El reciente discurso navideño ofrecido por el Gran Duque Enrique de Luxemburgo, vino acompañado de una noticia que sorprendió a todos: la decisión de abdicar al trono en favor de su hijo mayor, el príncipe Guillermo.
Durante el mensaje, también señaló que la ceremonia de dimisión se llevará a cabo el próximo 3 de octubre de 2025, cuatro días antes de cumplir 25 años como soberano en un reinado que comenzó en el 2000, cuando Enrique sucedió a su padre, el Gran Duque Juan.
Durante ese tiempo, Enrique ha sido reconocido por su compromiso con el progreso y bienestar de los casi 700,000 habitantes de este país ubicado entre Francia, Alemania y Bélgica, y considerado una de las economías más estables de los 27 Estados Soberanos que forman la Unión Europea.
Regido por una monarquía parlamentaria constitucional, Luxemburgo es un Gran Ducado desde el 15 de marzo de 1815 y es dirigido por un Primer Ministro, como jefe de Gobierno, y por el Gran Duque, quien es jefe del Estado.
Con más de siete siglos de historia, la Casa de Luxemburgo es considerada una de las fuerzas políticas más fuertes de Europa Central desde el siglo XIV, por lo que la transición al trono está siendo cuidadosamente planificada, para garantizar así la estabilidad de la monarquía.
Por su parte, Guillermo, quien ha sido preparado desde joven para asumir este rol, ya ocupa el puesto de lugarteniente-representante desde octubre de 2024.
Casado con la princesa Estefanía y padre de dos niños, Guillermo asumirá el liderazgo del ducado con el apoyo de su familia.
Su esposa, nacida como Estefanía de Lannoy, se convertirá en la nueva Gran Duquesa consorte, aunque se sabe que combinará sus nuevas responsabilidades con el papel de presidenta del consejo de administración del Museo de Arte Moderno Gran Duque Juan, puesto que ostenta desde hace nueve años.
Sin embargo, la abdicación de Enrique no puede entenderse sin analizar las polémicas que han rodeado a su esposa, la Gran Duquesa María Teresa.
Desde el inicio de su matrimonio, celebrado en 1981, ha enfrentado críticas y controversias que han afectado la imagen de la corte.
Una de las disputas más notorias fue el polémico enfrentamiento con su suegra, la Gran Duquesa Josefina Carlota, a quien acusó públicamente de intentar sabotear su matrimonio debido a su origen plebeyo.
Este conflicto familiar marcó una etapa difícil para María Teresa, cuya relación con otros miembros de la familia también ha sido tensa.
A esto se suman acusaciones de maltrato y abuso de poder hacia el personal de la corte, reveladas en el llamado “Informe Waringo”, una exhaustiva investigación encargada recientemente por el primer ministro de Luxemburgo, Xavier Bettel, para conocer a fondo el funcionamiento y los gastos de la Gran Corte Ducal.