Este 14 de febrero Willy Fernández y Pedro Pizá no sólo celebrarán el Día de San Valentín, sino un amor que ha resistido el paso del tiempo.
El año pasado la pareja conmemoró medio siglo de unión, risas compartidas, desafíos superados y momentos invaluables que han forjado una vida en común llena de comprensión, respeto y, sobre todo, cariño.
De la mano y sonrientes nos cuentan su historia de amor, que inspira para celebrar este día y compartirlo con alguien que nos acompañé en cada paso, en cada alegría y en cada pena.
¿Qué se siente llegar a cumplir 50 años de casados?
Willy: Es muy bonito, siento mucha alegría, porque tanto tiempo de casados y Dios nos dio el privilegio de llegar estando muy unidos con la familia que formamos.
Pedro: Somos muy felices de poder llegar a cumplirlos. Nos casamos el 19 de octubre de 1974. Willy tenía 20 años y yo 23.
¿Cómo inicio su historia de amor?
P: Nos conocimos por medio de un amigo en común que nos presentó en casa de una prima de Willy, y de allí empezó nuestra relación. El flechazo fue instantáneo.
Ahora tenemos cuatro hijos, Pedro, Mónica, Juan Pablo y Rodrigo, y once nietos.
W: A los tres meses iniciamos el noviazgo y duramos tres años de novios. Pedro me acompañaba a misa al templo del Sagrado Corazón, porque era el único día que descansaba medio día. Nos íbamos caminando, porque él vivía a una cuadra de mi casa.
¿Qué han hecho para lograr esta unión tan fuerte?
W: Desde que nos casamos hemos sido muy sinceros, nos queremos mucho y para mí es como el primer día. Han pasado los años, hemos tenido altas y bajas, pero hemos seguimos firmes.
P: Seguimos firmes y fieles a nuestro compromiso.
¿Qué momentos buenos y malos son los que los han unido más?
P: Bonitos hemos tenido muchos, creo que el mejor para ambos ha sido el nacimiento de nuestros hijos, y tristes la muerte de mi suegra, que falleció de insuficiencia renal, pero logramos que pudiera partir en su casa, un 24 de diciembre, a las 21:00 horas de manera tranquila.
¿Cómo es ahora la convivencia en familia?
W: Estamos muy contentos porque ha sido la felicidad más grande al haberlos tenido y somos una familia muy unida.
P: Les damos el ejemplo y consejos para que lleven una vida tranquila y sin problemas.
¿Qué actividades comparten en pareja?
W: A mí siempre me han gustados las corridas de toros. Nos gusta salir seguido.
P: A los dos nos encanta viajar. Cada año salimos con nuestros hijos en Semana Santa o Navidad a un viaje largo.
¿Cómo celebran el 14 de febrero?
P: Yo le di el anillo de compromiso el 14 de febrero de 1974. Un día pase por la joyería El Diamante, que ya no está en la ciudad, y no lo pensé. Compré el anillo, lo puse en una canastita y le puse un algodón y unos novios chiquitos encima. Fui a casa de Willy y le di el anillo. Ella estaba feliz. En octubre, de ese mismo año, nos casamos.
W: Sí, ese fue un detalle muy bonito de esa fecha. Un día llegó a mi casa estábamos en una reunión familiar, y planeábamos un viaje a la Ciudad de México para ir a los toros, Pedro le dijo a mi mamá, Guillermina Martín, que no podría ir a ese viaje porque el fin de semana iría con su familia a pedir mi mano. Nuestro primer 14 como esposos fuimos a desayunar.
¿Qué les dirían a los jóvenes para celebrar este día y lograr una relación tan fuerte?
W: Les diría que logren mayor comunicación entre ellos, que estén totalmente seguros cuando busquen formalizar un matrimonio.
P: Estar seguros de lo que quieran y confiar en Dios.
¿Qué es para ustedes el amor?
W: Es algo muy grande, estar siempre unidos, hasta que la muerte los separe.
P: Es tenerse confianza, ser fieles.
¿Cuál ha sido el detalle más romántico que ha tenido uno con el otro?
P: Creo que ha sido cuando le di el anillo de compromiso. Y ella es muy detallista conmigo, va a clases de costura, de historia del arte o cuando va con sus comadres siempre me trae un pan, una rebanada de pastel, postres, siempre está pendiente de mí.
¿Qué sueño creen que les falta cumplir?
P: Morirnos juntos.
W: Es un sueño constante estar con nuestros nietos, es como abrazar a nuestros hijos otra vez. Reviven las memorias que vivimos con ellos.