Sofía Sisniega había tenido una intensa época de trabajo en producciones como Club de cuervos, ¿Qué culpa tiene el niño?, Locas por el cambio, Aquí en la tierra, y como activista en pro de los animales y apareciendo en comerciales de PETA. Pero a la actriz la dejamos de ver así de fuerte por un tiempo.
“Estaba saturada de trabajo y dije: ‘Ya no puedo más, necesito tomarme un descanso’, y en eso empezó la pandemia”, confiesa, y dice, además, haberse vuelto más selectiva con los proyectos en los que participa.
Ahora, ha tenido un año movido con producciones como El elegido y, la más reciente, Las viudas de los jueves, ambas de Netflix, aunque admite que el 2024 vendrá aún más pesado.
“Las plataformas se han dado cuenta de que pueden descentralizar el contenido, porque finalmente las series que se están haciendo tienen el potencial y muchísimas de ellas son vistas igual o más que las series americanas”, comenta.
Pero lo que más destaca de esta plática con Sofía son sus nuevos planes como escritora y directora, así como su perspectiva feminista. La actriz empezó a escribir de forma más constante un guion que se encuentra en proceso de filmación.
“Mi papá era escritor y director y yo escribo desde niña. Hice muchos cuentos y adaptaba historias infantiles a obras de teatro, pero después estudié actuación y teatro, hice el conservatorio de Nueva York, me gradué y empecé a trabajar... entonces de cierta forma lo abandoné”, cuenta.
Es en eso que se encuentra gran parte de su atención y esfuerzos, no solamente en desarrollar la historia como tal, sino en el proceso de comprender su capacidad.
“Me tardé en retomar la escritura. Había una cosa ahí medio aprehensiva de no saber si lo podría hacer, al igual que dirigir. Y es impresionante cómo de nuevo entra el patriarcado, porque eso no me lo inculcaron en mi casa, sino que la sociedad te lo inyecta. Es de pronto ver que lo que te detiene, por ejemplo en mi caso de querer dirigir, es el rascarle y preguntarte: ‘¿Qué es lo que no tengo para hacerlo?’. Y darme cuenta de que lo único que no tengo es ser hombre. Así de fuerte es que en tu cabeza tengas una imagen de cómo es ser un director. Y, si desmenuzas eso, en realidad la única diferencia entre un director y yo es que él es hombre”, explica.
Esa perspectiva, además, fue la que la hizo inclinarse por ser unas de las “viudas” en Las viudas de los jueves, serie que estrenó hace dos semanas.
“Es una historia escrita y hecha por mujeres, entonces eso fue inmediatamente un sí, porque hay muy pocas series así. Estamos las mujeres, pero nuestros personajes suelen girar en torno a los hombres y es desesperante. Hay una gran cantidad de proyectos que llegan y que es la mujer al servicio del personaje masculino. Es terrible porque no estamos contando las historias de ellas”, agrega.
Platicamos, además, de que si bien la historia se centra en sus personajes femeninos, al principio nos muestra a este grupo de mujeres que, estando casadas, se encuentran solas compartiendo sus vidas dentro de un exclusivo fraccionamiento, mientras sus esposos salen a trabajar, sin involucrarlas en nada más, pero sin ellas queriendo participar tampoco.
Todas salvo el personaje de Sofía, quien toma una decisión ante la situación y decide otro rumbo para su vida, por lo que durante la entrevista menciona que su personaje es el que más le gusta y que no lo cambiaría por ninguna otra de las “viudas”, que son interpretadas por Irene Azuela, Zuria Vega y Cassandra Ciangherotti. Un personaje con que el tiene mucho en común actualmente en cierta forma.
“Yo no estudié cine, pero sí actuación, y hay muchos directores y directoras que no cursan esa carrera necesariamente y, aparte, he estudiado mucho por mi cuenta y he tomado talleres de guionismo. Entonces, fue caer en la cuenta de que son más los miedos y las inseguridades. Pensar que como mujer a lo mejor no es algo que corresponde, pero a la vez saber que no es un pensamiento racional. Es comprender que en realidad es lo único que te frena, sobre todo en posiciones así donde las mujeres son un número reducido. Hasta hace muy poco empezó a haber unas más, pero no existía esta consideración de tratar de tener un balance. Es una profesión que en ese sentido estaba muy retrógrada, entonces me tardé en arrancar. Fue cuestionar por qué no me atrevía”, concluye.
Una historia muy actual
Las viudas de los jueves es una novela de la argentina Claudia Piñeiro, publicada en 2005 en Buenos Aires, que presenta de manera íntima el mundo del complejo residencial Los Altos de las Cascadas. La historia, situada en 2001, presenta el panorama de la decadencia social en Argentina y que, en palabras de sus críticos, su clave se centra en su perspectiva sobre la crisis que desemboca en el estallido social del país en diciembre de 2001.
“Es una serie que es completamente actual. Me parece un gran acierto haberla adaptado a México porque no ha cambiado nada. Es una crítica a esta sociedad privilegiada cuya prioridad es el estatus y el dinero, pero que va más allá de ser aspiracional. Todos tenemos problemas, independientemente del nivel socioeconómico. Claro, hay de problemas a problemas, pero finalmente todos tienen. Son una comunidad cerrada y ¿cuántas tenemos en México? Muchísimas y además muestran los contrastes tan fuertes y duros que existen, así como las realidades tan contrarias… porque la serie también habla de la gente que trabaja con ellos, entonces también ves cómo los perciben”, explica Sofía.
Sobre el tema platicamos más con ella al respecto.
¿Qué fue lo que más te impactó?
“La serie es muy acertada con las cosas que dicen los personajes que uno se queda en shock. Son tan fuertes que no sabes si reír o llorar no y podrías pensar que nadie diría algo así, pero sí existen y conocemos gente así. Hay cosas que dicen y hacen las viudas que son escandalizantes en la ausencia de principios y humanidad, pero además, muy bien disfrazadas como de amabilidad. Son personajes complejos, son humanos en algunas cosas y en otras muy poco”.
La historia muestra una colonia muy exclusiva, pero a la vez muy cerrada..
“Creo que en México se ha perdido mucho la costumbre de las colonias y los vecinos. A lo mejor tiene que ver con que crecí en Cuernavaca, pero sí siento que en la ciudad ya no hay mucho ese sentido de comunidad. En un país como México es difícil, claro, porque tienes el tema de la inseguridad por un lado, pero es muy duro tener esos contrastes socioeconómicos. Las burbujas se han hecho aún más duras y más de cristal. Eso, obviamente, no ayuda a la situación, genera más distancia y más resentimiento social porque hace que tengas que vivir más aislado. ¿Qué es lo que pasa con estas mujeres? Ellas viven en su burbuja, no se enteran de los demás y tampoco salen”.
¿Qué te gustaría que la gente se llevará de la serie?
“Que este privilegio desmesurado y de querer mantenerlo ante todo nos hace estar completamente aislados y desconectados del resto de la sociedad”.
Fotos: Yvonne Venegas