Adriana Saggiante, la decisión que cambió su vida

Sociedad Hidalgo

Creció en una familia de abogados y su idea era continuar en esa línea, sin embargo la vida la llevó a tomar un camino totalmente diferente.

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Una mujer que cumple todo lo que se propone contra cualquier pronóstico. (Fotos: Carlos Dayan Aparicio)

Cuando llegó la hora de elegir su carrera, optó por Derecho en el ITAM, pero tenía una roomie que estudiaba Ingeniería en Negocios en esa universidad, y sin querer, la convenció de cambiarse de carrera: “Yo tenía el horario matutino y ella el vespertino, pero como en esa época nos tocó el No Circula, yo la esperaba y me metía a sus clases, ¡me encantaban!”, cuenta.

Como es una persona muy responsable y exigente, terminó el semestre antes de volver a empezar: “Mis papás respetan mucho mis decisiones y están muy contentos con lo que hago, pero sé que en el fondo sí les hubiera gustado que fuera abogada”, confiesa.

Así fue como entró a la ingeniería en Negocios y Tecnologías de la Información en el Tecnológico de Monterrey, y esta fue la mejor decisión que pudo haber tomado. Antes de graduarse ya tenía trabajo: “Un amigo me recomendó actualizar mi CV, lo subí a LinkedIn, y a los cuatro días me contactaron. Tuve algunas entrevistas y a la semana ya me habían contratado”.


Entre sus principales actividades como Business Intelligence Analyst de Rappi está el manejo de bases de datos, tanto de México como de Colombia: “La verdad es un trabajo muy padre, pero también muy pesado porque es mucha información; al final, lo que aprendo aquí en una semana, en otra empresa lo haría en dos meses”.

A la par, Adri se encuentra trabajando en una fundación a nombre de su abuelita, Adela Ríos Roldán, una de las primeras mujeres matemáticas en México: “Es una idea que tengo desde hace tiempo. Siempre he creído en la inclusión de las mujeres en el mundo de las tecnologías de la información, eso siempre ha sido algo que me ha apasionado”, describe.

A pesar de que su abuelita no ha fallecido, la familia busca rendirle un homenaje en vida; y aunque la fundación aún no está registrada, ya se cuenta con todo el trámite y solo está en espera la confirmación de la ubicación: “Lo que queremos es dar talleres en la tarde para niñas de entre 12 y 22 años donde se darán clases de matemáticas y lenguajes de programación. Mi abuelita fue una mujer que rompió estereotipos, así que para mí es importante que su fundación ayude a que muchas mujeres se superen, así como ella lo hizo. Mi meta es que para diciembre, mes de su cumpleaños, se formalice este proyecto”.


Otra de sus grandes pasiones es el cine, ya que en su casa todos son cinéfilos: “Mi mamá siempre hace fiesta cuando son los Premios Oscar, escomo nuestro Super Bowl”, bromea. Un año antes de terminar la prepa, había escuchado de la American Academy of Dramatic Arts, y se puso como meta conseguir un lugar, aunque sabía que era muy difícil conseguirlo.

Sin decirle a sus papás, hizo los exámenes y mandó toda su información para entrar aun curso intensivo de cinematografía y arte dramático, “De repente me avisaron que yo había sido aceptada; le conté a mis papás, y al principio como que no estaban muy convencidos porque tenía que irme a vivir sola a Los Ángeles, pero al final decidieron apoyarme con todo, como regalo de graduación”, explica.


Todo fue muy precipitado. Adriana ya había confirmado su asistencia sin ni siquiera tener donde vivir: “Tomé el avión y al llegar busqué un Airbnb. Tuve que esperar dos horas en el aeropuerto a que la dueña me contestara. La verdad fui muy lanzada. Mis papás siempre me han dado mucha libertad; desde chiquita siempre les ha interesado que conozcamos diferentes culturas y eso es algo que agradezco, pero esa vez sí fue la aventura más loca, mi mamá estaba muy preocupada, pero al final todo salió bien”.

En la Academy of Dramatic Arts, Saggiante vivió una experiencia increíble. Profesores como Lucy Liu, actriz de Los Ángeles de Charlie, fue una de sus mentoras: “Estuve allá cuatro meses viviendo sola. Estudiaba de lunes a sábado, de nueve de la mañana a siete de la noche. En el curso nos enseñaban historia del cine y directores, técnicas cinematográficas, clases de interpretación y talleres; tomé muchas materias que nunca imaginé que iba a tener, realmente nunca pensé que algún día iba a estar en ese lugar”, comenta.


Aunque el cine es algo que ama desde pequeña, para ella nunca fue opción dedicarse a eso. “Vengo de una familia muy trabajadora, pero sobre todo muy estudiosa; yo pensaba que, a pesar de que me encanta el cine, debía tener una carrera y un título”.

“Quizá ahora que ya tengo lo que me propuse académicamente, estudié Cine como una carrera alternativa. También me gustaría estudiar Arte; definitivamente quiero seguir aprendiendo sobre el tema, pero ahorita estoy enfocada en crecer profesionalmente, trabajar mucho para ahorrar lo suficiente y dedicarme a mis hobbies”, dice.

Su más grande sueño es irse a vivir a Turquía; Adriana se declara fan de su cultura y arquitectura. Y aunque aún no sabe en qué podría trabajar allá, agradece el haber estudiado una carrera universal. “El lenguaje para programar es el mismo, el lenguaje para las bases de datos también; siento que eso me puede abrir muchas puertas en cualquier lugar del mundo”, finaliza.

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  • Alisson Moreno