Gabriela Elizondo y Yolanda Garza continúan trazando metas para que el Ballet de Monterrey siga destacando una referencia única en su categoría.
A lo largo de los años, este dúo ha liderado con pasión y compromiso, impulsando cada detalle dentro del Ballet de Monterrey. Y es que para Yolanda, Gaby es su mayor apoyo y una pieza clave en este proyecto. “Es una gran responsabilidad liderar este increíble proyecto, pero tengo la fortuna de rodearme de personas valiosas. En particular, Gaby es mi todo, mi pilar. Sé que siempre puedo contar con ella y eso me da una gran certeza”, destacó.
El éxito de esta institución radica en el trabajo en equipo y la conexión entre sus miembros, lo que le otorga un significado aún mayor. “Para alinear ideas y planificar el futuro, realizamos reuniones semanales con el staff. La operación de esta institución es única, por lo que es fundamental mantenernos en sintonía y trabajar bajo un mismo propósito”, destacó Yolanda.
Bajo estos elementos, se han logrado éxitos únicos, como la creación de una producción original con Maxi Ullán y Carlota, considerada única en su género. “Además de esto, la verdad es que nos enorgullece que, aunque nos tardamos un poquito, por fin pudimos realizar la construcción de un gimnasio para nuestros bailarines, fomentar su desarrollo y, por supuesto, en fortalecer el Club de Ballet”, resaltó Gabriela.
El Club de Ballet, con 23 años de historia, busca acercar a los jóvenes a la danza clásica y a fomentar su participación en las funciones. Ahora, Valeria Guerra Siller toma la presidencia con el reto de continuar su crecimiento. “Sabemos de la gran capacidad de Valeria y sentimos que llega en un momento clave, justo cuando celebramos nuestro 35 aniversario. Su energía y la de sus amigas, todas comprometidas con el proyecto, aportarán una estructura más sólida”, comentó Gabriela.
Con la llegada de Valeria al Club, es importante destacar los retos y responsabilidades que ahora asume. “El patronato se encarga de la operación general del Ballet, abarcando áreas como la administración y la dirección artística. Su labor principal es la recaudación de fondos, asegurando los recursos necesarios para el sostenimiento de la compañía y el pago de la nómina.
Por su parte, el Club también organiza eventos de recaudación, pero con un enfoque específico en el bienestar de los bailarines. Se encarga de detalles como su posada, regalos de Navidad y celebraciones mensuales, asegurándose de que cada integrante se sienta valorado y respaldado”, explicó.
Para Yolanda, el Ballet de Monterrey es un legado invaluable que ha marcado su vida desde su fundación por su madre. “Cuando mi mamá fundó el ballet, la danza no tenía tanta visibilidad y tampoco existían los recursos necesarios para llevar a cabo una puesta en escena.
No existían iluminadores especializados, vestuaristas capaces de confeccionar un tutú o productores con experiencia en este tipo de espectáculos. El Ballet de Monterrey ha sido una plataforma para el desarrollo de distintas áreas y un impulsor de talento”, concluyó.