Alberto Arriaga Garibay asegura que su primera pasión ha sido la Arquitectura y relata que recibió su título profesional en 1987, pero comenzó a trabajar en 1983, ahí aprendió realmente lo maravilloso de su profesión. Desde hace nueve años abrió su propio despacho, donde a la fecha ha recibido muchas oportunidades con infinidad de proyectos que le han dado grandes satisfacciones.
Alberto se siente muy agradecido con sus papás, ya que lo apoyaron en todo momento y considera que gracias a ellos se ha realizado como ser humano y profesionista. De ahí que su familia sea otra de su grandes pasiones, pues siempre lo acompañan y apoyan: su esposa Sonia, sus hijas Luciana, Ivanna y Aitana, así como su gran maestro, su hijo Alberto, quien le ha enseñado lo que realmente es importante en la vida: “Sin duda ellos son mi mayor motivación para eliminar todos los obstáculos que se me presentan”, abunda.
“La vida tiene situaciones que algunas veces nos pueden confrontar, tiempos buenos, no tan buenos o complicados, y cuando experimentamos eso es el momento de eliminar obstáculos que no nos permiten ser felices. En uno de esos momentos se me presentó la oportunidad de practicar yoga. Inicié en 2006, por mera curiosidad y sin saber lo que esta filosofía realmente puede aportar en la vida y a todo lo que te rodea”, señala.
Cambio de vida
Alberto indica que se encontró con grandes amigos y maestros que le empezaron a guiar en el camino y en poco tiempo comenzó a disfrutar, pero sobre todo a observar grandes beneficios físicos, emocionales y espirituales, y que así fue como el yoga se convirtió en otra de sus grandes pasiones: “El yoga me ha enseñado a darme cuenta de lo que me sucede a mí y a mi alrededor de una manera objetiva y real. Me ha ayudado a vencer obstáculos, a conocer personas y lugares espectaculares, en resumen, me ha enseñado a ser libre y feliz”, afirma.
También asevera que la meditación enseña a vivir más consciente, a tener experiencias maravillosas, a saber que el pasado es solo un experimento y a no preocuparse por el futuro, sino a vivir intensamente el momento presente.
El arte de enseñar
Como instructor de yoga, Alberto cuenta con un certificado para compartir sus conocimientos y a la fecha cuenta con 1,200 horas de estudio continuo con grandes maestros, así como una gran cantidad de retiros y cursos en México, Estados Unidos y Europa. Es un apasionado por compartir lo que aprende, por lo que considera que enseñar es otra de sus grandes pasiones.
Indica que su principal meta en la vida es ser feliz con lo que le rodea, saber recibir y compartir lo más posible. Por eso, desde hace más de 12 años, el arquitecto transmite sus conocimientos en Shanti Yoga Estudio junto con tres compañeras: Laura, Sandra y Alejandra.
La invitación
Afirma que nunca es tarde para empezar a practicar yoga e invita a darse la oportunidad de experimentarla, porque es algo que realmente cambia la vida: “No hay reglas ni restricciones físicas o espirituales para poder tener la experiencia del yoga”, recalca.
Para finalizar, Alberto comparte que leyó un libro titulado El Poder del Corazón, que le hizo comprender que el corazón es un órgano pensante y entendió que hay que dejarse llevar siempre por él: “El corazón es guía para una vida feliz. Agradezco infinitamente todos mis procesos, mi trabajo, mi práctica de yoga, mis amigos y compañeros de vida y a toda mi familia. No olvides hacer yoga y tu vida será mejor”, concluye.
Fotografías: Brenda Rodríguez Photography @brendardzphotography
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