Fabián Aranzabal: referente del parkour en Hidalgo

Quiere rescatar el origen cooperativo del parkour con la variante del Displazement. Su sueño es compartir todo lo que ha aprendido y crear una gran comunidad como las que existen en Europa.

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Práctica de parkour frente al teatro San Francisco Foto: Eliot Ruiz Photography
Fabián Aranzabal Foto: Eliot Ruiz Photography
Fabián Aranzabal

Buscando espacios urbanos, Fabián se ha hecho de amigos y grandes

experiencias. Hace diez años que practica parkour, experiencia que hoy le permite impartir clase indoor y outdoor a personas de todas las edades y compartir sus hazañas en su canal de YouTube.

“Esta práctica nace en Francia, hace poco más de 20 años; surge a raíz de un barrio muy pobre, en donde los chicos ni siquiera tenían para comprar un balón de futbol. Ellos empiezan a jugar en la escuela ‘el piso es lava’ y les divierte eso, lo juegan hasta llegar a sus casas”, cuenta Aranzabal.

No era necesaria una inversión, lo practicaban hasta descalzos. “Después de varios años el parkour toma un giro inesperado, en lugar de ser cooperativo se vuelve competitivo; de ahí que nosotros retomamos la raíz”, explica.

En el estado, esta práctica ha ido cobrando fuerza con el paso de los años; según Fabián, hay un grupo importante de 50 o 60 personas en la ciudad que lo practican desde hace años. En Tulancingo hay un espacio reservado para el parkour y en Ciudad Sahagún existe un parque que fue construido para su práctica.

Por la universidad, Fabián tuvo que dejar por un tiempo el parkour, pero en sus andares por Europa se reencontró con su pasión en España, y en Alemania encontró a toda una comunidad. “Me abrieron las puertas de su casa, pude quedarme ahí y practicar con ellos”.

Los practicantes tienen que adaptarse a su entorno. Para ellos, el no poder salir a la calle no es una limitante. “Estar en movimiento es lo más importante. No tienen que ser saltos lejanos o llamativos, se pueden hacer en casa”, asegura. La preparación empieza por lo mental, antes de adquirir la condición física.

“No hay niveles, se trata de que disfrutes tus propios movimientos; eso quiere decir que todas las personas podemos realizarlo”, dice. Es en la cooperación donde se aprende el respeto, la amistad, el compañerismo. “Lo que yo quisiera hacer es compartir con todos los demás esta filosofía, para que conozcan los beneficios de la no competencia”.

En el Displazement no existen clases sociales. “Aquí no hay discriminación como en otros deportes”, comenta. Lo único que se necesita es saber dialogar con el miedo.

“Una persona que no tiene miedo está enferma; todos tenemos algo de miedo, pero el propio diálogo nos permite hacer movimientos. Como todas las actividades físicas tiene su riesgo, nosotros le llamamos riesgo aceptable. Es el riesgo que tenemos que conocer para afrontarlo”, dice.

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  • Elliott Ruiz