Aunque Salma Hayek ha hablado anteriormente sobre su mala experiencia de abuso y acoso por parte de Harvey Weinstein, la actriz mexicana sigue preguntándose cómo es que no tuvo la valentía para hablar el contra del productor, a pesar de que estaba en el máximo de su poder a principios de los años 2000.
La actriz, de 54 años, trabajó con el productor deshonrado en su película "Frida" en 2002 y ahora se pregunta cómo serían las cosas ahora si hubiera hecho pública su experiencia de acoso y represalias por parte de Weinstein hace casi 20 años.
Pensando en la dura realidad del abuso de Weistein, le dijo a InStyle en su entrevista para portada: "Algunas personas fueron violadas. Te hace preguntarte si hubieras dicho algo [en ese entonces], ¿habría sido diferente? ¿Cómo es que no tuve el coraje? Pero lo manejé lo mejor que pude en ese momento ''.
Salma detalló por primera vez el acoso de Weinstein en un ensayo de 2017 para el New York Times, revelando cómo entró en una 'rabia maquiavélica' cuando ella se negó a ducharse con él, dejar que la masajeara, practicarle sexo oral o varias otras preguntas altamente inapropiadas.
Pero Hayek soportó la furia de Harvey para hacer "Frida", con la esperanza de hacer una película que honre el legado de la pintora, Kahlo, y la belleza de la cultura mexicana. "Para mí, Frida fue una declaración política, una declaración social, una declaración feminista", dijo Hayek.
"Era mi forma de gritar. Y Harvey usó mi forma de gritar para reprimirme aún más. Así que no podía dejarlo ganar", agregó. Aún así, Weinstein, cuya compañía Miramax distribuyó la película, hizo todo lo posible por sabotearla, amenazando con quitarle el proyecto a Hayek y su equipo.
Weinstein continuó con el terror en el set, más tarde exigiendo que Hayek apareciera completamente desnuda en una escena de sexo con su coprotagonista Ashley Judd mientras afirmaba que 'lo único' que Salma tenía para atraer al público era su 'atractivo sexual'.
No sería hasta casi 15 años después cuando el patrón de abuso de Weinstein sería expuesto públicamente a través de informes de investigación de Jodi Kantor y Megan Twohey de The New York Times y Ronan Farrow de The New Yorker.
Sus historias sacarían a la luz docenas de acusaciones de conducta sexual inapropiada contra Weinstein, junto con un historial de intimidación y bullying, pagos de dinero en secreto y represalias profesionales.
La caída de Weinstein provocó una conversación internacional sobre la desigualdad de género, que en parte inspiró el movimiento #MeToo y la iniciativa de la industria de Hollywood #TimesUp.
Weinstein sería destituido de su cargo de copresidente de The Weinstein Company y actualmente se encuentra en una prisión de máxima seguridad. Todavía enfrenta cargos adicionales en California.