Ximena Lamadrid ha destacado por su trabajo actoral en producciones como ¿Quién Mató a Sara?, Príncipes salvajes y Bardo. Falsa crónica de unas cuantas verdades, esta última bajo la dirección de Alejandro González Iñárritu.
Hoy, ha dado un emocionante salto en su carrera artística al debutar como guionista y directora con el cortometraje Marea, un proyecto que marca un punto de inflexión en su trayectoria, demostrando su versatilidad y pasión por explorar nuevos horizontes creativos en el cine.
“Sin duda, puedo decir que es mi proyecto más personal y más bello. Siento que se me abre el corazón cuando hablo de Marea, pues es una historia que nació hace como dos años, cuando decidí meterme a un mundo diferente, pero familiar, y escribir algo que en parte está inspirado en el embarazo de mi mamá. Hablo de cuando ella me esperaba en los noventas y, al mismo tiempo, de ese Cancún donde vivió hace más de 20 años... También me sirvió de inspiración la relación con su hermano, que tenía 12 años menos que ella en ese momento y, poco a poco, surgió este guion que es como una ficción, pero llena de elementos íntimos y personales”, nos dice.
De hecho, Marea es un proyecto que Ximena codirigió con su hermano, Julián Lamadrid, quien también la ayudó en el proceso de escritura.
“Él me ayudó muchísimo, al igual que mi pareja y la novia de mi hermano, que se involucraron también en la producción y en a dirección, por lo que podemos decir que es un proyecto muy familiar. Entonces, creo que nacen cosas increíbles cuando creas desde el amor, con paciencia, confianza y con el apoyo de tu familia. Todo eso es Marea”, asegura.
Redescubriendo a la familia
Desde sus primeros pasos en el mundo de la actuación, Ximena ha demostrado una sensibilidad artística que va más allá de su presencia frente a la cámara. El trabajo con distintos directores y guionistas, despertó en ella el interés por crear historias propias y Marea es un reflejo claro de ese deseo constante por reinventarse y aportar nuevas perspectivas a la industria.
“Originalmente yo escribí un guión para largometraje. De hecho, se puede decir que Marea es un proof of concept, ya que seguimos desarrollando la versión en largometraje que queremos producir el próximo año, pues es una historia que dice muchas cosas sobre quiénes somos en general”, adelanta.
Y agrega: “Me tomé muchos momentos para entrevistar a mi familia, a mis padres especialmente, y preguntarles cómo fue ese momento en su vida, de su proceso, de su relación, de lo que ellos estaban viviendo... Cada ser humano tiene sus propias historias, memorias, y sentimientos ante sus experiencias del pasado. Y a mí me llena ver que hay una nostalgia muy profunda y bella de ese proceso de mi mamá, cuando estaba embarazada de mí”.
Según nos cuenta Ximena, hacer este cortometraje también fue la oportunidad para entender la maternidad desde otro lugar.
“Escogí escribir algo así, porque sabía que me iba a sanar de alguna manera. Hablando de mi mamá, ella tenía 23 años cuando se embarazó de mí, y por eso una de las preguntas que más me hice fue cómo experimentó y decidió pasar por todos esos altibajos, por ser mamá tan joven... A esa edad yo no me conocía para nada y hoy, que tengo 28 años, siento que todavía no podría ser madre. Entonces, ver cómo mis padres, que eran básicamente unos niños, que estaban apenas creciendo y aprendiendo de ellos mismos, tomaron la decisión de tener un hijo y volverse adultos con responsabilidades, me ha hecho entender muchas cosas. Yo sí quería explorar eso, entender por qué las decisiones de nuestros papás quizá no son las que nosotros vamos a tomar, y pintar la historia de una mujer que no es perfecta, pero está intentando todo lo que puede y solo busca hacer lo mejor para su hija”, nos comparte.
Un camino sanador
Sin embargo, Ximena asegura que no es un filme autobiográfico. “Me basé en su historia pero se puede decir que es una adaptación. No es totalmente una ficción, pero sí tuvimos que crear este personaje y agregar ciertas cosas dramáticas... Digamos que es una metáfora de todas las mujeres, de todas las madres, no sólo la mía. Y realmente ha sido un proceso muy sanador, pues yo soy actriz y, al interpretar este papel, he emprendido un camino que me ha permitido ser más compasiva, empática con la gente, con la humanidad y, en especial, con los míos. El que este trabajo esté inspirado en mi mamá, me ha vuelto más compasiva ante su historia, y ante todas estas mujeres que a veces cometen errores para llegar a donde están o pensando que es lo mejor para sus hijos, aunque no sea así... También he entendido que ellos no tenían las mismas herramientas que nosotros para trabajar su enojo o trabajar su pasado y sanar. Entonces, creo que el enfrentarlo me ayudó a crecer muchísimo y sanar cosas de mi infancia y mi juventud”, expresa.
Encontrar el balance
Con este proyecto, Ximena demuestra que el arte no tiene límites cuando se trata de expresar historias auténticas. Además, su transición de actriz a guionista y directora, representa no solo un logro profesional, sino también una declaración de su crecimiento personal.
“Porque esta experiencia me ha ayudado a perder el miedo. Yo estaba muy nerviosa. No sabía cómo iba a enfrentar la posibilidad de poder desarrollar y lograr un proyecto así, pero ya descubrí que sí tengo el potencial, el poder interno y la disciplina para sacar esto al mundo... Hoy estoy actuando, dirigiendo y entendí que, con solo respirar y pensar en que todo va a pasar de la manera en que tenga que suceder, al final las cosas se dan. Se trata de confiar en el proceso y, de hecho, ya estamos desarrollando otro corto que vamos a filmar en Nueva York, así que ya tengo esa confianza que me hacía falta para dar el siguiente paso”, dice.
Llena de proyectos, como el inminente estreno de la segunda temporada de la serie Bandidos, a través de Netflix, Ximena asegura que su prioridad en este momento es encontrar el equilibrio.
“Mi reto en estos últimos meses ha sido encontrar ese balance, para no dejarme llevar por el ruido de esta industria y de la vida misma, y así poder ser productiva, concluir todo lo que tengo que hacer y llegar a mis metas. Estoy convencida de que siempre es necesario encontrar esos momentos de silencio y regresar a ti, porque, al final del día, nada vale la pena más que tu propia estabilidad. El éxito, la fama, el dinero y todas estas cosas, que son externas, no te van a llenar si no te nutres de esos momentos de instrospección, que sirven para crecer y sanar”, asegura.
De ahí que Ximena cierre el año con absoluta gratitud por los procesos vividos. “Este año aprendí lo importante que es vivir esos silencios y disfrutar de los momentos en los que quizá sientes que no hay mucho sucediendo. Luego pasan semanas en las que suceden muchísimas cosas y mi reto ha sido encontrar el equilibrio, aprender a sentirme orgullosa de mi trabajo, confiar y saber que todo pasa para algo. Creo que todo lo que te sucede es por una razón, para que tú puedas crecer, y yo quiero seguir creciendo”, concluyó.