La personalidad de Natalia Téllez es única. Nadie que la conozca puede quedar indiferente ante su honestidad demoledora, y aunque no siempre conquiste con sus comentarios, es un hecho que es una de las comunicadoras más auténticas y divertidas que hemos visto en pantalla.
Desde sus inicios como modelo hasta su paso por proyectos de cine y televisión como Veinteañera, divorciada y fantástica, Quiero tu vida, Hoy, 40 y 20, La Voz... México, ¿Quién es la máscara? o Netas divinas, Natalia siempre le ha imprimido un sello muy particular a su trabajo. La muestra más reciente es el montaje musical Siete veces adiós, al que se ha integrado para interpretar a uno de los personajes principales (L'amore).
Sobre esta incursión en teatro, la actriz nos habló en entrevista.
“Ha sido un aprendizaje gigantesco para mí, pues solo había hecho lectura dramatizada en Monólogos de la vagina. Nunca había hecho teatro profesional y para mí es un reto enorme, pero también una experiencia muy linda... Creo que el éxito de Siete veces adiós está en que se ha convertido en una familia que incluye a los músicos, el staff, la gente del teatro y, por supuesto, el público”, comenta. Este montaje musical se ha vuelto todo un fenómeno, permaneciendo en cartelera por más de dos años con distintos elencos.
“Porque habla de uno de los temas universales que nos toca a todos y que nos recuerda lo parecidos que somos en un mundo donde creemos que somos muy diferentes. Tal como es el amor en todas sus etapas: en la despedida, en el inicio, cuando se está transformando a lo cotidiano, a lo doloroso, al aprendizaje, a la madurez, a la separación... Entonces yo no puedo estar aprendiendo más y extrañar más el escenario; todos los días ya quiero que sea viernes para regresar y seguir viviendo esta experiencia increíble, porque de eso se trata”, nos dice.
Según Natalia, esta historia le ha servido como catarsis para sanar algunas de sus relaciones pasadas.
“Muchas chambas han llegado a mí para completar esas lecciones de vida que yo ya había iniciado de manera personal... El amor romántico es un concepto que muchas veces he criticado y que, creo, ha hecho mucho daño, sobre todo a las mujeres. Sin embargo, justamente esta obra habla del amor romántico, pero también del amor real y de cómo los ciclos tienen un principio y un fin, no de esos amores que son eternos. Esta historia empieza unos minutos después del “felices por siempre” y eso me ha hecho aprender a reconciliarme con mi parte cursi, dulce y rosa, que existe en todas las personas que se enamoran y experimentan esos sentimientos”, agrega.
Madre primeriza
Actualmente Natalia se confiesa enamorada de su pareja, el productor musical y fotógrafo Antonio Zavala, con quien tiene a Emilia, su pequeña hija, quien acaba de cumplir dos años.
“Nunca he tenido el lujo de tomar decisiones a la ligera. Yo fui huérfana muy joven, y aunque la gente piensa que no tener mamá es como andar en un huracán sin paraguas y sin protección, por más libre e impulsiva que he sido siempre, he tenido que pensar muy bien en los pasos que tenía que dar para crecer... Aun cuando más desmadrosa fui, creo que siempre supe muy bien que me tenía a mí solamente para cuidarme, y ahora con Emi, pasa que nos cuido por las dos, porque todo, todo hace mucho más sentido, más allá de sentir que se puedan perder ciertas libertades”, confiesa.
Según nos cuenta, convertirse en mamá ha transformado todas sus creencias y el modo en el que ve la vida.
“La maternidad me ha cambiado completamente, porque se ven las cosas desde otro lugar, y aunque mucha gente me cuestiona, dado que siempre he criticado ciertos sistemas y patrones naturalmente conservadores, creo que lo maravilloso de tener libertad es precisamente eso, tomar una decisión conforme a lo que tu corazón desea... Todo eso que suena a cliché, cuando eres mamá empieza a hacer sentido, y aunque también empiezas a caer en muchos lugares comunes, te das cuenta de que, al final, la maravilla del ser humano es que todos nos sentimos diferentes, pero somos muy parecidos. Siento que no hay un lugar más universal que el de ser mamá y personalmente creo que me ha cambiado para bien, pienso que completó un ciclo de trabajo personal, de madurez, deseos, sueños y heridas que he logrado limpiar y sanar, y que me han llevado al lugar donde estoy ahora, que es tener un ser que me complementa y estar haciendo lo que amo”, asegura.
Sobre el tipo de madre en la que le gustaría convertirse, Natalia tiene muy claras sus prioridades a futuro.
“Por ahora Emilia está muy pegada a mí, como que tiene una enorme necesidad biológica, pero siempre he dicho que cuando crezca, me gustaría que, por decisión propia, ella quiera compartir conmigo y me busque, por ejemplo, para comer. Entonces seré la mamá qué soñé haber sido, porque lo veo con compañeras que se van a cenar con sus hijos grandes y que hacen planes... Y creo que eso es el sueño de cualquier mamá, que su hijo crezca y al ser adulto se entienda contigo, más allá de los lazos y de la jerarquía que haya”, explica.
Mujer multitask
Al tener que compaginar funciones de teatro, programas de televisión y rodajes de series y películas, con la maternidad, Natalia confiesa que se ha sentido rebasada por momentos, aunque reconoce que cuenta con grandes aliados que le hacen la vida más sencilla.
“Agradezco mucho que logré en la vida armar un buen equipo. Se lo digo mucho a las mujeres, que no se puede hacer todo al mismo tiempo, es prácticamente imposible, pero se logra cuando tienes un equipo que sabe bien quién eres y que solo funcionas en la medida de que estés satisfecha, contenta y siendo honesta... El reto más grande ha sido no perder a la persona que soy, más allá de ser mamá, entonces doy gracias por tener una pareja que me ayuda, amigos, a la mamá de mi novio, a mi papá y a todos los que me ayudan con Emi... Se puede decir que somos una comunidad de gente que me entiende y me apoya; de lo contrario, se los juro, sería imposible hacer absolutamente nada de lo que he hecho”, nos cuenta.
Y sobre cómo vislumbra su futuro personal y profesional, Natalia no tiene respuesta.
“Ahora estoy más preocupada por sorprenderme y aprender. Durante mucho tiempo quise las cosas que veía afuera o soñaba con llegar a lugares donde están las personas que yo consideraba exitosas. Sin embargo, ahora estoy convencida de que ese lugar es completamente personal... Hoy solo busco aprender, crecer y volverme una persona que disfrute más de su proceso, de su vida, y transitar por muchos más lugares con paz y alegría. Honestamente espero ya no estar persiguiendo ninguna zanahoria”, finalizó.
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