Ximena Sariñana me causa mucha intriga. Me la genera porque es la imagen de una mujer serena y hasta imperturbable. No tiene algún escándalo en su carrera, de ningún tipo, y no le interesa. No acostumbra dar muchas entrevistas ni hablar en público, pero no tiene problema alguno en pararse en el escenario por más de dos horas y dar un buen show. El misterio sin duda ayuda a crear fascinación y, al final del día, no se puede negar la música. Ximena deja que su música hable por sí misma. Sin embargo, hay otro lado de esta cantante que pocas personas llegan a ver, ya sea que esté componiendo, actuando o fungiendo como embajadora de la ONU. Apenas unos minutos con ella y te das cuenta de que detrás de esa fachada hay una artista decidida y arrojada, con muchísima más profundidad de la que aparenta o de la que incluso ella misma quiere demostrar. No es la primera vez que la entrevisto y para mí ella es el ejemplo perfecto de alguien cuyo frente realmente no describe de manera acertada su interior. Este año y el pasado fueron unos muy movidos para ella. Regresó a la actuación con La casa de las Flores, en 2018, y este año salió en la película de la serie, además de que en octubre lanza su quinto álbum Amor adolescente. Pudiendo quedarse en casa, resguardada de la pandemia y con sus dos hijos, Ximena escoge seguir, seguir y seguir su camino como cantante, compositora y actriz. Para las fotos de esta portada, que shooteamos en una increíble casona en la Roma, que edificó Eduardo Iturbide, gobernador de la Ciudad de México en 1914, y que fuera la última morada de la viuda de Porfirio Díaz, doña Carmen Romero Rubio y Castelló, Ximena llegó con su segundo hijo, que tuvo a finales del año pasado, en plena pandemia. Entre foto y foto, regresaba con él para darle de comer y abrazarlo. La manera en la que se le iluminaba la cara cuando lo tomaba en sus brazos fue algo muy conmovedor de ver. “Es el efecto que tienen los hijos en uno”, comenta.
Su tranquilidad y paciencia la convierten en una personalidad con la que es, sinceramente, una delicia trabajar, y la profundidad a la hora de platicar y ahondar en los porqués de sus proyectos, en las causas que la mueven y en la diferencia que busca hacer en el mundo con su talento, es envidiable. Ximena fue nombrada en 2020 la primera embajadora de Buena Voluntad de ONU Mujeres en México. Apoya a la fundación Vuela, para ayudar a los niños con cáncer, y a la Fundación Creciendo con la Música. “Se vuelve más importante para mí que cada cosa que haga deje un impacto positivo. Al final es el mundo que vas a dejar”, explica. Ahora acaba de lanzar Mr. Carisma, una cumbia. ¿Por? “Estoy en una etapa en la que quiero experimentar y salirme de mi zona de confort. Es un género que me es muy ajeno y esto fue un primer experimento”, me dice. Aunque le es extraño, su colaboración con Los Ángeles Azules resultó un éxito que, además, la ha divertido mucho. Si hacemos un recorrido por la propuesta musical de Ximena, vemos que saltan canciones como “Si tú te vas”, “Mediocre” y “Cobarde”. La Sariñana es feminista y lo grita con su creatividad y su canto. El mensaje es feminista y empoderador. “Al final ese debe ser el acercamiento hacia el amor como seres humanos. Empoderador, no un amor que te haga sentir menos o del que no tengas el control, voz o voto. Todos merecemos tener una opinión, todos tenemos algo que decir”, dice al respecto.
Este quinto álbum lo empezó a trabajar a mediados de 2019 en un campamento para promover la participación de mujeres en la música y de ahí inmediatamente salió este tema, que habla de “ese galán por el cual pasas en algún punto de tu vida y del que todo el mundo te dice: ‘¿qué le ves a ese tipo?’”, explica. Para ella ese evento fue decisivo y le encantó estar rodeada de tantas mujeres en el estudio. Y, ¿de dónde sale la idea de este disco y su nombre? “Lo empecé con la idea de escribir canciones de amor con un lado libre, sin tapujos y muy positivo. Poco a poco me di cuenta de que tenía esas ganas de experimentar el amor con esa nostalgia. Quiero que la gente los disfrute mucho, pero siempre me gusta ofrecer la experiencia”, agrega. Este octubre es para ella uno especial, pues además de lanzar el disco, cumple 36 años y celebra 13 de trayectoria musical, además de tres años como mamá, etapa de la cual prefiere hablar poco. Me impresionó, por lo tanto, que llegara a la sesión con su hijo en brazos y sin esconderlo. “¡Los hijos lo son todo!”, me dice, “me cambiaron la vida al cien por ciento y soy feliz con ellos. Es una felicidad que no termina nunca”. Platica feliz que sus dos hijos se llevan perfecto entre ellos y que le encanta cantarles. “Te das cuenta de que la música conecta con el alma de los niños”, asegura. Con su esposo, Rodrigo Rodríguez, quien es fotógrafo de cine; su papá, el director y productor de cine, Fernando Sariñana, y su mamá y su hermano que son guionistas, no cabe la menor duda de que los niños de Ximena crecen en un entorno de lo más artístico.
“La maternidad te hace tener un corazón más profundo”
Ximena se describe a sí misma como una persona drama free. Y lo es. Por eso dice que no le costó trabajo sortear los meses más complicados de la pandemia. “Mis hijos se llevan bien y ahora que están creciendo empiezan a jugar más entre ellos y eso es, además, muy práctico”, ríe. Si algo le ha enseñado la vida recientemente es que se puede esfumar en un segundo y trata de disfrutar cada instante con su familia. Aunque confiesa que sí extraña mucho presentarse en vivo. En el verano de 2019 dio su primer concierto en el Auditorio Nacional y quiere ir por más. “Es que una cosa son views y plays, esos son números, no te dicen nada emocionalmente de lo que está pasando. Me hace mucha falta esa parte”, admite.
¿Cómo dirías que ha cambiado tu forma de ver la vida o tus prioridades tras tener a tus hijos?, le pregunto. “La maternidad te hace tener un corazón más profundo, experimentas el amor en un nivel muy distinto. Es un amor más grande porque no te pide absolutamente nada a cambio y no acaba nunca. Tus hijos no te tienen que caer bien todo el tiempo, no los tienes que entender (ríe), es un amor infinito. Es muy loco en ese as-pecto. Eso te hace ser más empático con la gente, con el mundo, en tratar de dejarles un mundo mucho mejor para ellos”, responde. Ese mundo que quiere dejar, que está construyendo con su creatividad, con su voz tanto en sus canciones como con distintas causas, eso es lo que Ximena es capaz de hacer con su música. No puede cambiar el mundo, pero puede hacerte sentir y comprender cosas por personas o lugares que nunca has conocido. Una sola canción tiene la magia de ayudar a no sentirte solo. Esta es una manera en la que se consigue un mundo mejor. Abre nuestra empatía y nuestro corazón para con-vertimos en personas más amables. La música tiene, al mismo tiempo, ese poder y ese potencial. ¿Qué te gustaría que tus hijos tomaran de ti, de todo esto que estás construyendo para ellos en un futuro? “Contagiarles esa alegría de vivir, que encuentren plenitud en crear lo que les gusta y, sobre todo, en ayudar a la gente. Hoy en día es lo que debemos de hacer como seres humanos. Que sean seres muy empáticos, libres y que quieran dejar la sociedad en la que viven como un mejor lugar”, platica sonriendo. La última vez que te entrevisté, me dijiste que lo más difícil de ser mamá eran las horas sueño. ¿Qué dices esta vez?, le cuestiono. “Eso no ha cambiado nada”, asegura riendo esta mamá, artista y creadora que busca hacer una diferencia desde su rincón en el mundo. One at a time, como dicen.
Texto: Aracely Garza
Fotografía: Alejandro Salinas
Asistente de fotografía: FERCH UGALDE
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MUA : @annapatty_probeauty
Stylist: Aurora M.B.