Lejos quedan las ideas de que las mujeres solo escriben de temas como el amor, ahora las escritoras se han abierto camino, han dejado atrás innumerables estereotipos que estigmatizaban sus textos, y en Latinoamérica, una de las voces más reconocidas de los últimos años es la de Valeria Luiselli.
Ella fue la primera mexicana en ganar el American Book Award en 2018 por su ensayo Tell Me How It Ends: An Essay in Forty Questions, publicado en México como Los niños perdidos por la editorial Sexto Piso. En este texto Valeria mostró el proceso legal de los niños migrantes que se enfrentan a cuestionamientos por parte de las autoridades estadounidenses en la corte migratoria de Nueva York, donde ella colaboró como traductora para la defensa de menores.
De acuerdo con la autora, este ensayo fue un antecedente para Desierto sonoro, su más reciente novela, la cual presentó a finales del año pasado y se ha hecho acreedora al reconocimiento de la crítica internacional, así como distintos premios como el Fernanda Paviano y el Rathbones Folio, los cuales ganó hace un par de meses y recibió en una ceremonia virtual.
Platicamos con la escritora que fue nombrada una de las 100 mujeres más poderosas de México por Forbes, quien desde su casa en Nueva York, nos habló acerca de su nueva novela y del papel de las mujeres en la literatura latinoamericana.
¿Buscas, a través de tu novela y otros textos, dar voz a los niños migrantes?
No, pienso que todas las personas tienen su propia voz. Yo escribí Desierto sonoro para ofrecer una mirada y un testimonio a las futuras generaciones de las injusticias y situaciones que los niños viven en los centros de detención de Estados Unidos.
A mí me interesa, además de escribir ensayos, artículos y novelas de ficción, participar en proyectos sociales y por ello el año pasado me dediqué a enseñarles a escribir a los niños que estaban detenidos en la frontera. Pienso que de esa manera sí puedo ayudarles a encontrar su propia voz y quizá puedan denunciar las injusticias que viven ahí para que así dejen de ser tratados como personas de segunda categoría.
Al ser parte de la comunidad latina en Estados Unidos, ¿sientes una responsabilidad?
Sin duda siento una responsabilidad que nada tiene que ver con la caridad, sino hacia mi comunidad como mexicana en Estados Unidos. Creo que todos tenemos responsabilidades y yo como escritora puedo ocupar ciertos espacios de visibilidad porque publico, hablo en la radio y en los medios, así que procuro siempre usarlos para tocar esos temas que tanto importan y que deben ser expuestos ante la sociedad.
¿Cómo ves el panorama de la literatura en Latinoamérica para las mujeres?
Lo veo mucho mejor de como era hace 10 años que comencé a escribir. Pienso que hay más espacios porque nos hemos vinculado entre nosotras y creo que hay una sensación mucho más clara de cierta sororidad, compañía y complicidad entre mujeres. Nos leemos entre nosotras, hablamos entre nosotras y creo que nunca se puede asumir que la batalla está ganada; esta lucha es continua.
Yo hace unos años pensaba que habíamos ganado porque ya ocupabamos ciertos espacios, pero no es cierto. Siempre está el patriarcado y las instituciones empujándonos de vuelta. No se puede nunca soltar y es una barrera que debemos pelear con mucha inteligencia, curiosidad y capacidad entre nosotras para unirnos.
¿A qué prejuicios te has enfrentado como mujer en el gremio literario?
A todos los que cualquier mujer joven se debe enfrentar en su vida. La primera vez que te publican siempre piensan que no es por tu talento, sino por otras cosas, y tienes que demostrar que eres seria, que trabajas duro. Yo me acuerdo, y es algo que he platicado con muchas escritoras, sobre todo cuando era más joven, que me preocupaba cómo vestirme para una entrevista o lectura pública.
Yo decía no, no me puedo poner falda porque van a verme las piernas en lugar de escucharme y, en cambio, entra un escritor hombre con su saco y barba y enseguida la gente lo reconoce y le pone su debida atención.
¿Qué hace falta para avanzar?
Continuar teniendo una solidaridad profunda entre nosotras, seguir escribiendo sobre los temas que nos interesen y no de los que se espera que como mujeres escribamos. Hay una labor importante para defender nuestra libertad creativa y hacer lo que queramos.
¿Qué escritoras latinoamericanas contemporáneas nos recomiendas leer?
Fernanda Melchor, Samanta Schweblin, Gabriela Cabezón Cámara y Gabriela Jáuregui.
DESIERTO SONORO
Relata la historia de un viaje por carretera que hace un matrimonio en crisis con sus dos hijos. Ambos son documentalistas y ella quiere registrar lo que enfrentan los niños que buscan asilo y él va por los rastros de la última banda apache que se rindió al ejército norteamericano.