Platicar con Regina Pavón es una experiencia avasalladora, en el buen sentido de la palabra. La actriz tiene una energía inigualable y tales ganas de comerse al mundo que habla hasta por los codos. Creo que nunca había durado tanto charlando con una personalidad para un artículo, y fue lindo y muy enriquecedor.
Me encantó entrevistarla, además, porque me hace darme cuenta de las diferencias tan abismales que existen entre generaciones. Con apenas 24 años, la actriz ya tiene una carrera de 10 años, pero se toma las cosas con tranquilidad, disfruta el camino y es increíblemente abierta sobre su vida, sus retos y sus padecimientos de ansiedad y déficit de atención.
“Toda la gente que me conoce dice que estoy un poco loca, pero creo que es porque tengo déficit de atención. Soy un ser que tiene mucha energía, hablo mucho, a veces mi cabeza va más rápido que mi lengua, entonces cantinfleo mucho. Al final no es algo que me impida vivir porque lo trabajo y voy al doctor; me cuido de verdad para estar bien. Comprendí que si no estás bien, nada esta bien...”, admite la actriz quien acaba de estrenar Los artistas, por Vix.
Regina, a quien además hemos visto en Oscuro deseo con Maite Perroni y Alejandro Speitzer, genuinamente tiene un espíritu muy aventurero y abierto al cambio, no le pone límites a su vida ni la planea con el ánimo de controlar todo.
Cuando habla de esto hace incluso pensar que es justo por ese desapego y ese vivir en el presente que es el cómo, junto con su esfuerzo, ha atraído tantas increíbles oportunidades a su vida. “No podría describir mi camino”, dice con sinceridad, “estoy abierta al cambio”.
Y continuando con esa energía que la caracteriza, en este momento que no se encuentra filmando, está escribiendo su primer guion y concretando irse a vivir a Argentina por un tiempo para tomar un curso de guionismo.
¿A qué le debes tu evolución?
Son un montón de factores, pero evidentemente el trabajo y la disciplina es lo único que te lleva a otro lugar. También a que estoy trabajando en mí constantemente, en estar bien. Si no estás bien, eso repercute en tu trabajo. Me siento muy privilegiada de haber tenido un camino sin pausas. Desde que empecé no he parado de trabajar, pero todo ha sido paso a paso. Siento que ha sido perfecto y me siento agradecida por ello. Evidentemente he visto una evolución y antes no me gustaba verme, pero con el tiempo aprendí que es bueno sentir eso, quiere decir que he cambiado, pero antes sí me causaba mucho conflicto.
¿Cuál dirías que ha sido la mejor parte de tu carrera?
La actuación me ha hecho conectar conmigo de una forma muy cañona, porque aunque siempre estás rodeado de mucha gente, también es muy solitario. Ha sido muy bonito aprender a conocerme, porque al final soy mi instrumento de trabajo.
Aprender la manera en la que quiero vivir mi vida me lo regaló mi profesión. Es una locura: cuando estás grabando no paras, hay un rigor con el que tienes que vivir para no valer gorro en tu vida personal.
¿Cómo priorizas tu salud mental?
Es aprender a cuidarse e identificar todas tus emociones para poder saber cuándo no estás bien. A mí la meditación y el ejercicio me han ayudado mucho y me cambian el día al liberar endorfinas. La salud física es igual de necesaria que la mental para estar en equilibrio. Y entender que si necesitas ayudas, tienes que pedirla. Nadie va a adivinar nada. Hace dos años me fui a vivir sola, siempre había vivido con mi mamá y mi hermana, y eso me hizo darme cuenta de que la verdadera libertad es la mental. Era importante que pasara por eso, porque si no te conoces, estás jodido... aunque el primer mes fue bien difícil y la sufrí. Por ello me gustaría que el tema estuviera más normalizado y poder contar historias alrededor de entender que muchas personas pueden padecer enfermedades mentales y no lo dicen o no lo saben.
¿Cuál ha sido una gran lección aprendida en esta industria?
Entender que el “no” es algo que vas a recibir todo el tiempo y que no quiere decir que no seas talentoso, que no lo estás haciendo bien o que no vas a triunfar después. De verdad es una carrera muy loca y complicada, porque hay tantas cosas que influyen para que tengas un proyecto o no, que no te lo puedes tomar personal. Con hacer bien tu trabajo y dar el cien por ciento, ya te puedes quedar tranquilo de que si no quedas, no es porque no hiciste bien las cosas. Y tampoco puedes permitir que nadie te meta inseguridades, pues es bien fácil compararte.
¿Y cómo manejas tú esos “no”?
Son muchos años de entender que es una carrera de resiliencia, de aprender que si me dicen que no, no es que me estén diciendo que no a mí como persona y entender que no es personal... Pero esas primeras veces que me pasó por supuesto que la pasé muy mal... lo que sí es que nunca he pensado en renunciar.