Durante los años 90, mientras adulábamos a personas como Linda Evangelista, Naomi Campbell y Cindy Crawford, había un hombre de 1,93 m con tacones y cintura ceñida que hacía exactamente lo mismo que les hizo ganar millones. Ese es RuPaul Charles, y era un desconocido en ese entonces.
Casi tres décadas después, no solo es la drag queen más famosa del mundo, sino que también es una de las personas más influyentes en el entretenimiento y el creador de la serie de telerrealidad más premiada con un Emmy de todos los tiempos, "RuPaul's Drag Race". ¿Sabes quién es?
Cuando RuPaul Andre Charles nació en San Diego, California, en 1960, su madre, Ernestine, inventó un nombre para él que se sentía digno de estar en las luces. La razón es uno de los capítulos más citados de la historia del origen de RuPaul.
Cuando Ernestine quedó embarazada de él, un psíquico le dijo que iba a tener un niño, un niño que sería famoso. Fue así como las raíces de esa fama ya estaban incrustadas en la infancia del pequeño, tanto en su comprensión temprana de su singularidad, como en su malestar con las limitaciones de género. Pero más que nada, en el abandono de su padre, cuando él tenía siete años.
Hablando en NPR, recordó los recuerdos de la infancia de esperar con sus hermanas en el porche de la casa de su familia, diciéndose: "El próximo auto será papá. El próximo auto será papá", pero nunca regresó. "Mirando hacia atrás, en realidad es algo en lo que tuve que trabajar y eso me ha hecho más fuerte. Y tengo mucho de mi personalidad en ese evento único en mi vida, y es una fuente constante de dolor, pero también de renovación y de tener realmente la perspectiva ahora para ver que fue, sí, fue su pérdida más que nada, porque no podía ver la belleza que había allí y el amor que había allí".
La marihuana se convirtió en un mecanismo de supervivencia a los 11 años, y unos años más tarde también lo hizo la actuación ("la primera mitad de mi carrera fue realmente para llamar la atención de mi padre", dijo una vez).
A los 15, RuPaul se mudó a Atlanta con su hermana para estudiar artes escénicas. Comenzó a actuar y bailar para la banda 'Now Explosion' . Luego, pasó a Manhattan y la subversión del drag. Aunque comenzó con un estilo de comedia menos que exitoso de la forma de arte, a finales de sus 20 "se volvió glamuroso" y adoptó la estética sintética, hiperfemenina y lista para la pasarela que el mundo vio en 'Supermodel (You Better Work )'.
Ese 'Monstruo', como a veces llama a su alter ego femenino, le ha traído 13 álbumes de estudio, papeles actorales en televisión y cine, una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood y un gabinete lleno de premios de Billboard Music Awards a Emmys (él personalmente ganó nueve por su papel como presentador de Drag Race, y el programa se llevó a casa otros 10 en varias categorías).
Pero también le trajo una fuente de fortaleza. "Te pones el atuendo, e inmediatamente la gente te ve diferente, te tratan diferente. Pero tengo el mismo poder fuera del drag, que es monumental. Es enorme, ese concepto", dijo. Ayudar a otras reinas a darse cuenta de eso es solo uno de los muchos poderes de "RuPaul's Drag Race".
El programa, que se lanzó en los Estados Unidos. En 2009, es una combinación de la fórmula de los reality shows, con desafíos, un panel de jueces, eliminaciones y el 'viaje' obligatorio del concursante. Solo que, en el estilo típico de RuPaul, hay profundidad detrás de todas las lentejuelas y plumas de avestruz.
Escuchamos las historias de reinas criadas en hogares conservadores, aquellas abandonadas por padres y amigos, golpeadas por extraños por caminar afuera con una peluca. E historias de triunfo y amor propio descubiertas a través del rechazo del ideal masculino.
"Puedes hacer lo que quieras. Eso es lo que descubrimos nosotros, los niños pequeños que fueron calumniados y condenados al ostracismo", dijo RuPaul a The Guardian. "Es un tótem, una piedra de toque constante para decir: 'No tomes nada de esta mierda en serio'. Es un gran f-you. Entonces, la idea de apegarse a una identidad es como, 'No me importa, yo soy un cambiaformas, voy a volar y usar todos los colores y no marcarme con uno solo'".
Lejos de la fama repentina que disfrutan la mayoría de los concursantes de reality, los graduados de Drag Race han establecido lucrativas carreras en entretenimiento, negocios y moda. Desde series de YouTube con millones de suscriptores hasta acuerdos de patrocinio con MAC Cosmetics y apariciones en pasarela para Marc Jacobs, Moschino y Savage X Fenty.
Está muy lejos de los oscuros bares llenos de humo a los que alguna vez se relegó el drag. Pero a pesar de ser responsable de arrastrar la forma de arte a las pantallas de televisión de todo el mundo, RuPaul insiste en que nunca será realmente convencional.
"Porque el verdadero drag tiene que ver con ver que este mundo es una ilusión y que todo lo que dices que eres y todo lo que dice que estás en tu licencia de conducir, es todo una ilusión", le dijo una vez a Vanity Fair. "Creo que la mayoría de las personas tienen la capacidad de entender eso, pero no se atreven a ir allí".
RuPaul ha construido su carrera aprovechando ese artificio, del tipo que apuntala gran parte de nuestro mundo y nuestras identidades. Y en el proceso, lo está derribando por completo.
¿Lo conoces?