Ana Lucía es una joven empresaria que se encuentra cumpliendo sus sueños, pero también, guía a otras personas que buscan cumplir sus metas a través del emprendimiento. Además, es una runner de corazón, pues participa en maratones que alimentan su alma y cuerpo. No te pierdas sus consejos y conoce más de ella.
¿Cómo te describirías?
Me considero un alma inquieta a la que le gusta perseguir sus sueños y hacer lo que te apasiona, aunque implique salir de mi zona de confort. Me llena de satisfacción ayudar a las personas compartiendo lo que he aprendido a lo largo de los años, tanto en áreas profesionales, como emocionales, de desarrollo o bienestar.
¿Qué es lo más divertido de ser Ana Lucía?
Me encanta bromear, conocer gente nueva, intercambiar formas de pensar, comer rico, un buen vino y viajar con mi esposo. Me divierte mucho sacar a relucir mi niña interior. Creo que todos lo tenemos dentro, unos más presente que otros. Es esa parte libre y creativa que nos acompaña a lo largo de toda nuestra vida.
¿Qué te hace realmente feliz?
Me encanta poder sentirme libre y creativa. Para mí, es el mejor estado; cuando me siento en sintonía con mi alrededor, mi familia, mis amigos, mi salud y mi forma de ver las cosas. Desde hace varios años, descubrí que me llena de felicidad el poder hablar sobre emprendimiento con estudiantes que tienen ganas de hacer más y de emprender. Me llena mucho participar en pláticas, paneles, eventos, pienso que, con poder impactar en el futuro de al menos una persona, todo vale la pena.
¿Hace cuánto tiempo comenzaste a correr y cómo surgió esta necesidad?
Empecé a correr en mis años de universidad en Monterrey. Me gustaba mucho correr en Calzada y comencé a tomarlo como una clase de terapia para desahogar mis preocupaciones de estudiante. Con cada salida a correr, comencé a ver las cosas desde una perspectiva mucho más clara y más ligera. El correr me permitía dejar todo lo externo a un lado, por al menos una hora, y enfocarme en ordenar mis ideas y crear nuevos pensamientos.
¿Qué es lo que más te gusta de correr maratones?
El camino me puso a prueba muchas veces y me enseñó más de lo que yo podría haber imaginado. Justo cuando acabé el maratón, recuerdo haber escrito como conclusión personal que: es la fiesta que recompensa todos esos días, semanas y meses de entrenamiento. Hacer un maratón es mucho más que kilómetros recorridos o condición física ganada, significa mucho trabajo de la mente y la capacidad de llevar tus límites a prueba constantemente. Lo que más me gusta es que me da balance en todos los aspectos de mi vida. La constancia y disciplina diaria han impactado de forma positiva en mi desempeño profesional, físico, mental, familiar, hasta en mi estado de ánimo.
¿Cuál es el reto más grande tanto en los entrenamientos como en las carreras?
Sin duda alguna, el reto más grande fueron los tres meses de entrenamiento previos al maratón. La idea de correr el maratón de Nueva York la había anotado como un propósito de año nuevo más, sin pensarlo mucho. Sin saber lo que implicaría llegar a lograrlo, me inscribí para después investigar en qué consistía. Para mi sorpresa, implicaba un proceso al que muchos le dedican años y yo solo tenía, a lo mucho, cinco meses. El reto fue mantenerme constante cuando sentía que mis piernas no podían más, cuando me lesionaba y tenía que ir a descargas semanales. Fue un reto ya que, a raíz de una lesión, los médicos descubrieron que tenía un ligero grado de escoliosis, lo que hacía que me apoyara más en una pierna que en la otra. Así que, un mes y medio antes del maratón, con el tiempo encima, tuve que fluir y adaptarme de inmediato a unas plantillas de 6mm. Fue duro ya que son molestas hasta para caminar, pero mi coraje y mis ganas de lograr este objetivo me sacaron adelante y me llevaron a correr 30 km del maratón con ellas. Además, salí ilesa de esa prueba, sin ampollas ni lesiones.
¿Cada cuánto y cómo es tu preparación deportiva?
Hoy en día, debido a la pandemia, el entrenamiento cambió porque no contamos con carreras disponibles y debemos cumplir con las medidas sanitarias. Sin embargo, procuro no dejarlo; es un deporte muy celoso, si lo dejas te lo cobra con la condición. Corro alrededor de cuatro a cinco días a la semana, bajo la supervisión de un entrenador quien, de acuerdo con mi condición, personaliza un plan que consta de ejercicios en pista, distancias de forma progresiva y distancias largas los fines de semana. Siempre, antes de comenzar hacemos ejercicios de estiramiento para lubricar, seguido de un trote ligero de 15 minutos. Al final hago ejercicios de estiramiento para evitar lesiones.
También eres empresaria, ¿cómo comenzó esto?
Podría decir que mi vida en los negocios comenzó desde que estaba en cuarto grado. En ese entonces vivía en Tampico, y cada vez que iba a Estados Unidos traía cualquier novedad para después venderla con mis compañeros. Después, emprendí varios negocios temporales durante la preparatoria, y una vez que llegué a la universidad comencé a adentrarme en el mundo del Comercio Internacional. Trabajé en KPMG en el área de Aduanas y Comercio Exterior y, después, durante mi intercambio en Shanghái, China, tuve la oportunidad de conseguir un trabajo como practicante en una comercializadora mexicana. Ahí aprendí a inspeccionar fábricas, verificar líneas de producción, negociar con proveedores chinos, entre otras cosas. A mi regreso, vi como un nicho de oportunidad el traer productos de China para el giro de eventos y decoración. Así fue como fundé la comercializadora y mi propia marca de mobiliario MÀODECOR, hace cinco años.
¿De qué manera ha cambiado tu vida desde que comenzaste a emprender?
Sin duda alguna, la libertad que te brinda el emprendimiento es un gran beneficio. Pero lo que más ha cambiado mi vida han sido las personas que he conocido durante el camino, además se han vuelto mentores, amigos, clientes, y cada uno de ellos me ha dejado grandes enseñanzas. Hoy puedo decir que haber tomado el camino de emprender me ha hecho crecer tanto personal como profesionalmente. Me ha retado y me ha comprobado que todo aquello que nos propongamos lo podemos lograr.
¿Cómo nace Almapreneur?
Este proyecto nace, hace poco más de un año, con el objetivo de facilitarle el camino a los estudiantes que tienen la inquietud de emprender antes de graduarse, como fue mi caso. Inició de mi pasión por ayudar y compartir mi experiencia, conocimiento y, sobre todo, aprendizaje. Tal y como el nombre lo dice, va dirigido a almas emprendedoras, almas inquietas que buscan hacer más, perseguir aquello que les apasiona y disfrutan hacer.
¿Cuál es el enfoque de este proyecto?
Busco impulsar el emprendimiento en jóvenes y adultos: que crean en ellos mismos y en que es posible crear un negocio de aquello que realmente disfrutas hacer. A su vez, busco compartirles mis conocimientos con respecto al mercado chino, facilitarles el camino de importación y comercialización de productos mediante contenido útil y asesorías personalizadas. A la par, por medio de lives invito a emprendedores a contar sus historias no solo de éxito sino también en sus inicios y en los obstáculos sobrepasados.
A cinco años de trabajar con la comercializadora y tu negocio, ¿qué has aprendido?
Lo que siempre digo cuando me invitan a dar mi testimonio es que no esperen emprender hasta que tengan todo perfecto, un negocio va cambiando y adaptándose sobre la marcha. Mi negocio de mobiliario, MÁODECOR, en particular, ha sido el que más ha evolucionado. Hemos pasado de tener oficina y showroom en Monterrey y Puebla, a digitalizarnos por completo y mostrar nuestras sillas mediante la herramienta de realidad aumentada.
Todo ha evolucionando de acuerdo con el mercado y la era digital. Y justo por la importancia que ha tenido lo digital, hoy en día, comencé una Maestría en Marketing Digital y Comercio Electrónico, para aprender más acerca de cómo los negocios se han ido adaptando y creciendo de formas nuevas y más eficientes.
¿Cómo mantienes el equilibrio entre todas tus actividades?
Parece fácil pero no lo es. Requiere de mucha constancia y de una capacidad de fluir con lo que la vida te presente. Intento ser constante con ejercicio, alimentación, desarrollo profesional y personal, con mi tiempo de familia y de ocio. Me funciona escuchar mi cuerpo y procuro darle un descanso o una pausa siempre que me lo pide. Pero lo que más me ayuda y de lo que me siento agradecida es de la red de apoyo con la que cuento, sobre todo mi esposo y mis papás, que son quienes creen en mí aún antes de que yo lo haga, y me dan ánimos cada vez que lo necesito.