Es todo un fenómeno del que vale la pena hablar. Si ya la industria de contenidos originales en México a través de plataformas internacionales venía creciendo desde 2015 con Club de Cuervos de Netflix, el año pasado fue un tremendo parteaguas que, además, solo habla de una tendencia que irá a la alza.
StarzPlay, Paramount, Apple Tv y HBO fueron cuatro plataformas que en 2021 anunciaron y lanzaron sus primeras producciones mexicanas, denotando la importancia no solo de la audiencia del país, sino de la latina, por su capacidad de exportación, que ven como un trampolín al mundo con series tan exitosas como la de Luis Miguel o Narcos.
Y bien lo mencionó Gaz Alazraki en el artículo de portada, geopolíticamente nuestro país da los números. Hay talento y capacidad de exportación, sí, pero también hay audiencia. El 82% de los mexicanos tiene alguna suscripción de streaming, según un estudio de Sherlock Communications. Esto es interesante, pues a pesar de que no existe una capacidad económica tan fuerte como en EUA, los mexicanos invierten entre 500 y 900 pesos al mes en estos servicios. Entonces, lo que hace unos años era un novedoso modelo de negocio en el mercado hispano, monopolizado por Netflix, hoy se ha convertido en un muy atractivo mercado del que todos quieren su parte del pastel.
Así, se ha vuelto común que cada mes haya un nuevo lanzamiento en la industria. La fusión de Televisa y Univisión nos habla también de un enorme potencial en el mercado hispano, tanto en América Latina como en Estados Unidos.
Esto ha sido un verdadero salvavidas para la comunidad creativa de México. A pesar de la eliminación de los estímulos para creadores como el Fidecine o Foprocine, y encima una pandemia que no parece acabar, concuerdo con Alazraki cuando afirma que nuestro país tiene todo para sacar adelante a su industria audiovisual.
Lo veo como consumidora voraz de estas plataformas y como periodista. No hay talento en México que se le haya resistido a las plataformas de streaming, tanto por la parte económica como por lo atractivo del proyecto o la exposición. Lo veo también con la creciente apertura en México de oficinas de relaciones públicas de estas mismas plataformas o algunas como Netflix, cuyos proyectos en nuestro país crecieron tanto que tuvieron la necesidad, el año pasado, de crear su propio equipo interno, con más de 100 empleados, aunado al de sus agencias. “Nos enorgullece ver que el interés por el contenido mexicano está creciendo a nivel global. Los 55 millones de hogares que disfrutaron ¿Quién mató a Sara?, que alcanzó el top 10 en 87 países, son el mayor aliciente para seguir apostando por México”, me dice Francisco Ramos, vicepresidente de Contenidos para Latinoamérica de la plataforma.
Y es que Netflix anunció el año pasado que invertirá en México 300 millones de dólares en contenidos locales. Amazon Prime Video, a su vez, dio a conocer que invertirá esa misma cantidad en los próximos tres años, para desarrollar contenido local en México, en 50 producciones originales, y cuyos éxitos nacionales incluyen De viaje con los Derbez y Pan y circo, de Diego Luna.
Hoy por hoy, aunque México, a comparación de otros países en Latinoamérica, ha gozado de grandes proyectos de entretenimiento a lo largo de su historia, sí podemos empezar a hablar de una incipiente industria de entretenimiento en forma. Una, además, donde no solo quepan los actores, también los escritores, directores, vestuaristas, camarógrafos, asistentes y todos los puestos relacionados con la industria.
¿Qué falta por hacer en México para seguir fomentando esta tendencia? Los expertos en el tema coinciden en que un mejor marco legal que propicie más inversiones, mejor infraestructura y una mayor capacitación para crear más comunidad creativa mexicana, serán los retos en los siguientes años.