Conocer a la pareja que forma Don Mon y Doña Licha, nos deja claro que el amor verdadero si existe; 70 años de una feliz vida juntos son la prueba. El matrimonio ha sobrevivido a escasez, ciclones, crisis, enfermedades, pandemias, dificultades familiares, adversidades de todo tipo, pero sigue firme y siempre han sido felices.
Nacidos el 14 de julio de 1926 y el 13 de noviembre de 1933, ambos hijos de inmigrantes libaneses de origen humilde que llegaron a principios del siglo XX. Educados estrictamente, con valores morales y costumbres conservadoras. Doña Licha siempre lo dice:
“Se necesita compromiso y esfuerzo diario de los dos”.
Otro consejo que siempre da es que la pareja nunca se debe de ir a dormir enojada. Quienes han convivido con ellos se han dado cuenta de que los valores como el respeto, la tolerancia, la unidad familiar, la honestidad y la fidelidad han sido pilares importantísimos en el éxito de su matrimonio. Otro secreto es que siempre ponen a Dios antes que a ellos mismos; eso los ha mantenido muy unidos.
“Todas las mañanas persígnate y da gracias a Dios”, repite Doña Licha a sus nietos.
Al ser descendientes de parientes cercanos, sus familias ya convivían desde antes que ellos nacieran, pero ellos se conocieron tiempo después, “La conocí en la Plaza de Armas. Allí todos los jueves y domingos tocaba la Banda Municipal y en la banqueta de la parte de afuera de la plaza había un farol. Las mujeres caminaban por fuera del farol y los hombres caminábamos del otro lado en sentido contrario para vernos de frente. Ahí la vi y dije “¡Ahí está!” y ahí estuvo, y estuvo.
Ella tenía 14 y el 21, se casaron tres años después, el domingo 15 de julio de 1951 en la Catedral de Tampico y la fiesta fue en el salón Club Tampico con la orquesta Los Gatos Negros, de luna de miel volaron en un avión Douglas DC-tres de Mexicana a la Ciudad de México, fueron también a San Juan de los Lagos, ya que Doña Licha había ofrecido llevar el ramo a la Virgen, por último pasaron unos días en Tehuacán.
Inculcado desde la cuna, se dividieron los roles del matrimonio, con el hombre trabajando incansablemente para traer el pan y generar el patrimonio familiar, y la mujer con el cuidado del hogar así como la educación de los hijos y el sacrificio diario que esta labor demanda. La inteligencia, disciplina, rectitud, firmeza, trabajo duro y habilidad para los negocios de Don Mon conjugados con el carisma, atención, dulzura, cariño y el cuidado de Doña Licha generaron el balance perfecto. Al año de casados tuvieron a su hija Laura; al siguiente llego Paty, después llegaron los tres varones: Mon, Juan Antonio y Héctor.
Desde entonces la familia no ha dejado de crecer, son ya 10 nietos y 19 bisnietos, sumando más de 47 integrantes de la familia, para ellos la unión familiar es primordial y la mantienen a través de los años, desde hace más de 30 años tienen la costumbre de invitar cada 5 años a toda la familia a un viaje con destino de playa. Cuentan con un chat donde toda la familia se mantiene en contacto, envían fotos, dan sus avisos y noticias importantes, etc.
Don Mon y Doña Licha han sido muy queridos por todos; a lo largo de sus vidas han creado amistades entrañables, tanto en su ciudad como en otras ciudades del país; relaciones que han seguido manteniendo y a quienes recuerdan con cariño. Tuvieron la suerte de viajar por el mundo y conocer los cinco continentes, han participado activamente en clubes y asociaciones civiles en apoyo a la sociedad tampiqueña. Para toda su descendencia es un orgullo pertenecer a la familia Marón Nader, están eternamente agradecidos con Don Mon y Doña Licha por el ejemplo que reciben de ellos y por ser parte de esa historia de amor, de sacrificio y de trabajo duro. No cabe duda que son un bello ejemplo de paciencia y tolerancia para llevar una relación duradera y próspera.
¡Feliz 70 aniversario y que vengan muchos años más!