Coronación de la Reina Isabel II, la historia detrás del importante momento

Personajes

El 2 de junio de 1953 fue el día en que la reina Isabel se convirtió oficialmente en la monarca de Inglaterra

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Reina Isabel II: La verdadera historia de su coronación (Foto: Instagram)

El reinado de la Reina Isabel II inició a partir del trágico momento en que su padre, el Rey Jorge VI murió mientras dormía. Sin embargo, su coronación tuvo lugar más un año después, el 2 de Junio de 1953.

Además de aprender su nuevo papel como soberana, la Reina tuvo que navegar algunas políticas personales dentro de los muros del Palacio de Buckingham, especialmente cuando se trataba del plan revolucionario de su esposo, el Príncipe Felipe, para su coronación.

​Un evento digno para la Reina

La organización de su coronación inició cuando Isabel tenía 11 años. Su padre la hizo revisar su propia coronación en la Abadía de Westminster en 1937 para que distinguiera todos los elementos que estaban involucrados.

"Me pareció todo muy, muy maravilloso" dijo la futura Reina, según Vanity Fir. "Los arcos y las vigas en la parte superior estaban cubiertos de una especie de neblina de asombro cuando papá fue coronado, al menos eso pensé". Una preadolescente Elizabeth continuó escribiendo hilarantemente que el servicio se volvió "bastante aburrido" al final porque "eran puras oraciones".


Una coronación poco tradicional

Mientras que su padre tuvo una coronación tradicional, su hija haría historia. En los meses previos al evento, Isabel dejó a su marido, el Príncipe Felipe, a cargo del evento. En su nuevo rol, el Duque de Edinbugro inmediatamente sugirió un cambio radical: quería que la coronación fuera televisada para que todo el Reino Unido pudiera verla.

Al principio, Isabel, la Reina Madre y el gobierno británico no estuvieron de acuerdo con la sugerencia poco convencional. No sólo nunca se había hecho (sólo las clases superiores eran capaces de presenciar tal evento), sino que muchos creían que televisarlo no era 'correcto, ni propio'.


Uno de los mayores críticos del Príncipe Felipe fue el mismo Sir Winston Churchill. La BBC informó que el primer ministro estaba horrorizado con la idea de meter cámaras a la sagrada abadía de Westminster.

"Sería inadecuado que toda la ceremonia, no solo en sus aspectos seculares, sino también religiosos y espirituales, se presentara como si fuera una representación teatral", dijo a la Cámara de los Comunes.

Pero a pesar de las reservas de Winston, la Reina Isabel se encariñó con la idea de Felipe y estaba ansiosa de mostrarle al país que ella era su líder. Isabel, al darse cuenta de que televisar la coronación sería una forma de romper las barreras de clase, finalmente decidió aceptar la sugerencia. Y así, después de deliberar, los que se mostraron reacios se rindieron y la BBC transmitiría el evento en vivo.


Un día antes

En vísperas de la coronación, millones de personas se reunieron alrededor de la ruta procesional en la ciudad capital. Se estima que 2 millones viajaron a Londres y se necesitaron 6 mil 500 trenes adicionales y 6 mil autobuses adicionales para llevarlos ahí a pesar del clima voluble.

Mientras tanto, dentro de la Abadía de Westminster, las joyas de la corona fueron transportadas desde la Torre de Londres y llevadas a la Cámara de Jerusalén. La regalía tradicionalmente descansa ahí la noche anterior y viene con 12 guardias de la torre, cada uno armado con revólveres para garantizar que las joyas permanezcan intactas.

Una mañana agitada

Fue un comienzo temprano para los 8 mil invitados, dignatarios, aristócratas y miembros de la realeza en la mañana del 2 de junio de 1953. Todos los invitados tenían que estar dentro de la Abadía de Westminster antes de que cerraran las puertas a las 8:30 am. El narrador del documental relató cómo los invitados habían escondido bebidas y sándwiches en sus sombreros para pasar la larga espera.

A las 11 a.m., la Abadía estaba lista para recibir a la Reina. La procesión comenzó con la Reina Madre, y luego con la Princesa Margarita. En un momento cómico, se escuchó un ruido en la puerta, y los 8 mil invitados se unieron al unísono para dar la bienvenida a la nueva soberana. El órgano se apagó y entraron cuatro limpiadores de alfombras. La multitud estalló en carcajadas y volvió a sentarse, recuerda uno de los miembros del coro.


Una larga coronación

A las 11:15 a.m. empezó la verdadera coronación y se pudo ver en pantalla por primera vez. 27 millones de personas vieron el evento, y 11 millones lo escucharon en la radio.

La coronación consistió en 5 etapas. La Reina Isabel comenzó con el reconocimiento, donde fue presentada a la multitud y al arzobispo de Canterbury, quien luego confirmaría que no era una impostora.

La siguiente etapa fue la firma del juramento cuando la monarca fue despojada de sus atuendos y vestida con un sencillo vestido. "Lo único que no pudimos quitar fueron los pendientes", relata la Reina.

La tercera etapa fue la unción del aceite sagrado, un proceso considerado tan sagrado que tuvo que hacerse bajo un toldo. Esta fue la única vez que las cámaras de televisión se alejaron de la Reina. El aceite de la unción se vertió de un matraz de oro llamado ampolla en la cuchara de la unción, el elemento más antiguo de la indumentaria.


Justo antes de la coronación, la Reina recibió la espada joya de la ofrenda, incrustada con diamantes y esmeraldas, un orbe con joyas igualmente pesadas, y finalmente el cetro, que sostenía con sus manos enguantadas como un recordatorio de que su poder debe usarse con prudencia.

La siguiente etapa fue la más esperada: la coronación. El arzobispo bendijo la corona y la colocó sobre la cabeza de la reina. Hasta hoy, ella solo ha usado la corona de San Eduardo (la única parte de la indumentaria) durante su día de coronación. Ella lo recuerda como "pesada y desequilibrada" en su cabeza.

Finalmente, la última etapa fue entronización y homenaje, en la cual los obispos la reconocieron formalmente como soberana. Entonces la reina recién coronada se levantó de su trono y se dirigió al Santuario de Eduardo el Confesor, justo detrás del altar. El santuario es el lugar de entierro de 5 reyes y 4 reinas antes de ella. En ese momento, estaba rodeada por la historia de la monarquía. Es aquí donde la corona de San Eduardo fue reemplazada por la Corona del Estado Imperial, que es más pequeña y se usa con más frecuencia.

Después de salir de la Abadía, la Reina se embarcó en un viaje de 2 horas por la capital, que terminó en el Palacio de Buckingham. "Es el comienzo de la vida de uno como soberano", dice. "He visto una coronación y he recibido otra, lo cual es bastante notable".

¿Ya te sabías todo el proceso?


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  • Andrea Bouchot
  • andrea.bouchot@milenio.com
  • Coordinadora de Chic Magazine digital. Egresada de la Licenciatura en Comunicación de la FES Acatlán. Vivo de cine, los libros, videojuegos y la buena comida.