Milú Treviño es estudiante de Diseño Industrial en la Universidad Iberoamericana Torreón, carrera que la ha motivado a emprender un negocio de éxito. Es hija de Lourdes Rodríguez Garza y Alberto Treviño Duarte, así como hermana de Sofía y Daniel.
CAMBIO RADICAL
Afirma que nunca estuvo muy apegada a la cocina, hasta que empezó a aceptar su gran amor por los postres y por su cuerpo, por este motivo cambió totalmente su alimentación, apoyada por un nutricionista que le hizo ver la relación de la comida con el cuerpo.
Entonces empezó a disfrutar el camino armonioso y amigable para cambiar de chip con respecto a la nutrición: “Fui fluyendo, aprendiendo, riéndome, consintiéndome y, lo más importante de todo, respetando el templo más sagrado que es mi cuerpo”, agrega.
Esta experiencia la motivó a compartir con más personas las delicias que se pueden disfrutar cuidando la salud y cambiando el concepto que tenemos sobre los postres, experimentando que se puede comer dulce de una manera amable con tu cuerpo.
DISFRUTANDO DEL CAMINO
Milú afirma que el trayecto fue encantador, ya que se dio cuenta de que estos postres no solo eran una buena opción para personas que querían respetar su cuerpo a través de su alimentación, sino también para personas con diabetes, alérgicas al gluten, intolerantes a la lactosa, entre otras.
Considera que en sus creaciones, las personas encontrarán una hermosa solución a los antojos con un toque delicioso y saludable, lo cual la llena de amor y la hace motivarse a continuar trabajando en este gran proyecto.
De cómo se decidió a hacer de sus conocimientos una empresa, Milú comenta que Lourdes Garza, su abuela materna, ha sido repostera toda la vida y artífice de grandes banquetes, por lo que siempre le ha brindado su ayuda para pulir sus recetas de una manera impresionante.
“Quería que todo mundo disfrutara estas recetas en fechas importantes como cumpleaños, tardes o momentos especiales, para un apapacho. Sentí la necesidad de compartirle al mundo que se puede comer dulce, sin romper el estilo de vida en el que tanto han trabajado, porque comer es hermoso y no tiene que ser estresante, sino balanceado”, afirma.
SU NEGOCIO
Milú se siente feliz con su marca MTRCAKE, que tiene su personalidad, por lo que ha logrado que sea una experiencia única en todos los aspectos, no solo en la creación culinaria.
“Todo es un conjunto de lo que quieres transmitir en cada post, en cada frase coloco mi alma. En los artículos de cultura que recomiendo y en el apoyo a los comercios locales siempre está presente el fomento al respeto y al amor propio sobre todas las cosas”, dice.
Asegura que su espejo es su negocio, por ello trabaja día a día para ser mejor y tener algo nuevo que compartir.
Comparte que la pandemia fue el primer motor que le hizo darse espacio para apapacharse y comenzar nuevos hábitos bien cimentados, de la mano de una mente en paz, sin presiones sociales, sin estar yendo y viniendo todo el tiempo en modo rápido.
“Fue mi momento de poner pausa y de ver qué es lo que realmente necesitaba y se resumió en amor y fuerza”, señala.
De las muchas cosas que disfruta de su trabajo es el conocer a increíbles personas con su misma forma de pensar.
Dentro de la variedad de productos que maneja están los panqués, pasteles de cumpleaños, muffins, donas, pasteles en forma de corazón y galletas de amaranto.
Este año, Milú pretende pulir más su marca, poner en tierra todas sus ideas, seguir creciendo como persona y nutriéndose, para llevar este proyecto más lejos.
Finalmente, agrega que su meta en la vida es no solo vender repostería amable con el cuerpo, sino ser aliento, acompañamiento y apapacho para cualquier persona. En pocas palabras, dar bienestar y amor con todas sus ramas.
Instagram: @mtrcake
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