Joaquín Lichtle eleva la vida a través de la música

Sociedad Puebla

El compositor y director habla de su formación y experiencia profesional en la industria del entretenimiento al lado de grandes figuras como Hans Zimmer.

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“Mi propósito al dirigir una orquesta es que la música fluya”. Joaquín Lichtle (Fotos: Paola Balandra)

Comienzo con una pregunta polémica, pero que me gusta hacer a todas aquellas personas que han optado por este camino: Para ti, ¿qué es el arte?

Joaquín piensa su respuesta, pero la suelta casi de inmediato: “Es algo que comunica, que lleva a la reflexión y despierta sensaciones en el interior de la persona. Puede tener un significado, aunque a veces esto es polémico. Porque incluso algo absurdo o controversial puede transmitir emociones profundas”.

Y tú, Joaquín, ¿cuál crees que sea el propósito más importante de la vida?, le pregunto después.

“El amar”, responde sin dudarlo. “No me gustaría sonar cursi, pero creo que es el principal motor de muchas de nuestras acciones en la vida. En mi caso, me ha llevado al sitio en el que me encuentro actualmente”.

Antes de la preparatoria, asistió a la prestigiosa escuela de música en Boston, Berklee.

Él siempre ha sido alguien destacado ya sea, por su asombroso genio musical o por su buen humor. Es imposible imaginárselo de otra manera que no sea tocando o riendo. Su pasión por el piano lo llevó a ser el talento, no oficial pero sí reconocido, que se presentaba en la mayoría de los eventos del Colegio Americano; también fue por su pasión a la música que compuso su primera pieza cuando aún estaba en preparatoria.

“Fue para la ceremonia de graduación del Americano en 2013; fue mi primera composición y me gustó. Un día, al estar frente al piano, comencé a tocar para mí, para mi gusto y para satisfacer mi sentido musical. Al siguiente, volví a hacer lo mismo, y así hasta que finalmente se volvió parte de mi rutina diaria. Después empecé a compartir covers que grababa con mi celular para compartirlos en YouTube. Me sorprendió el número de likes y reproducciones que obtuvo. Jamás me pasó por la cabeza que tendría ese impacto. Fue entonces cuando me pregunté: ‘¿Y si me dedico a hacer esto toda la vida?’”.

Antes de terminar la preparatoria, Joaquín asistió a un curso de verano en Berklee, la prestigiosa escuela de música ubicada en Boston, Massachusetts. Ahí descubrió el campo de la composición musical para películas, el cual le interesó por el enfoque y ritmo que proyectaba sobre sus últimos trabajos. Tras graduarse, regresó una vez más a la institución norteamericana, de donde años más tarde egresó con Magna Cum Laude de las carreras de Musicalización Cinematográfica y Música Profesional con enfoque en arreglos y composición.

Su primera composición fue para la ceremonia de graduación del Colegio Americano en 2013.

“Para ti, ¿Cuáles crees que son las cualidades necesarias para trabajar en el ámbito musical?”, le pregunto a continuación.

“Se necesita un tipo de personalidad especial para componer música para medios visuales”, contesta Joaquín. “Debes de entender que tú no eres el protagonista, al contrario, estás al servicio de la historia, de los personajes o del producto que estás anunciando. También debes desarrollar un alto grado de empatía para interpretar en notas las emociones que el director o productor busca transmitir a la audiencia. En la música se encuentra la clave para entrar en el mood para amar, reír o llorar.”

Durante sus años en Berklee, la experiencia musical de Joaquín se enriqueció gracias a sus prácticas profesionales, las cuales realizó en Remote Control Productions, fundada y dirigida por una de las figuras más aclamadas de Hollywood: Hans Zimmer. Más adelante, esto le permitió ingresar a Bleeding Fingers Music, otra empresa del compositor, la cual se encarga de crear música para cine y televisión. Ahí ha trabajado con los miembros de más confianza de la compañía e, incluso, ha participado en proyectos como la serie Around the World in 80 Days, producida por la BBC, y el documental Earth at Night in Color, de Apple TV+. El trabajo de Joaquín consiste en supervisar los estándares de calidad de las composiciones, así como retroalimentar a los intérpretes.

Ha asistido a Remote Control Productions y Bleeding Fingers Music, instituciones fundadas por el galardonado Hans Zimmer.


“Tiendo a comparar a mi equipo de trabajo con una sociedad. Cada uno tiene un rol que debe cumplir, notas que debe tocar. El resultado es la armonía expresada a través del sonido. En el mundo de la composición musical hay dos tipos de personas: el que lo hace por ego o el que se pone al servicio del arte. A mí me gusta verme como un medio por el cual la música se entrega a los sentidos”.

Y es dentro de la sensibilidad que radica uno de los aprendizajes más importantes que la música le ha enseñado a Joaquín: “Las sensaciones son universales, no importa tu género, nacionalidad, raza o credo. Tuve la oportunidad de participar en un evento del MIT en el que dirigí una orquesta integrada por 60 músicos, de más de 15 países, y fue impresionante como toda esa gente se unió para crear algo hermoso. Aquella experiencia me demostró lo universal que son la música y el amor. Ambos son un lenguaje de unidad”.

Mi siguiente pregunta es respecto a los retos que Joaquín ha tenido que enfrentar estando fuera del país, a lo que él responde que estos se relacionan con la competencia en la industria musical.

“En México, nos enseñan a tocar flauta en la primaria y es el único acercamiento a la música que llegamos a tener de manera ‘disciplinada’. Cuando llegué a Estados Unidos me topé con personas de otros países, más jóvenes que yo, pero que contaban con más experiencia. Fue con disciplina y compromiso como logré colocarme a su nivel y, en algunos casos, rebasarlo. Creo que un prejuicio que existe hacia los músicos es que llevamos una vida muy alternativa, casi bohemia, cuando la realidad es que, si quieres triunfar y ser exitoso, debes exigirte a ti mismo todos los días. Soy una persona muy organizada y rigurosa con mi vida, lo mismo sucede con mis amigos: hacen ejercicio, comen bien. Nos han llegado a preguntar si en verdad nos dedicamos a la música”, dice riendo.

El músico desarrolló un estilo que se moldeó con técnicas profesionales.

A pesar de eso, no me quedo con las ganas y le pregunto a Joaquín lo siguiente: ¿Te consideras un rebelde en la música?

“Me gusta pensar que sí”, contesta riendo una vez más. “Tengo la tendencia de darle lata a mis maestros, excepto a aquellos que me dan completa libertad creativa. En todas las escuelas de música te dicen ‘Encuentra tu propia voz’; a mí me pasó lo contrario, desarrollé un estilo que tuve que moldear de acuerdo con las técnicas profesionales que me enseñaron en la universidad. Creo que por eso disfruto mucho tocar y escuchar jazz; es un género que te da mucha libertad y con el que se puede improvisar en tiempo real”.


Finalmente, la pregunta que más hace temblar a la gente que está destinada a triunfar: ¿Qué consejo le puedes dar a alguien que busque seguir tus pasos?

“Toma tus decisiones de hoy viéndote como la persona que buscas ser en cinco o diez años. No importa qué tan grande o qué tan lejos se vea tu meta, proyéctate como la persona exitosa que ya eres”.

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  • Víctor T. Ustaran