A manera de homenaje para los cuerpos médicos que velan por nuestra salud durante la pandemia, platicamos con el médico especialista Octavio Gutiérrez Alcalá, que combate al virus desde la Sala de Urgencias en uno de los países más afectados a nivel mundial.
Nació en Guadalajara, estudió medicina en la Universidad Autónoma de Guadalajara y en 2009, emigró a España en donde realizó la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria en Oviedo, Asturias.
Desde allí trabajó como médico adjunto en el servicio de Urgencias del Hospital Universitario Central de Asturias hasta el 2016, año en que regresó a México para laborar en el SAMU de Jalisco.
Ahora, a sus 35 años, está de vuelta en España laborando nuevamente en el área de Urgencias, desde donde se encuentra en primera línea de ataque al Covid-19.
Honor a quien honor merece
Al estar en la primera línea de ataque al COVID-19 ¿qué puedes contarnos de dicha experiencia?
Obviamente es una situación nueva para mí y para el resto de mis compañeros del hospital, nadie había vivido una pandemia. Estos momentos sacaran los mejor y lo peor de muchas personas. Si no se trabaja en equipo no se logrará nada bueno, es súper importante este punto por que el trabajo en equipo desde el personal de limpieza hasta cualquier profesional de la salud es un eslabón importante en la atención de los pacientes. Cada día se aprenden cosas nuevas y se estará en constante cambio en los protocolos, yo no había vivido una situación de tanto estrés, ni había estado con tanto agotamiento mental. Creo que nos dejará muchas cicatrices, algunas serán recordadas como un aprendizaje pero otras serán más difíciles de llevar o se querrán olvidar. Siempre es difícil ver morir a la gente, pero en estos momentos se volverá un poco más rutinario con el riesgo de ser más fríos y de insensibilizarnos humanamente, no podemos dejar que eso nos suceda.
En México, las cosas se están tomando a la ligera. La gente sigue saliendo a los mercados, hace reuniones, viaja. ¿Qué opinas sobre esto?
Como en Europa y en muchas partes del mundo creo que se veía el problema “lejano” no pensando que llegaría el momento de tener la emergencia sanitaria en el país, yo tengo semanas hablando con mi familia, amigos y compañeros médicos de México para irles contando de cómo estamos viviendo las cosas desde acá, algunos creían que estaba exagerando pero ahora que lo ven más cercano se lo creen.
A la distancia, he visto que el gobierno de Jalisco ha intentado tomar medidas para el aislamiento social, que creo son muy adecuadas, pero veo en redes sociales que una disculpa para evitar el confinamiento es la de “hay gente que vive al día, que no puede parar de trabajar”, pero ves las fotos y hay gente que está haciendo una vida social habitual. Me genera una sensación de frustración tremenda porque no quieren ver lo que ya tienen en el país pensando que no llegará.
Para aquellos que sí han seguido las indicaciones de las autoridades y han decidido quedarse en casa ¿qué recomendaciones les das?
Lo primero, como médico, agradecerles y aplaudirles su responsabilidad social, porque estando encerrados en casa se disminuye considerablemente el riesgo de infectarse y sobre todo de infectar a los demás.
La recomendación principal es seguir haciendo bien las cosas.
Continuando con las recomendaciones sería cuidar a los profesionales de la salud, son y serán los únicos que realmente podrán ayudar cuando aumente la gente enferma. Es increíble ver las agresiones al personal en los hospitales o en la calle por el simple hecho de estar uniformados, entiendan que serán los únicos que podrán ayudar. Este personal sanitario también tiene familia, también tiene riesgo de infectarse por la escasez de materiales y se les exige por vocación a enfrentarse a una batalla sin armas.
En España, ¿cómo es un día de trabajo?
Llevamos más de 28 días de confinamiento decretado por el gobierno obligatoriamente. El día empieza preparándonos mentalmente para el estrés de ir a un servicio de urgencias en una pandemia que ninguno de mis compañeros, por más años de experiencia, han enfrentado, así que no se tiene experiencia alguna. Los pacientes, algunos estables esperando el resultado de la prueba de coronavirus, otros en estado crítico. En el área de las terapias intensivas los compañeros preparando los equipos de protección necesarios que utilizarán continuamente durante toda la jornada. Durante el tiempo en el hospital buscamos los pocos momentos para poder salir a tomar el aire, a quitarnos las mascarillas, que después de varias horas lastiman y son muy incomodas.
Lo peor es sin duda el momento de ver morir a la gente sin poder hacer nada más, y como están suspendidas las visitas y los acompañamientos de los pacientes, avisar telefónicamente a la familia del fallecimiento, y la pregunta que nos hacen es si podrán verlos para despedirse pero por seguridad y por riesgo de salud pública el protocolo del manejo de los fallecidos es más estricto.
Finaliza la guardia nos quitamos el traje de protección, el uniforme y vamos de regreso a casa intentando desconectar y dejar atrás el día. Al llegar a casa no saludo a la familia hasta que no salgo de bañarme para evitar contagios. Los días que no tengo guardia, toca seguir con el encierro en casa, descansar todo lo posible porque cada vez estamos más cansados.
¿Qué te gustaría decirle a tu gente querida en México y a la población en general?
Primero que los quiero mucho y que los extrañamos muchísimo, que sigan siendo fuertes, que debemos aguantar el confinamiento en casa y agradecerles los ánimos y buenas palabras que tienen para mí, para mi familia y mis compañeros de los hospitales.
A la población en general pedirles ser cocientes de que el problema ya está ahí, evitar las aglomeraciones, estar el mayor tiempo encerrado en casa y si se tiene que salir por obligación y no por fiestas o vacaciones, así como extremar las medidas de higiene. En todo el mundo el tema económico será importantísimo, en cualquier parte del mundo existe gente que lo pasará mal.