Regina Pavón es mucho más que una joven y encantadora actriz. Es una mujer comprometida con la exploración del arte en todas sus formas y con el hecho de compartir un mensaje de autoaceptación, que ha sido el común denominador en casi todos sus trabajos.
Apenas lleva poco más de una década dedicándose profesionalmente a la actuación y aunque su talento ha quedado demostrado en distintos proyectos de cine, televisión y teatro, han sido su frescura, disciplina y habilidad para adaptarse a distintos géneros y personajes, los ingredientes que han puesto su carrera en franco ascenso.
Tras participar en exitosos títulos como La doble vida de Estela Carrillo, No manches Frida 1 y 2, Dulce obsesión, Los artistas, primeros trazos, Monarca y Obscuro deseo, recientemente recibió uno de los retos más fuertes de su carrera con Las hermanas Guerra, una serie donde comparte estelares con Ana Serradilla, Claudia Álvarez, Ofelia Medina y Érick Elías.
“Es un melodrama muy interesante, porque suceden muchas cosas todo el tiempo y el público se va a mantener muy enganchado. Es la historia de dos hermanas que crecen juntas y tienen un tema con el mismo hombre, lo que genera un conflicto importante. Yo interpreto a una mujer que no le da demasiada importancia a nada, pero conforme pasa el tiempo, revela un secreto que lo cambia todo. Entonces, esta joven se va transformando y desafiando la educación machista en la que creció, para descubrir que puede ser ella misma y que no tiene que seguir las reglas que le inculcaron”, nos cuenta Regina, sobre esta serie estrenada hace un par de días a través de Netflix.
La historia se desarrolla y se rodó durante tres meses en impresionantes locaciones del estado de Durango, algo que para Regina representa una diferencia significativa con sus anteriores trabajos.
“Me parece muy lindo tener la oportunidad de mostrar diferentes partes de nuestro país. Creo que es importante no centrarnos solo en las historias de la ciudad, que es lo que más se conoce a nivel internacional. También la fotografía es algo que poco a poco se ha vuelto vital en las producciones, porque al final estamos hablando de un producto audiovisual, y en este caso es excepcional... Los colores, las luces, el diseño de producción, el diseño de arte. Cada detalle se cuidó muchísimo y, en general, esto eleva enormemente el producto final. Algo que ha hecho destacar cada vez más las producciones mexicanas en el mundo”, asegura.
El regreso al teatro
Curiosamente, el mismo día del estreno de Las hermanas Guerra, Regina cumplió 26 años de edad, por lo que considera que este proyecto ha sido un regalo de la vida.
“Cada vez que uno cumple años, claro que volteas y ves cómo ha sido todo tu recorrido. Las cosas que hiciste y las que te faltan por hacer. Y la verdad, al hacer ese balance, me siento muy agradecida, sobre todo por poder hacer lo que más me gusta, por conocer gente interesante de la que ha podido aprender mucho en los últimos proyectos y, en este momento en particular, por tener, además, la oportunidad de volver al teatro... Ha sido un verdadero aprendizaje y una locura, pues, cuando vi esta obra por primera vez, pedí que ojalá algún día me tocara hacerla a mí. Por eso, cuando me la ofrecieron, acepté sin pensarlo, aunque ha sido un reto enorme”, nos comparte.
La obra a la que se refiere es Siete veces adiós, un montaje musical creado por Alan Estrada, Jannette Chao, Vince Miranda y Salvador Suárez, que se ha convertido en todo un fenómeno.
Desde su estreno, ha sumado más de 500 representaciones con diferentes elencos y superado los 115 mil espectadores en todo el país.
“Ha sido un desafío muy grande, sobre todo porque se trata de un musical. Y aunque los actores no cantamos en la historia, hay una estructura escénica muy complicada, y muchos movimientos. Hay textos que están alineados con la música y se puede decir que es una coreografía gigante... También, poder contar una historia de forma lineal, sin cortes, se agradece muchísimo como actor, aunque representa un trabajo más intenso”, comparte.
Esta puesta en escena hace una profunda reflexión sobre el amor y las relaciones humanas, dos temas que a Regina le apasionan.
“Son cosas sobre las que tiendo a reflexionar bastante, en general en mi vida, pero pienso que es una obra tan bien escrita, que cuando la leí por primera vez, no paraba de llorar... Me parece una locura descubrir que, al final, todos nosotros somos muchas versiones de nosotros mismos a lo largo de nuestra vida. Muchas veces, por más que ames a alguien, llega un punto en donde la versión de ti mismo, y la versión de esa persona en ese momento ya no empatan, por lo que es muy difícil aceptar y soltar”, afirma.
Y agrega: “También es muy lindo darte cuenta que, cuando terminas una relación, por más que hayas durado y sientas que has perdido tu tiempo con esa persona, en realidad no es así. Simplemente se vuelven parte de ese cachito de tu historia y no tienes por qué verlo como un desperdicio o un fracaso, sino como algo que se transforma, pues los ciclos terminan... Creo que Siete veces adiós es una obra que enfatiza ese mensaje para entender que las personas que llegan a tu vida te enseñan cosas, hacen que te vuelvas una mejor persona y les aprendes, aunque a veces no todo es para siempre”.
Planes por delante
Actualmente, Regina se encuentra filmando la serie Pecados inconfesables, también para Netflix, y el próximo año planea sorprender con un par de proyectos personales que nada tienen que ver con la actuación.
“Al final, cuando te dedicas al arte, te das cuenta que hay muchas y diferentes maneras de expresión. A mí lo que más me causa curiosidad es contar historias, y por eso soy actriz, pero también escribo y he descubierto otras ramas y otros recursos para poder narrar y expresar lo que pienso y siento en este momento. Y ahí andamos, siempre explorando cosillas, como debe de ser”, dice.
Llena de planes, al apagar las velas este 13 de noviembre, los deseos de Regina se enfocaron más en cuestiones personales, que en metas laborales.
“No podría decir cuál versión de mí estoy viviendo en este momento, pero sí creo que estoy en una etapa donde lo que más me interesa es estar en paz conmigo y con la gente que amo. Ya pasé la época de salir de fiesta y de intentar de aparentar. Hoy solo trato de que no me importe lo que opinen los demás, de dar lo mejor y de estar cerca de las personas que me llenan de amor y que me procuran... Ya no busco estar rodeada de amigos, sino de tener solo a los que realmente me importan, y a ellos les doy mi tiempo... Ahora únicamente busco paz, tranquilidad, estabilidad, y seguir aprendiendo para estar siempre lista cuando lleguen nuevas oportunidades”, finalizó.