La Reina Victoria de Inglaterra es una de las figuras más emblemáticas de la monarquía británica. Muchos otros reyes y reinas han cautivado la atención a lo largo de la historia, pero pocos lo han hecho con el fervor de la Reina Victoria, en parte porque su reinado fue uno de los más largos en la historia británica.
La Reina Victoria mantuvo diferentes diarios desde los 13 años. Gracias a esto, existen registros detallados de sus pensamientos, sentimientos y acciones a lo largo de su reinado de una manera que no tenemos para muchos otros líderes famosos.
Una infancia infeliz
Así como la Reina Isabel, nadie creyó que Victura fuera a ser Reina. Cuando nació el 24 de mayo de 1819, era la quinta la línea de sucesión al trono, después de los 4 hijos mayores del Rey Jorge III. Sin embargo, todos ellos murieron de una u otra forma, primero su abuelo, el Rey, seguido por su padre, el Duque de Kent, y sus 2 tíos.
Victoria sólo tenía 11 años cuando se convirtió en heredera del anciano Rey Jorge III, y su infancia se vio ensombrecida, tanto por su rol, como por su madre controladora, que fue alentada por su presunto amante y contador, Sir John Conroy, a quien Victoria detestaba.
Como resultado, los días de la adolescente se pasaron compartiendo una habitación con su madre, aprendiendo idiomas extranjeros y jugando tristemente solo con muñecas, sin acceso a personas potencialmente "indeseables" que su propia edad le negó.
Sin embargo, en los últimos años del reinado de William, ella comenzó a acompañarlo en sus giras por el campo y ahí se convirtió en una figura popular y célebre. Durante décadas, Gran Bretaña había estado gobernada por hombres viejos y sin hijos, y la joven Victoria representaba un respiro de aire fresco.
De Princesa a Reina
Cuando Victoria se convirtió en reina tras la muerte de William IV en 1837, disfrutó por primera vez de la independencia.
Ese año cumplió 18 años, lo cual fue un momento importante ya que significaba que podía gobernar directamente, solo semanas antes de que William muriera a la edad de 71 años.
Tal inexperiencia en comparación con sus predecesores pudo ser una desventaja, pero tuvo la suerte de recibir muchos consejos e influencia política del liberal Lord Melbourne, su actual Primer Ministro.
En 1839 su deseo de involucrarse políticamente se demostró cuando el gobierno de Melbourne se derrumbó por el problema de castigar a los propietarios de esclavos en Jamaica, y ella se negó a deshacerse de sus miembros preferidos de la familia real.
Al mismo tiempo, se mantuvo firme en preservar la línea real al casarse con su amado Príncipe Alberto, un Príncipe alemán que dominó su vida incluso después de su muerte en 1861. Los 2 tendrían nueve hijos, nacidos entre 1841 y 1857.
Otro evento importante que ocurrió en 1840 fue el primer intento de asesinato hacia la Reina por un anarquista de 18 años quien le disparó 2 veces en su carruaje. Sería el primero de 7, todos los cuales sobrevivió.
Un matrimonio feliz
Todo el mundo sabe que el matrimonio de Alberto y Victoria fue increíblemente feliz, pero no fue así desde un principio.
Ni Victoria ni sus asesores favorecieron la idea de una reina soltera, a pesar del ejemplo de Isabel I. Un esposo para Victoria tendría que ser protestante, así como tener sangre real y una edad apropiada. El Príncipe Leopoldo había estado promocionando a su primo, el Príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo y Gotha (1819-1861) durante muchos años. Se conocieron por primera vez cuando ambos tenían 17 años y habían mantenido correspondencia desde entonces. Cuando tenían 20 años, regresó a Inglaterra y Victoria, enamorada de él, le propuso matrimonio. Se casaron el 10 de febrero de 1840.
Victoria tenía puntos de vista tradicionales sobre el papel de esposa y madre, y aunque era reina y Alberto era príncipe consorte, compartía las responsabilidades del gobierno al menos por igual. Peleaban a menudo, pero su amor fue puro y real.
Maternidad
Su primer hijo, una niña, nació en noviembre de 1840, seguido por el Príncipe de Gales, Edward, en 1841. Le siguieron 3 hijos más y 4 hijas. Los 9 embarazos terminaron con nacimientos vivos y todos los niños sobrevivieron hasta la edad adulta, un registro inusual para esa época.
Aunque Victoria había sido amamantada por su propia madre, ella usaba nodrizas para sus hijos. Aunque la familia podría haber vivido en el Palacio de Buckingham, el Castillo de Windsor o el Pabellón de Brighton, Albert y Victoria decidieron crear hogares más apropiados para una familia.
Como padres de 9 hijos, la pareja puso un fuerte énfasis en la moralidad y los valores familiares, y pensaron que era mejor dar un buen ejemplo a sus hijos en lugar de castigarlos. Disfrutaron de la reclusión en sus nuevas residencias de Osborne House, en la Isla de Wight, y Balmoral en las Tierras Altas de Escocia, donde podían vivir una vida privada no muy diferente de sus súbditos.
El luto
Una serie de muertes mantuvieron a Victoria de luto a partir de 1861. En marzo, la madre de Victoria murió y la Reina se derrumbó, habiéndose reconciliado con su madre durante su matrimonio. Siguieron varias muertes más en la familia, y luego vino un escándalo con el príncipe de Gales. En medio de la negociación de su matrimonio con Alexandra de Dinamarca, se reveló que estaba teniendo una aventura con una actriz.
Pero el peor golpe sucedió cuando la salud del Príncipe Alberto falló. Se resfrió y no pudo sacudirse. Quizás ya debilitado por el cáncer, desarrolló lo que pudo haber sido la fiebre tifoidea y murió el 14 de diciembre de 1861.
Cuando Alberto murió, Victoria quedó devastada y se retiró de la vida pública, lo que la hizo impopular con el público. Ella comenzó a reanudar completamente sus deberes entre 1874 y 1882, alentada por el primer ministro Benjamin Disraeli y su familia.
Fue durante esta última era de su reinado que la influencia de Victoria ayudó a traer paz y estabilidad a Europa y al Imperio Británico. Alentó a los ministros a no intervenir en la Segunda Guerra de Schleswig de 1864 entre Prusia, Austria y Dinamarca. Una carta al Emperador alemán, Guillermo I, también ayudó a evitar una segunda guerra franco-alemana en 1875. Pero lo que realmente impulsó la popularidad de la Reina fue el sentimiento imperial.
Su imperio británico
En el apogeo del imperio, una cuarta parte de la superficie terrestre del mundo era gobernada por Victoria. Fue proclamada emperatriz de la India en 1877. Al final de su reinado, Australia y Canadá eran dominios, Sudáfrica pronto se convertiría en una nación unida, y gran parte de África, el Lejano Oriente y Oceanía estaban bajo el dominio británico.
Victoria también ejerció una fuerte, aunque diferente, influencia sobre Europa. La reina estaba relacionada con casi todas las casas gobernantes en el continente, a través de sus propios parientes o los matrimonios de sus hijos, dando lugar al título "Abuela de Europa".
Victoria murió el 22 de enero de 1901, a los 81 años, después de haber sobrevivido a Alberto por 40 años. Pero nunca lo olvidó y lo recordó construyéndole diferentes monumentos que hoy en día atraen la atención del público.
¿Ya conocías su historia?