Ximena Sariñana anda imparable. No contenta con lanzar la serie Las azules, el festival Hera, el sencillo ALV, además de ser mamá de dos niños, la artista está por estrenar la obra musical Jesucristo Superestrella, con el papel de María Magdalena.
Aunque muchos podrían decir que esta es su incursión en el teatro, la realidad es que lo primero que hizo la tapatía, cuando se mudó a la Ciudad de México a los 8 años, fue una obra musical, El príncipe feliz, de la cual hizo alrededor de 200 representaciones. De ahí su carrera se concentró en cine y televisión, y posteriormente en la música.
El teatro fue lo que detonó su carrera, en la que lleva ya tres décadas. “Fue lo primerito que hice, y tiene sentido. La actuación y la música iban juntas para mí cuando era una niña y siempre ha sido lo que más me ha llamado la atención”, asegura Ximena.
Entonces, para ella, en realidad este es un regreso a sus orígenes, pues además esta historia es una que amaba de chica.
“Conocía la película porque mis papás la tenían en LaserDisc y me encantaba verla, me la sabía de memoria, sobre todo las canciones de María Magdalena. Tengo una conexión muy emocional con la historia”, me cuenta.
Y, aún y con todo y estos 30 años entre la música y la actuación, Ximena confiesa que el síndrome del impostor no ha desaparecido del todo. En esta obra, a estrenarse el 4 de octubre en el Centro Cultural Teatro 1, comparte escenario con Erik Rubín, Benny Ibarra, Leonardo de Lozanne y alterna con María León. Ximena admira la trayectoria de cada uno de ellos en el teatro.
“Sí siento una responsabilidad de ponerme al corriente, me tengo que poner las pilas, porque no puedo ser yo, digamos, el talón de Aquiles en la obra”, confiesa.
Pero es justo ese empuje que la caracteriza lo que hace que no se detenga por nada. Y aunque su personalidad es un tanto introvertida y tímida, en realidad la cantante tiene una energía incansable.
Porque, además, tiene dos hijos con Rodrigo Rodríguez: Franca, de seis años, y Julián, de tres. Le pregunto entonces si se puede combinar una carrera tan demandante y con tantos proyectos con la maternidad?
“Definitivamente es posible. Pero no es solo responsabilidad de la madre, es una falacia pensar que eres tú sola contra el mundo, no es responsabilidad solo de una el bienestar de la familia. Criar hijos es una obligación colectiva. Mis hijos saben que tienen una mamá muy presente, que no importa lo tarde que llegue el día anterior, se despierta todos los días para llevarlos a la escuela, y trato de hacerme lo más presente posible aun estando metida en el teatro 12 horas. Afortunadamente, cuento con mucho apoyo: mi esposo, mis papás, familiares y una comunidad. Es un esfuerzo colectivo y me gusta mandar ese mensaje de que es una responsabilidad que no es exclusiva de la madre”, dice.
Durante nuestra plática, destaca que le faltan muchísimas cosas por hacer y explorar, en las que menciona el mejorarse a sí misma. Por cómo habla, parece que no tiene ninguna intención de que este ritmo de vida y trabajo pare: “No (ríe), no creo que pare”, afirma.
En tu regreso al teatro, ¿qué ha sido lo más difícil?
El actuar para las dos mil personas que me van a estar viendo en el teatro. Vengo de hacer series y películas, donde tienes una cámara que hace que la actuación sea contenida, y aquí es lo contrario. Debes recordar que la persona que está sentada en la última fila también tiene que entender la emoción por la que está pasando el personaje y eso ha sido un reto gigantesco. También olvidarme de que tengo muy ligada mi parte musical a lo que es Ximena Sariñana, la artista que habla siempre desde sus experiencias, con mi manera de cantar y de ser. Aquí me tengo que olvidar de eso, porque estoy interpretando a un personaje. Me ha costado trabajo soltar a Ximena, su manera de interpretar y de pararse en un escenario, porque es lo que requiere el personaje. Ha sido interesante enfrentarse a ese reto.
Eres cantante y has estado en cine y tele, ¿qué brinda de forma especial el teatro?
El espectáculo en vivo del teatro no se compara con nada. Aquí estás viendo y sintiendo en tiempo real lo que los actores están sintiendo y contando de la obra. Logra ponerte la piel chinita y cautivarte de una manera diferente, la cual provoca que salgas más conectado con la historia y más conmovido.
Este año, y en particular estos meses, han sido bastante movidos para ti. ¿Cómo te sientes?
Muy agradecida por todo lo que estoy haciendo. Muy inspirada y muy cansada también... hay que decirlo, porque a veces pareciera que todo es perfecto. No dejo de agradecer, porque hay muchísima gente partiéndose el lomo en este país y no todos tienen la fortuna de trabajar en algo que es tan apasionante y que te llena tanto, además de estar rodeado de tantas personas increíbles. Me siento privilegiada.
¿Hay algo que sientas que te falte por hacer?
¡Muchas cosas! Creo que ese es el juego de la vida. Uno siempre va con ganas de vivir, de conocer y de hacer más cosas. En el aspecto laboral siempre estoy buscando mejorarme como artista, creadora, compositora y productora; ver de qué manera puedo seguir manteniéndome interesante y vigente, tanto para mí como para el público. Me interesa estar a la altura en innovación, en excelencia musical, y estar adaptándome siempre a este mundo tan rápido y cambiante que siempre nos está tirando nuevos retos y nuevas cosas que hay que cachar.
Estás a punto de cumplir años, ¿te pone a reflexionar la edad?
No soy mucho de regirme por las reglas de la edad. Creo que he ido pasando por distintas crisis a lo largo de mi vida, que más bien me gusta llamarlas puntos de inflexión en los que cambia el panorama de ciertas cosas o suceden otras. Y mi estado natural es uno muy reflexivo. Por mi trabajo estoy conectando constantemente con las emociones y conmigo misma, entonces me mantengo siempre in check. Es muy bueno siempre tomarse tiempo para la reflexión, para ver cómo estás y si te gusta por dónde vas. Además, es una falacia pensar que siempre todo tiene que estar en su lugar. Hay veces que unas cosas van funcionando de maravilla y hay otras en las que no puedes hacerlo todo y las tienes que poner en pausa. Es parte de la vida. Así es de especial y con distintos niveles de intensidad y cosas fuera de lugar.
¿Qué te gustaría que tus hijos vean y aprendan de ti?
Que vean a una mujer tremendamente apasionada por lo que hace y a una mujer feliz que busca cuidarse mucho. Los niños aprenden de lo que ven, no tanto de lo que les dices, por eso es importante actuar pensando en eso. Es muy importante para mí dejarles las partes buenas de mi personalidad. Me encantaría que pudieran conducirse en la vida con pasión, con alegría y encontrándole un sentido siempre a todo. Son niños muy tenaces y curiosos, y algo que les celebro mucho es la autenticidad y que nunca se sientan mal por ser quienes son y por querer lo que son. Que sean sobre todo libres, libres, de elegir quien sea que quieran ser. Que se conduzcan con mucha empatía hacia los demás, hacia el mundo entero. Eso es algo que me inculcaron desde chiquita y que he seguido llevando a lo largo de mi vida.
Esta etapa de tus niños, ¿cómo la has estado viviendo?
Es muy linda. Crecen súper rápido, entonces es estar siempre aprendiendo con ellos. Y es estar también a la altura de ellos. Porque van cambiando muy rápido, tienen nuevas dinámicas, nuevos intereses, nuevas preguntas también y hay nuevas necesidades. Como mamá estás todo el tiempo así. Cachando qué van a necesitar y en qué están. Tienen y maneras muy bonitas de ver las cosas y muy inspiradoras también. Y lo disfruto. Creo que al final eso es siempre un recordatorio importante para las mamás. Que esta etapa se pasa súper rápido, de verdad.
¿Crees que hay alguna razón por la que llega esta obra en este momento de tu vida?
Me gusta mucho reconectar con las razones por las cuales empecé en esto. En el teatro hay personas increíblemente apasionadas por lo que hacen y que se desviven por sus por sus proyectos. No es novedad que es un gremio de mucho sacrificio. Es definitivamente el peor pagado entonces la gente que está ahí es muy comprometida con su chamba, con contar las historias de esa manera. Eso siempre es muy bonito recordarlo y estar rodeada de esa energía es algo muy positivo.
¿Qué te deja a ti la obra?
Esta historia habla mucho de la empatía, habla de la figura pública y como la idealización de la persona. En el caso particular de mi personaje de María Magdalena, es esta figura que empatiza mucho con el personaje y que lo entiende de otra manera a como lo ve la mayoría de la gente. Es una parte muy bonita de recordar. Pero, creo que lo que más me deja esta obra es la experiencia de trabajar con todas estas personas tan talentosas, tan dedicadas a su trabajo y no nada más obviamente hablo del ensamble y del cast, sino también toda la gente de producción. Es increíble verlos trabajar y ver con qué precisión lo hacen. Cómo una idea o una visión mueve tantos recursos y personas que se sumaron al proyecto para verla realizada. Eso es es algo con lo que me identifico mucho, porque al final somos todos creadores y buscamos plasmar nuestras ideas y verlas lanzadas al mundo.