Conoce a Abdulrazak Gurnah: El nuevo ganador del Premio Nobel de Literatura

CULTURA

El nuevo ganador del Premio Nobel de Literatura es un discreto exiliado de Tanzania que escribe sobre vidas atrapadas en los maremotos de la historia

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Su estilo podría describirse como ‘evocador’

Era jueves cuando Abdulrazak Gurnah, quien estaba en la cocina de su casa de Canterbury preparando una taza de té, recibió la llamada para informarle que había ganado el Premio Nobel de Literatura 2021. El profesor jubilado, de 72 años, se declaró sorprendido, aunque encantado, y dijo que no tenía la menor idea de que siquiera lo estaban considerando. “No me habría elegido”, le dijo a un entrevistador de radio de la BBC esa noche. Fue una timidez apropiadamente inglesa para un hombre nacido en Zanzíbar en 1948, pero que ha pasado la mayor parte de cinco décadas viviendo en Gran Bretaña.

Gurnah se crió en una familia acomodada en el entonces Sultanato de Zanzíbar, que alguna vez fue un centro de comercio de esclavos árabes. Huyó de la isla, que luego se incorporó a Tanzania, después de la revolución de 1964 que fijó la mira en las personas de ascendencia árabe y cerró las escuelas. Se encontró de pronto en Gran Bretaña, un país poco acogedor, sin un centavo y añorando su hogar. Luego de estudiar en Canterbury y obtener un doctorado en la Universidad de Kent, se convirtió en miembro del cuerpo docente, enseñando inglés y literatura poscolonial. En su tiempo libre, escribió 10 novelas por las que hasta esta semana ganó un número de seguidores entregados.


Cuando se le preguntó cuál de sus libros recomendaría, respondió que la mayoría probablemente estaban fuera de circulación. El estilo literario de Gurnah podría describirse como “evocador”, si no fuera por el hecho de que evoca a la vida las historias de personas y lugares en rincones de la historia olvidados, si no es que borrados deliberadamente. Gurnah dice que a sus personajes los “moldean pero no los de finen” las circunstancias. En Afterlives, su última novela, una chica es golpea - da por sus padres adoptivos porque aprendió a leer a escondidas. Sin embargo, continúa cortejando al joven que se convertirá en su marido, haciendo bromas y viviendo una vida de finida por su propia voluntad.


Los personajes de Gurnah son sobre todo humanos. Un oficial Schutztruppe brutaliza al chico africano a su cargo, pero alimenta su estudio del alemán, dándole un volumen de Schiller. Al hacerlo, desafía su propio prejuicio de que ningún africano podría comprenderlo adecuadamente.

Varias novelas tratan acerca de la inmigración, un tema que Gurnah describió a los periodistas el viernes como “el fenómeno de nuestro tiempo”, especialmente para aquellos a los que empuja o jala del sur global. La Academia Sueca dijo que ganó el premio por su “penetración compasiva de los efectos del colonialismo y el destino del refugiado en el abismo entre culturas y continentes”.


Para el momento en el que Gurnah llegó a Gran Bretaña, se había formado la imagen de un país de “cortesía y cordialidad’’. “No esperaba la hostilidad que encontré”, dijo. “Te encuentras con malas palabras, miradas desagradables, mala educación”. El país de Gran Bretaña en el que vivía era tan blanco que, en ocasiones, al verse en el escaparate de una tienda, se preguntaba por un instante quién era. Sin embargo, se sumergió en el canon literario inglés “y leyó y leyó y leyó”. 

Las anotaciones en su diario sobre el hogar finalmente evolucionaron en su primera novela, Memory of Departure, sobre un hombre que huye de su nueva patria independiente. Su cuarta novela, Paradise, quedó en la lista de seleccionados para el Booker Prize 1994, su mayor galardón literario hasta el Nobel de esta semana.


El continente de África que describe es más complejo, matizado y multicultural que la narrativa que se ha filtrado hacia Occidente. “Los libros de Gurnah preguntan: ¿cómo recordamos un pasado deliberadamente opacado y borrado del archivo colonial?”, dice Melanie Otto, profesora asistente de literatura poscolonial en el Trinity College de Dublín.

A menudo se le pregunta a Gurnah por qué escribe en inglés. Es un idioma que él dice que, al igual que el críquet, es un invento británico, pero un juego que ahora pertenece a todos y que, a veces, los extranjeros lo juegan mejor. Pero al preguntarle de dónde es, él responde sin dudar: “Soy de Zanzíbar. No existe ninguna confusión sobre eso”.


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  • Aracely Garza