Lo primero que pienso cuando Paola Ramones aparece en la cámara del zoom para esta entrevista es: “Dios mío, ¡es idéntica a su papá!”. Paola tiene las características cejas de Adal Ramones, uno de los conductores y comediantes más conocidos de México, pero también su forma de ser relajada y que habla hasta por los codos.
Más allá de nuevas propuestas, Paola se quiere comer el mundo; eso me queda claro en esta plática. Y se está preparando para ello. En estos momentos vive en Los Ángeles, donde ya va para tres años, pues estudia Dirección de Cine, y previamente estuvo en la Universidad de Nueva York, donde cursó Cine y Televisión.
Con 23 años, ha hecho ruido participando en películas animadas, dirigiendo un cortometraje, trabajando con Peso Pluma en uno de sus videos musicales y actuando en películas como El candidato honesto, que se estrena en agosto y donde originalmente fue contratada para ser una de las protagonistas, pero pidió que también la dejaran trabajar como asistente de dirección. “Me dije a mí misma: ‘Puedo hacer más...’. Así soy de atascada”, bromea.
No todo ha sido fácil. Al principio se enfrentó a un padre que se negaba a que entrara a ese mundo y al que terminó accediendo por terca y en el que se ha quedado por vocación. De niña actuó con él en proyectos infantiles, pero era hasta ahí que Adal quería que su hija mayor tuviera contacto con el mundo del entretenimiento. Ahora, se está labrando su propio camino, pero para eso tuvo que dejar México y a su familia para vivir sola en Estados Unidos.
“Me ha costado bastante. Cuando llegué viví una depresión fuerte, es muy cañón cuando te enfrentas a ti misma y de la nada vives sola, te das cuenta de que no tienes a nadie más que a ti. Nunca había estado conmigo misma, pero ahora lo amo, me caigo perfecto. Pero sí, fue un periodo fuerte y rudo al principio de preguntarme quién soy, cómo soy y qué me gusta hacer”, me cuenta.
Aunque aún falta mucho por saber, es justo por esa energía y pasión que Paola platica que le encantaría trabajar tanto en su país como en Estados Unidos.
“En México hay mucho por explotar, pero estoy feliz tanto acá como allá. Aquí tengo muchos amigos que me ayudan, que le aportan mucho a mi vida y eso me encanta. Pero voy a dejar que la vida me guíe y yo me voy a poner flojita para ver hacia dónde me voy y, a donde sea, le voy a dar. Lo que sí es que prefiero el cine mexicano y sí hay muchas diferencias entre trabajar aquí que en México, donde la calidez que tenemos es impresionante”, confiesa.
Por lo pronto, Paola sigue descubriendo su estilo como cinematógrafa; uno de los directores que más admira es Wes Anderson.
“Me gusta mucho el surrealismo, la simetría y jugar con el color. Estoy estudiando Psicología del Color porque me parece fascinante jugar con el sentir placer al ver una toma, pues es posible sentir eso. Los fashion films también me encantan, te permiten explorar y se puede expresar mucho con una historia no lineal. Lo que más busco es poder contribuir con algo innovador”, dice.
Directora de cine de corazón
Al preguntarle sobre su pasión por la dirección de cine, Paola asegura que todo fue por acompañar a su papá al trabajo, pues él no quería que actuara.
“Mi papá me decía: ‘Tú no vas a actuar, vas a vivir una vida normal’. La gente piensa que como es comediante, es súper barco, pero en realidad es como un militar. Yo sabía que no podía contra eso, entonces le dije que por favor me dejara ir a verlo trabajar y me dejó, con la condición de que no podía ni hablar en el set y solo me sentara a observar. Y eso fue lo que hice, me sentaba al lado del director, pero sí preguntaba un millón de cosas y todos eran muy lindos y me enseñaban.
En los sets me empezaron a guiar por este camino y a explicarme cómo funcionaba ese mundo, entonces así fue que empecé a tener idea de qué era todo y le dije a mi papá que lo mío iba más por ahí que por la actuación en sí, aunque sí quiero seguir actuando. Escribí un cortometraje a punto de terminar la pandemia, antes de que acabara la prepa, y le pregunté: ‘¿Lo puedes actuar?’. Quería hacer mi primer corto antes de la carrera para ver si realmente es lo que me gusta. Respondió que sí y entonces dirigí Renacer, en 2020. Así que todo fue por acompañarlo a su trabajo y darme cuenta de que ahí atrás existe un mundo maravilloso en el que me siento muy contenta y como pez en el agua. A partir de esto, no paro de crear historias. Gracias a Dios que acompañé a mi papá al trabajo”.
Q&A con Paola Ramones
¿Cómo fuiste actriz y asistente de dirección en la misma película?
Les dije: “si ya voy a actuar, por favor déjenme asistir”. Me contaron que dijeron como no iba a aguantar y sí aguanté. Ser asistente es llegar primero que a todos, atenderlos, darles café e ir a todos lados. Entonces un día era actriz y al otro era Vale, mi personaje. Fue increíble el haber podido vivir en una misma película dos mundos, el de atrás de cámaras y el de enfrente. Siempre tendré algo que ver con el detrás de cámaras porque amo estar ahí.
Por lo que me dices de Wes Anderson y los fashion films, veo que la estética tiene una parte importante en ti…
Bastante, y yo pensaba que no. Pero, cuando empecé a estudiar, me di cuenta que era muy exacta con “este cuadro está chueco” o “quiero pintar esta pared de naranja para esta toma”. Entonces todos me empezaron a decir que estudiara psicología del color, que prestara atención a la arquitectura, el cómo se pueden hacer patrones en una toma y así. Y empecé a estudiarlo, empecé a leer mucho del tema y ahora me encanta. Soy la obsesiva de los colores y me encanta estar jugando con ellos.