Ya pasaron cinco años desde que se volviera a encontrar con Alejandro Hank en París y que todo comenzara como una cita casual de dos viejos amigos poniéndose al día. Para ella este tiempo ha sido “un lustro maravilloso” que nunca se imaginó y del que destaca la suerte que tuvo de arriesgarse completamente en el amor.
¿Cómo te sientes de que han pasado ya cinco años de ese reencuentro que detonó la familia que tienes?
No puedo creer que ya son cinco años. Nunca se me va a olvidar ese momento en el que me mandó una foto que decía: “La felicidad es hoy”. Estaba con una amiga española con la que pasé una temporada en Europa y le dije: ‘Un amigo mío de la prepa me escribió que si nos vemos para cenar y le dije que sí. Igual y nos la pasamos padre y tiene amigos guapos. Y henos aquí cinco años después.
El flechazo fue instantáneo. Hablé con él, le expliqué mi situación y el resto es historia. Nuestra relación empezó en Marbella y ahorita vamos justo ahí a pasar dos meses a revivir un poquito en el lugar donde todo inició.
¿Qué te llevas de ese momento en el que dijiste “sí” y te aventaste?
Que es muy importante dejarte llevar por tus sentimientos. Muchas veces una piensa todo con la cabeza, pero llega un punto en la vida en el que no puedes hacerlo así, porque no te animas.
Yo venía de una relación muy larga y lo que menos te recomiendan es meterte en otra inmediatamente, pero como no lo pensé, naturalmente ocurrió.
Me propuso matrimonio casi un mes después de andar de novios y sin pensar le dije que sí, porque creo que cuando sabes, lo sabes. Si algo ha hecho esta cuarentena es unirnos como pareja y estoy feliz de tenerlo aquí en casa siempre en España, cosa que antes el trabajo no se lo permitía.
¿Te abrumó todo lo que se dijo en México en ese momento sobre tu nueva relación?
La verdad es que estoy muy acostumbrada a recibir tanto amor como odio. Ya tengo mucho tiempo con una coraza de 10 centímetros para que no me lleguen los mensajes negativos. Hubo mucho, mucho odio, como si yo hubiera hecho algo malo. Simplemente de repente la gente me empezó a tirar hate porque no me creían auténtica. Me tuve que aguantar, eliminé a algunos cuantos en Instagram y ahora cada vez son menos los mensajes de odio.
¿Qué soltaste en ese entonces?
Me duelen hasta la fecha muchas amistades que tuve que soltar. Al final del día son personas que ya no están en mi vida, pero que voy a extrañar mucho siempre y que, en el momento en que estuvieron conmigo, me aportaron muchísimo.
¿Estos cinco años han excedido cualquier expectativa que tenías?
Cien por ciento. De chiquita siempre decía que quería trabajar y lo estoy haciendo, pero también quería formar una familia, cosa a la que en cierto momento de mi vida renuncié por el estilo de vida que llevaba en ese entonces. Fue una decisión que tomé y me hacía sentir contenta, pero ahorita que la vida me trajo aquí no podría estar más feliz. No me imagino sin mis hijos que adoro, sin mi esposo que es mi pilar y mi mejor amigo. Qué bueno que me aventé en el momento y que todo funcionó.
SUS NUEVOS PROYECTOS
Ernesto Coppel, papá de Bárbara, es el fundador de la cadena de hoteles Pueblo Bonito en Mazatlán, Sinaloa, y en Los Cabos. A su vez, ella tiene una empresa para uniformes y recientemente inauguró ArteSun, tiendas de artesanías mexicanas que se localizan en los hoteles y cuyas piezas de distintos estados del país son elegidas personalmente por Bárbara.
¿Qué proyectos tienes actualmente?
El siguiente proyecto que tengo es el de los estudios de pilates. Llevo haciendo pilates desde hace 20 años y me encanta porque es un gran ejercicio. Voy a unificar el concepto de mis boutiques con el de pilates y el próximo año los estaré poniendo en Cabo San Lucas y luego en San Miguel de Allende y Cancún