Su cara saltó a la fama con la cinta Después de Lucía (2012), ópera prima del cineasta Michel Franco, con la que obtuvieron importantes reconocimientos en festivales internacionales como Cannes y San Sebastián.
Sin embargo, la carrera de Tessa Ía había comenzado a brillar mucho antes, con participaciones en telenovelas como Rebelde (2004) o cintas de gran formato como The Burning Plain (2008), escrita y dirigida por Guillermo Arriaga y donde compartió cámara con estrellas como Charlize Theron, Kim Basinger y Jennifer Lawrence.
Cine, televisión, teatro, música... Tessa está dispuesta a explorar todas las expresiones artísticas, y es su temperamento incansable el que la ha llevado hasta el lugar donde está.
Actualmente, celebra 20 años de trayectoria, con el lanzamiento de la serie Sierra Madre: prohibido pasar, a través de la plataforma Max. Acerca de este proyecto y de sus primeras dos décadas de trabajo, platicamos con ella.
“Obviamente han sido años con altas y bajas. Con cambios de estrategias de vida, de ver qué quiero hacer y lo que estoy haciendo, pero, sin duda, me siento orgullosa de que voy trazando mi propio camino y estoy contenta con eso. Con todo y la vorágine que puede ser este medio, creo que no he perdido mi autenticidad y mi derecho a decidir las cosas que deseo hacer y las que no”, dice Tessa.
El poder del no
Para ella el poder de decisión lo es todo y representa la lección más grande que ha tenido que aprender en su profesión.
“Principalmente aprender a decir que no, tranquilamente. No me refiero a no estar alterada, sino a estar en paz con tu decisión... Creo que es Cate Blanchett quien dice que una carrera se crea más con los proyectos que rechazas que con los que sí tomas, y pienso que hay muchos momentos en mi vida que han sido vitales. A veces he estado a punto de hacer algo y a la mera hora he dicho que no, porque no lo siento o simplemente no lo quiero.
Siempre da mucho miedo decir que no, porque hay todo un equipo de personas involucradas en cada proyecto y al final es tu trabajo. Es una decisión difícil de tomar, pero también creo que hay mucho poder en el no, así que debemos aprender a tomar ese poder”, asegura.
Aun así, Tessa dice que hoy es menos exigente a la hora de elegir un personaje.
“Han habido diferentes momentos. Inicialmente debía leerlo y algo me tenía que llamar para hacerlo. Podía ser nada más un rasgo emocional extraño que viviera ese personaje, para que yo lo quisiera desmenuzar. Y aunque eso persiste hasta el día de hoy, tengo ya más años, cuentas que pagar y una vida.
Entonces, también me he calmado en ese sentido y, quizá, si antes era muy estricta con mis personajes, de pronto me relajé y entendí que esto es una chamba en la que todos estamos jugando y que, hagas lo que hagas, hay que disfrutarla y manejarla con todo tu amor y energía”, confiesa.
Muchas vidas en una
Y aunque ha interpretado decenas de personajes, Tessa asegura que ninguno es más importante que el otro.
“Me encanta la posibilidad de vivir muchas vidas en una sola. Tengo en mi repertorio mental a todas las mujeres que he interpretado y, quieras o no, cada una me ha enseñado cosas muy diferentes. También me gusta pensar que han podido enseñarles cosas a las personas que las ven y entonces es bonito tener una conexión con el espectador, aun sin darme cuenta de ello”, expresa.
Según nos platica, solo hay un papel que nunca ha estado dispuesta a representar.
“Tengo un par de lineamientos muy claros desde siempre, y el principal es nunca ser la novia o hacer de esos personajes que ni nombre tienen y están construidos hasta ahí. Me disgustan esos personajes donde no tienes ningún tipo de profundidad, sino que solo funges de acompañante de un hombre o dices frases absurdas que nadie diría.
Algo me tiene que resonar del papel y me tiene que emocionar, para que yo pueda ir también todos los días al set, emocionada por la historia que voy a contar y que le va a llegar a todo el público”, nos comparte.
Y añade que eso no tiene nada que ver con los presupuestos que maneje la producción. “Al final del día, estás entregando algo que se va a quedar en la psique de la gente. No importa si son proyectos grandes o chicos, sino que me motiven diario a salir y darlo todo.
Hay producciones súper indies donde no hay ni un cámper. Tienes una sombrillita y estás en pésimas condiciones, pero te pones la camiseta porque te encanta el proyecto.
Lo importante es hacer equipo con la gente y saber que todos vamos a darlo todo para que salga a la luz algo increíble. Y si de entrada no sientes que lo que comunicas importa, en lo personal se me hace muy difícil formar parte de ello”, revela.
Luchando por la supervivencia
Entre esos temas que le gusta transmitir está el empoderamiento femenino, y prueba de ello es su personaje de Aurora en Mujeres Asesinas, otro de sus recientes proyectos.
“Las mujeres somos personas muy complejas y sobre todo en una sociedad tan machista como la que existe en México, que nos está empujando constantemente a luchar por nuestra supervivencia. Y en este proyecto queda claro que es importante que sepamos que esto es una de las lamentables resoluciones de malas situaciones de vida. Entonces nos ayuda a ponerle un poco más el ojo a quiénes somos, cómo nos estamos comportando, quiénes son nuestros amigos y los que están en peligro.
Y, otro lado, está Sierra Madre, que es entretenimiento, pero también habla de actualidad. Es una serie atemporal, porque tiene demasiados guiños a cosas que han pasado en Monterrey, sin decir que están basadas en la vida real”, afirma.
Ese es, quizás, el ingrediente que ha mantenido a esta serie, creada por Diego Enrique Osorno y Gabriel Nuncio como uno de los contenidos más vistos dentro de la plataforma Max en las últimas dos semanas.
“Se me hace fascinante la lupa que nos da el entretenimiento a nosotros mismos como sociedad. Nos deja ver las cosas desde otra perspectiva, aunque seamos parte de los personajes que se presentan... Ahora estoy enamorada de Monterrey, lo pienso todo el tiempo y lo entiendo como en Estados Unidos donde tienen la West Coast y la East Coast en terminos de representación”, comenta.
Las dos personalidades de este territorio quedan al descubierto en la serie, por lo que Tessa se ha reenamorado de sus propias raíces.
“En México tenemos eso, pero nada más no lo explotamos. Por eso se me hace muy importante que, en este caso, se haya ido toda una producción a Nuevo León todo el tiempo de rodaje, que se establezca y que vivamos ahí. También que los personajes sean originarios de ese lugar y tengan una representación total. Porque tenemos un país vastísimo, lleno de mundos dentro de los diferentes mundos, y lo que nos sobran son historias que contar.
Y con las tomas que se hicieron de las montañas, parques, centros comerciales, incluso de las plazas, la verdad es que sí queda muy bien representada la ciudad. Vaya, fuera de este miedo que a lo mejor ciertas personas sentían al principio, pensando que sería una burla o el estereotipo de lo que la gente de otros sitios piensa que es Monterrey, la verdad es que al final sí las pone muy en alto”, concluyó.
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