Lucero Segura, con 37 años de edad, no solo es una ingeniera industrial graduada del Instituto de Estudios Superiores de Tamaulipas, sino también una madre dedicada a sus hijos, encontrando alegría y satisfacción en cada faceta de su vida.
Sin embargo, lo que realmente distingue a Lucero es su capacidad para encontrar la pasión y el propósito en cada aspecto de su vida. Su amor por sus hijos va más allá de las palabras; es palpable en cada abrazo, cada sonrisa y cada gesto de cuidado y atención.
Para Lucero, ser madre no es simplemente una responsabilidad, es un privilegio y una bendición que abraza con gratitud y humildad.
“Creo que el amor de mamá es incondicional e implica muchos sacrificios, pero los haces con gusto porque en verdad viene desde el corazón, el amor de mamá también es buscar ser las mejores versiones de uno como mujer para poder compartir con tus hijos, además de siempre educar con el ejemplo”.
En su tiempo libre, Lucero disfruta pasando momentos preciosos con sus tres hijos, María José de once años, Piero Lorenzo de nueve años, y Valentino de seis años.
“Me encanta ver cómo se están desarrollando mis hijos, verlos crecer, aprender y así. Amo ir a sus partidos y compartir sus logros y enseñarles también a aceptar que no siempre se gana”.
Cuando no está inmersa en su trabajo o dedicada a sus hijos, Lucero encuentra refugio en sus pasatiempos favoritos, el golf, tenis y pádel. Estas actividades no solo le brindan un merecido descanso, sino también la oportunidad de fomentar el espíritu competitivo y la perseverancia en sus hijos, quienes a menudo la acompañan en la cancha, compartiendo risas y momentos memorables juntos.
Uno de los aspectos más desafiantes de su vida es equilibrar el tiempo entre su carrera profesional y sus responsabilidades como madre. Desde organizar horarios escolares hasta atender reuniones de trabajo, cada día presenta nuevos desafíos y oportunidades para crecer y aprender.
Sin embargo, a pesar de las dificultades, Lucero aborda cada día con determinación y una sonrisa en su rostro, sabiendo que cada sacrificio vale la pena por el bienestar y la felicidad de sus hijos, además, es consciente de que sus hijos absorben cada lección de vida directamente de ella.
“Me gustaría que siempre creyeran en ellos mismos. Siempre les digo que los apoyaré en lo que quieran ser en la vida, y sea lo que sea tienen que ser su mejor versión”.
Lo que más admira de sus hijos es su alegría y sed insaciable por descubrir el mundo que los rodea. Desea inculcarles la confianza en sí mismos, alentándolos a ser la mejor versión de sí mismos en todo lo que emprendan.
En este mes de mayo, Lucero celebra el Día de las Madres en compañía de su familia, honrando no solo su papel como madre, sino también el legado de amor y dedicación que comparte con su propia madre y sus seres queridos.