Este es y no es otro standup de comedia de Sofía Niño de Rivera… al menos no los que conocemos. En Libre de Reír la protagonista ya no es ella, sino un grupo de personas recluidas en la cárcel a quienes la comediante impartió un taller de standup con un objetivo que a lo mejor al empezar a ver la docuserie parecería muy ambicioso: sanar, confrontar tu historia, traumas, evolucionar y hacer que la sociedad cambie su percepción hacia ellos. Conmigo puede decir que lo logró.
En esta producción, tres poblaciones recluidas en Santa Martha Acatitla, hombres, mujeres y LGBT+, son desafiados a convertir sus historias personales en una rutina de stand up mientras aprenden un nuevo oficio. Es la ecuación de tragedia + tiempo= comedia que la comediante quería comprobar en este taller y cuya respuesta es afirmativa, mientras se esté dispuesto a querer hacerlo.
La risa y el humor, en esta docuserie que se estrena el 21 de julio por Amazon Prime Video, son una herramienta poderosísima de transformación, no solo pueden levantar el ánimo, sino que también pueden beneficiar la salud.
“Era el humanizar a las personas que están en reclusión y que la gente esté dispuesta a voltear a verlas porque, afortunadamente, si la cárcel no forma parte de tu mundo, no tienes idea. Pero las cárceles al final son un reflejo de nuestro país, si adentro no sirve es porque afuera tampoco. También es ver que está bien que cumplan que sentencia, pero tienen que volver a salir. Y es muy difícil hablar de eso, pero si lo ves a través de la comedia, es más fácil que la gente escuche”, me dice.
En esta docuserie no vemos a la Sofía dicharachera de sus especiales de comedia. Aquí Sofía no acaba riendo, sino llorando sin control. “Que la gente les aplaudiera fue súper gratificante y no paré de llorar en dos días y ellos también. Me decían: ‘no sé qué decir’. Creo que nadie de nosotros captó lo que pasó hasta que pasó como un mes de que habíamos terminado. Sin duda empecé siendo una y acabé otra”, cuenta.
¿Porqué la comedia puede ser una herramienta poderosa para sanar?
Si lo ves a través del standup, es ver la historia contada por la misma persona, desde un ángulo distinto. El standup sirve como catarsis, como herramienta psicológica para hacer las paces con tu pasado, con tu familia. La primera vez que hablé horrible de mi mamá fue en un escenario, y así empezamos nosotras a regenerar nuestra relación y a estar más cerca. Era una manera de decirle a mi mamá: ‘todo lo que me hiciste estuvo horrible’ (ríe) que ni siquiera estuvo horrible, pero era desde el punto de vista de una adolescente. Pero si luego a través de la comedia lo exageras, ya no es tu historia, empieza a ser historia de todos. Ya todos se pueden reír de eso y lo puedes dejar ir. Entonces lo más importante para ellos también era eso, empezar a dejar ir la culpa, después de haber cumplido su sentencia.
¿Qué te impactó más?
Que todos estamos a un error… que nadie está exento de ese futuro. Entonces no hay que esperar hasta que te pase a ti para que puedas ser empático con alguien que esté en la cárcel o que haya pasado por eso. Y además ver el humor que hay en un lugar donde dirías ¿porqué hay humor allá dentro? Y que ellos estén dispuestos a reírse de sus propias historias es bien difícil, es lo más difícil del standup. Ser tan vulnerable que dices, ahí voy.
Hubo quienes sí contaron su historia de porqué estaban recluidas…
Quisimos enfocarnos en su historia, pero ir más allá de eso y dividir a la persona del delito. Tú no eres tu delito. A propósito hicimos que las historias no se enfocaran en eso, sino en quiénes son ahora. Hicieron lo que hicieron, pero ¿qué van a hacer después?
Y la parte en la que muestras cómo siguen teniendo sueños, como el ser madre, aún dentro de la cárcel, fue conmovedor…
Sí, eso es lo mas impresionante. Que uno puede juzgar desde afuera las decisiones que toman allá dentro. Pero hasta que no los conoces y no estás ahí dentro, uff yo no sé qué haría. No voy a decir si estoy de acuerdo o no, simplemente yo no sé qué haría. Qué haría si me dijeran vas a estar aquí 15 años. Sí creo que este proyecto va a empezar a abrir discusiones y mentes. El chiste es que se hable. El standup siempre da mucho de qué hablar. Muchos comediantes tocamos temas difíciles, siempre estamos ahí en la línea, entonces es una manera de abrir la discusión y ver qué pasa.
Este proceso de usar la comedia como catarsis, ¿que tan doloroso llega a ser?
Primero tienes que querer superar tu trauma. El querer hablar de él es una manera de superarlo, pero empiezas a tocar fibras que no siempre son fáciles de tocar. Si ves al principio cómo la comunidad LGBT, por ejemplo, era todo drama que yo dije: ¿cómo le voy a hacer para ellos salgan de ahí? Y que empiecen a ver su drama como no solo eso. Ellos fueron los que más me costaron trabajo de que dejaran ese dolor del trauma para tratar de convertirlo en comedia. Y lo que fue muy doloroso fue que me encariñé con todos. Algunos ya salieron, otros ahí siguen, hasta hablo con ellos de repente. Y lo más doloroso fue estar todo el día con ellos y luego regresar a mi casa y tener agua caliente, una cama, abrazar a mis hijos, todo lo que ellos no podían hacer. Eso me dolía muchísimo y sentía culpa. Me ayudó muchísimo a valorar la vida, lo que tengo, a hablar con personas con las que no estoy de acuerdo con lo que hicieron, pero eso no quiere decir que no puedo tener empatía o una relación afectiva con ellos.
En la serie tocas el tema de la comedia confrontativa… ¿nos hace falta más en México?
Creo que nos hace más falta flexibilidad mental para ver comedia confrontativa. Ver más hacia adentro porque estamos todo el tiempo juzgando hacia fuera. Y el mexicano es de los que le gusta molestar, pero no que lo molesten. La comedia confrontativa está, existe, pero las redes sociales y demás han hecho que todos se vuelvan mucho más sensibles y que tengan el poder de reaccionar rápido a sus emociones en vez de sentarse a pensar, a dialogar y a ver porqué te detonó. Espero que todo esto lo logre, que la gente se siente y piense o que se anime a ayudar.