Sergio Gouza, rebelión de la imagen

PERSONAJES

Hay tantos fotógrafos en la ciudad, pero el estilo de Gouza es inconfundible. Él llama conceptuales a sus fotos; su secreto es la irreverencia.

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Sergio Gouza. Fotos: Cortesía

Su hermana fue su primera modelo. En aquel entonces, su afición por la moda no era más que un experimento con la cámara de un celular, hasta que se presentó la primera oportunidad. “Surgió un proyecto en la universidad donde pude ser creativo”, cuenta.

“Ahí es donde exploté la parte de la imagen que siempre había soñado. Me basé en un reality show de Estados Unidos, American Next Top Model; me encantaban las fotografías que les tomaban a las modelos profesionales. Desde ahí me enamoré de la foto”, recuerda.

Su primera cámara fue una Nikon D40. “Era pequeña, con un lente chiquito, muy básica. Gracias a ella pude aprender a manipular una cámara profesional”, dice. “Con esa cámara yo empecé a trabajar con amigas de mi hermana, amigos y conocidos que se fueron presentando en el camino. Todo era hecho a mano, muy artesanal. Básicamente ese fue mi inicio como fotógrafo”.

Sergio sabía que al capturar a esas personas, su trabajo se iba a visibilizar. “Tanto hombres como mujeres los seguían y querían saber más de ellos en otras facetas. Yo inicié sacándolos de su burbuja, buscando un concepto diferente, sin llegar a una zona provocativa”.

“A mí lo que me interesaba era aprender, eran como mis prácticas. Básicamente creé mi propia escuela”, revela. Pero las cotizaciones comenzaron a llegar antes de que se considerara profesional. “Hasta la fecha estoy agradecido con todos ellos. Gouza no existiría sin cada una de las personas que me apoyaron, son mis pioneros”.

Su carrera explotó definitivamente cuando empezó a hacer castings. En los cafés en los que citaba a las chicas, la asistencia era mayor a la esperada. Sergio seleccionaba a los participantes, les hacía fotos, y cada semana iba eliminando a uno, hasta que quedaba un ganador. “Las personas, al ser conocidas me generaban un escaparate más grande para mis proyectos, y por ende, conseguía más seguidores”, concluye.

AVENTURA EN LA GRAN CIUDAD

Sergio llegó a Querétaro, en donde tenía la intención de ejercer como ingeniero. Pero no se sentía pleno y decidió moverse a la Ciudad de México. “Me mudé para explorar la parte creativa y todo lo que tuviera que ver con fotografía”, dice.

Ganó en su mente el hemisferio izquierdo, el de la creatividad, y un golpe de suerte lo llevó a obtener un lugar en un diplomado de Fotografía Editorial y de Moda de Mercedes-Benz Fashion Week. “Eso hizo que mi estancia en la ciudad fuera obligatoria, porque tenía un motivo para estar ahí”.

El diplomado fue transcurriendo y terminó con una evaluación final, que consistió en un stock de fotografía. “Quien tuviera el mejor proyecto iba a ser el mejor de esa generación”, narra. “Yo me guié por una forma conceptual que le encantó a los mentores y al director”.

“Me encanta tu trabajo, me encanta tu onda”, le dijo el director, quien calificó los trabajos. “Hicimos muy buena amistad, muy buena charla, y me dijo: ¿No quieres trabajar de mentor? Yo, cerrado de ojos, dije que sí”, agrega.

Durante dos años, Gouza trabajó para Mercedes-Benz Fashion Week, como mentor y fotógrafo de pasarelas. Ahí dio clases de Fashion Branding, Digital Business, Mercadotecnia Digital de Moda y Fotografía Editorial de Moda.

“A pesar de no haber estudiado una carrera de artes visuales, Fashion Week fue mi escuela. Aprendí muchísimas cosas de la moda y perfeccioné mi trabajo. Todo lo que yo viví es la cosecha que hoy tengo. Esta experiencia permitió que los diseñadores vieran mi trabajo y quisieran contratarme”, reconoce.

En la Ciudad de México, Gouza encontró elementos que hasta hoy son recurrentes en sus fotografías. “Fui a una fiesta y me tomaron muchas fotos, yo creo que porque fui la única persona que llevó sombrero. La fiesta era de noche, no había sol y decían: ¿Ese sombrero qué onda?

“La gente me decía: ¿Me lo prestas? Y se tomaban la selfie. Empecé a notar ese enganche que tenía. Llamaba mucho la atención hacia mi persona. Diferenciarme es mi objetivo, no verme común. En todo aspecto de mi vida me gustaría ser memorable”, define.

RETORNO

Le encantó la Ciudad de México, pero no su estilo de vida. “Opté por regresar a Pachuca y cada vez que tengo un llamado voy”, dice. De regreso, Sergio se encontró con el diseñador Iván Ávalos, con quien encajó rápidamente. “A Iván lo conocí hace muchísimos años. Me atrevo a decir que lo conozco desde que estudiaba diseño de modas.

“Pero no habíamos forjado una amistad ni colaborado antes. No había llegado el momento de unirnos, hasta que, hace unas cuatro colecciones, me dio la oportunidad de colaborar en una sesión de fotos”, comenta.

Iván le decía: “Yo quiero algo más o menos así”. Tomaba la foto y la reacción era: “Justo es lo que yo quería”. Su conexión sobrepasa lo verbal, es una mezcla tremenda de talento que desemboca en un muy buen producto visual.

“Es mi familia. Agradezco mucho la oportunidad que me está dando, muy grande, de colaborar. Me ha dado profesionalismo, creatividad, pero sobre todo humildad. Me veo reflejado en él en una amistad sincera y de apoyo mutuo”, revela.

A raíz de la última colección de Iván Ávalos, Meta- Morfé, Gouza se ha propuesto tomar fotografías a todo tipo de personas, de todas las estaturas y complexiones. “Me enfrasqué mucho en la moda, en las modelos profesionales, en los diseñadores; pero ahora, lo que traigo en mi mente es romper esquemas y enfocarme en la diversidad”, finaliza.

Gouza hizo las fotos de portada de la edición especial de Halloween de CHIC Magazine Hidalgo:


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  • Elliott Ruiz