré, tocar barro y empezar a crear figuras por diversión".
"Poco a poco, con el paso del tiempo me fui introduciendo cada vez más. Una tía materna fue quien se dedicó a enseñarme cada parte del proceso, además fui autodidacta, pregunté y observé, ya que no cuento con estudios en cerámica específicamente, así que todo mi conocimiento es empírico, a base de prueba y error”, expresó.
Al formar parte de su entorno, esta tradición adquirió un significado distinto: “Creo que no se puede concebir la actualidad sin estas raíces y mediante estos oficios que muestran las técnicas; todo el saber de familias enteras que, por muchos años, han heredado inspiración que se mantiene congelada en el tiempo y nos recuerdan nuestros orígenes".
"Es una forma muy clara de mostrar de dónde venimos y cuáles han sido los elementos que nos representan en el mundo entero como mexicanos”, agregó.
El proceso de la Talavera se caracteriza por ser sumamente tradicional, ya que es precisamente ese toque artístico el que le agrega valor especial a cada pieza. Es importante reconocer el camino que recorre la creación de este bello arte, tal como lo explica Pedro.
“El proceso consiste en extraer barros y arcillas de diferentes regiones de Puebla. Estos materiales se someten a un proceso especial de moldeado para que sean maleables y se le de la forma a cada pieza con técnicas manuales. Después, estas se dejan secar durante 30 o 40 días; una vez cumplido este plazo, se someten a la primera cocción, al salir del horno, se meten a un baño de esmalte y entonces es cuando comienza el pintado a mano".
"Por último, se someten a una segunda cocción a 990 grados centígrados, se dejan enfriar las piezas y obtenemos el resultado final, en el cual, evidentemente, los colores y el brillo se potencian, ya que al entrar en calor, la pintura suele cambiar de tono”, explicó.
También destacó que cada taller tiene su propio estilo y características: “Nuestros artesanos están capacitados para plasmar un estilo contemporáneo y sofisticado”, comentó.
Para Pedro, elegir la pieza más representativa es difícil debido a que la creación de cada una de ellas forma parte de un momento importante en su vida: “Puedo destacar la historia de un platón que decoré con un ángel al centro, que me ayudó a abrir las puertas con mi primer cliente, que fue el FONART (Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías)".
"Esa pieza pasó por la prueba de un arqueólogo experto en arte popular; qué es muy especial, gracias a ella me dieron la oportunidad de ser proveedor de la tienda que pertenece al Gobierno Federal y, cuya misión es preservar todo el arte popular e impulsar a los artesanos mexicanos”, recordó.
Otra de las piezas que forman parte de su repertorio especial es la que realizó, al lado de su equipo, para el Papa Francisco, como obsequio de parte de representantes mexicanos que viajaron al Vaticano en una visita: “Que nuestra pieza forme parte de su colección personal, para mí, significa mucho”, destacó.
Las líneas de cada una de las piezas de Talateca transmiten la historia y la pasión arraigadas en cada detalle, convirtiendo cada creación en una obra de arte que trasciende el tiempo y las tendencias.
Para el artesano, la Talavera tradicional es considerada un estandarte de Puebla: “Son piezas que parecen congeladas en el tiempo ya que resguardan nuestra historia, cultura e identidad y que, además, siguen vigentes. Son dignas representantes del trabajo de alfarería que se hace en el centro del país".
"Sin embargo, creo que se debe continuar apostando por redefinir ciertos conceptos en temas estéticos para que pueda permanecer vigente, ya que en muchas ocasiones me ha tocado presenciar cómo, por su apariencia tan clásica, de momento se mantiene al margen de ciertas generaciones, no la consideran parte de la vanguardia”, acentuó.
Con el deseo de romper paradigmas y generar una nueva propuesta para nuevas generaciones, la transición de la Talavera tradicional a la Talavera contemporánea es para el artista un ejercicio bastante interesante.
“Vengo de un legado familiar al que le gusta hacer las cosas de forma tradicionalista, como siempre se han hecho. Entonces, el experimentar a través de esta nueva concepción de colores, nuevos diseños y apariencia es un reto. Sin embargo, todos estos retos y cuestionamientos que llegué a tener han valido la pena porque el resultado que se tiene hoy, es bastante gratificante”.
El proceso creativo del artista en cada una de las piezas se enfoca en la indagación de las nuevas tendencias para que cada diseño adquiera su distintivo novedoso. La inspiración de Pedro nace de distintas partes, principalmente, de la arquitectura, la industria textil y la innovación de texturas, colores, combinaciones y materiales que se encuentran en boga.
“Elegimos delicadamente los colores, las formas que queremos generar y, posteriormente, experimentamos mediante pruebas de color, de esmaltes, combinaciones y descartamos las ideas que no cumplen los estándares, seleccionamos aquellas que tienen mejor identidad. En ese sentido, creemos que cualquier pieza se puede perfeccionar”, aludió.
Debido a su diseño único e innovador, las creaciones de Pedro han trascendido fronteras internacionales que lo han hecho sentir orgulloso, satisfecho y agradecido por la oportunidad de mostrar lo que se hace en nuestro país.
“Nos encanta proyectar lo que somos a todo el mundo, respetando nuestra esencia y cultura, pero sin quedarnos atrás en tendencias generacionales. Poder llevar estas piezas que plasman todo el talento, trabajo y conocimientos y técnicas de muchos artesanos que forman parte del taller”, destacó.
Finalmente, compartió a los lectores de CHIC que su filosofía de vida se centra en vencer los miedos: “Ha sido una de las herramientas que me han permitido poder experimentar y atrevernos, siempre he pensado que en esta vida, nuestro paso es dejar algo, a todos nos gusta trascender y, para mí, esto se hace a través de cada pieza que generamos, porque cuando sea momento de que deje este plano, esas piezas seguirán presentes y representarán mi historia, mis raíces y quién soy”, acentuó.